Nadie parece saber nada a ciencia cierta y no hay manera de establecer cómo se produce ese trabajo secreto o qué se hace con los resultados del ciberespionaje. Lo que sí es un hecho, es que luego se verifican operaciones mediáticas o psicológicas que parecen salidas "de la nada". Asimismo, América Latina es punto focal del ciberespionaje, como han revelado WikiLeaks y el analista Edward Snowden, entre otros.
Un dato por aquí y otro por allá, redondean el accionar de los guerreros del ciberespacio. Por ejemplo, en marzo del 2015 el ejercito de los Estados Unidos dio un apresurado visto bueno a la contratación de 3000 civiles expertos en computación con el fin de darle robustez a su cibercomando. La razón, esgrimida para la masiva búsqueda y contratación de expertos en seguridad fue "la creciente amenaza de ataques "hackers" contra la nación".
Alguien, va a creer en casualidades en estos tópicos que requieren de decisiones al más alto nivel tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido.
Pero, volviendo a las comprobaciones de Citizen Lab, desde hace siete años una serie de personalidades de los países de la ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de América Latina), en especial, de Argentina, Brasil, Venezuela y Ecuador, son víctimas de una campaña de 'software' malicioso,
Citizen Lab denominó 'Packrat' a esta operación -que tendría el patrocinio de un actor o actores estatales-, que utiliza las páginas de Internet y las cuentas de las redes sociales para enviar este tipo de 'software', robar identidades y distribuir información falsa.
Los principales objetivos de estos hackers fueron políticos opositores y medios de comunicación independientes.
En Ecuador, los principales blancos fueron periodistas, activistas medioambientales y hasta un caricaturista. Además, publicó 'El Universo', diseñaron una página de Internet con el objetivo de conseguir nombres de usuario y contraseñas de legisladores con el fin de ingresar a sus cuentas.
Para operar, los piratas informáticos utilizaron paquetes comerciales de troyanos con accesos remotos que afectaron computadoras y teléfonos inteligentes, muy bien ocultos, por lo que no pudieron ser detectados por programas antivirus.