"Estamos sorprendidos por el momento de la visita de Duvalier a Haití", señaló el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Phillip Crowley, a través de un mensaje de su cuenta en la red social Twitter.
Crowley agregó que el regreso del dictador, conocido como "Baby Doc", "añade imprevisibilidad a un período de incertidumbre en el proceso electoral de Haití".
También el lunes, la Organización de Estados Americanos (OEA), de tan cercana filiación a Estados Unidos, en voz de su secretario general de José Miguel Insulza, desde la capital de Haití, Puerto Príncipe, afirmó que el organismo regional esperará la respuesta de las autoridades sobre las recomendaciones dadas en el informe de las elecciones generales del pasado 28 de noviembre, cuyo resultado en primera vuelta fue desconocido y hasta ahora no hay fecha prevista para un balotaje.
En una rueda de prensa Insulza destacó que espera que “entregado el informe se proceda a esta fase de contestación”.
Pocos dudarían de que se trata de una nueva presión sobre la sufrida nación haitiana, algo que parece llevar la firma de Washington, si se sigue observando lo que declara el vocero de la Casa Blanca.
Las ambigüedades de Estados Unidos casi siempre añaden suspicacias.
Este martes, en su rueda de prensa diaria, el portavoz, Robert Gibbs, no quiso pronunciarse acerca del ex presidente Jean Claude Duvalier, alias "Baby Doc", que regresó el domingo a Haití y hoy fue llevado desde un hotel de Puerto Príncipe a la Fiscalía para ser interrogado, en medio de reclamos para que sea detenido o rinda cuentas sobre su gobierno (1971-1986), de acuerdo con la agencia noticiosa EFE.
Gibbs indicó que "cualquier líder político, presente o pasado, debería centrarse no en sí mismo, sino en lograr avances hacia una serie de importantes metas, como los derechos humanos, el proceso electoral y la reconstrucción del país".
Otro informe de Reuters dice que el Departamento de Estado de Estados Unidos lamentó este martes la vuelta a Haití del ex dictador Jean Claude Duvalier, 'Baby Doc', porque añade "cargas" a la actual administración del país caribeño.
"Lo que ocurre a partir de este punto es un asunto del pueblo de Haití. Es su preocupación, no la nuestra", explicó Crowley, quien reconoció que el país atraviesa una "situación delicada", a la que ahora se suma "una complicación más".
Sería muy deseable que nadie interfiriera.