Recién concluida la segunda temporada, podemos decir que American Crime es una las series que mejor se ha acercado a la complicada descripción del racismo latente (o no) en la sociedad norteamericana (perfectamente trasladable a cualquier otro país donde coexisten comunidades de origen o raza distinta). Si en la primera entrega se acercaba al asesinato de una pareja "white people", y las implicaciones raciales que acababa teniendo, la segunda temporada tiene como protagonista un instituto donde aparentemente se comete abuso sexual en una fiesta de estudiantes.
Lo que tienen en común la dos temporadas de American Crime, al margen de actores recurrentes (Timothy Hutton, Felicity Hoffman, Regina King...), es el interés del guionista en darnos de bruces contra los peores sentimientos de una sociedad cuyos prejuicios (raciales, de clase...) acaban aflorando en cualquier situación que tenga un impacto social. O lo que es lo mismo, la serie desgrana en sus dos temporadas, pero especialmente en la segunda, el ramillete completo de lo que se llama "delito de odio". Aquel que se comete contra personas por razones de raza, edad, sexo, religión, clase social, ideología u orientación sexual. En esta segunda temporada que acaba de terminar, la historia del abusador y el abusado (dos estudiantes de una prestigiosa escuela de Indianapolis), no es una simple narración de víctima y verdugo. John Ridley gusta de jugar con las ambigüedades, y aquí introduce elementos que nos ponen en constante duda sobre los hechos ocurridos. Y, como ocurría en la primera temporada, el hecho puntual desencadena todo un tsunami de acontecimientos que ponen en la palestra los prejuicios de blancos contra negros, de negros contra blancos, de negros contra hispanos, de heterosexuales contra homosexuales... La última secuencia de esta temporada define perfectamente el constante equilibrio que mantiene la historia. ¿Hay víctima y verdugo? ¿Hubo abuso o no lo hubo? John Ridley explica en una entrevista en Hollywood Reporter la decisión tomada de un final abierto que deja a los dos principales protagonistas al borde de una decisión que cambiará sus vidas : "Comenzamos la historia desde el principio con dos puntos de vista y manteniendo que la historia era real para los dos". Al final, la respuesta no es respuesta, o al menos lo es en un sentido mucho más amplio que el de la resolución convencional.
Quizás por eso estamos ante una serie con escasa repercusión de audiencia en Estados Unidos, emitida en una cadena abierta, ABC, que tiene otras insignias como Anatomía de Grey (2005-) o Marvel's Agents of shield (2013-) mucho más rentables. Y quizás por ello la continuidad de American Crime aún está en el aire, aunque John Ridley dejaba abierta cualquier posibilidad, teniendo en cuenta la reciente incorporación como nuevo presidente del canal de televisión de Channing Dungey, uno de los impulsores de la serie.