La primer ciudad que visitamos durante nuestro recorrido por el Valle de Loira en Francia, fue Amboise, con encantadoras calles, restaurantes con mesas en terrazas, dos impresionantes castillos y su gran vínculo con Leonardo Da Vinci, cuyos restos reposan precisamente ahí, en la capilla de Saint-Hubert.
Llegamos muy temprano a Amboise desde Saint-Pierre-des-Corps, que es hasta donde fuimos en tren para iniciar el recorrido, nos tomó unos 20 minutos en auto. Amboise es una pequeña ciudad muy medieval ubicada en Indre-et-Loire, a la orilla del río Loira, como todos los puntos que visitamos en ese viaje que estuvo dedicado a conocer principalmente los castillos del Valle de Loira.
Lo primero fue hacer check in en el hotel Le Clos d’Amboise, que es agradable, acogedor y tranquilo. Desde ahí fuimos caminando a todos lados, tiene estacionamiento y sirven un delicioso y muy vasto desayuno cada mañana. (www.leclosdamboise.com/es/)
Pronto nos dirigimos al Castillo Clos-Lucé, que fue el último hogar de Leonardo da Vinci. Disfrutamos tanto esa visita y sé convirtió en uno de los castillos favoritos de mi hija porque ahí hay muchas réplicas de los inventos de da Vinci, que niños y adultos pueden probar. Como buena adolescente curiosa se dio la oportunidad de explorarlos todos.
Cuentan que Leonardo da Vinci llegó a Amboise por invitación del rey Francisco I de Francia, quien lo instaló en el Castillo Clos-Lucé, ahí está su habitación, su taller y todos los lugares que recorrió una y otra vez. Se muestra muy bien cómo vivió y realizaba su trabajo tras esas paredes. El castillo tiene enormes áreas verdes, una tienda de regalos muy linda y una cafetería con mesitas en el jardín, donde nos sentamos por un rato a tomar un helado.
Luego fuimos a pasear por la ciudad y descubrimos simpáticas tiendas y una deliciosa chocolatier frente al Castillo Real de Amboise, que se llama Bigot y es la que tiene mayor tradición en la ciudad, pues se trata de un negocio familiar que abrió en 1913. Ahí tienen qué ir y probar todas las ricuras típicas de la región. Yo aproveché para traer regalitos.
Esa noche cenamos en el Restaurante La Brèche y vaya que nos gustó. Vino local (Vouvray Moelleux 2005), cordero en tocino, asado y con frutos secos, y un fantástico postre con frambuesas, mascarpone y helado de early grey tea. El lugar es muy agradable y la atención, de lujo. (www.labreche-amboise.com)
Para concluir con broche de oro, fuimos a disfrutar del espectáculo de mapeo llamado La Prophétie d’Amboise, que se lleva a cabo en el Castillo Real de Ambiose. Con ese escenario tan bello, artistas locales, música y una gran narración, conocimos la historia del lugar de una forma muy amena. Cabe mencionar que se hace solamente en francés.
Amboise, quedas en mi wish list para el futuro.