La vida de Julian Kay es la de un hombre metódico, casi obsesivo. Cuida su cuerpo, su vestuario y su intelecto - es especialista en aprender nuevas lenguas - y se prepara cada día para ser profesional en su oficio. Julian ofrece su cuerpo y su encanto vendiéndolos como acompañante sexual de lujo de mujeres maduras y ricas. La trama de la película puede dividirse en dos partes: en la primera somos una especie de de voyeurs que seguimos todas las fases de la existencia cotidiana del protagonista, un tipo muy serio dedicado en cuerpo y alma a la que él mismo dice que es la única profesión que es capaz de ejercer y la segunda, un poco más floja desde mi punto de vista, en la que se desarrolla una investigación policial en la que el principal sospechoso es Julian, al que le han tendido una trampa. Schrader rueda esta película casi mítica, ya prácticamente abrazada a la estética de los ochenta, con mucha corrección propia de una película que se mueve entre lo lujoso y lo sórdido. Por un lado está el inesperado enamoramiento del protagonista de una de esas mujeres que para él han sido hasta el momento simplemente juguetes de usar y tirar que le daban de comer, por otro el repentino cambio de su situación, de joven acomodado a posible huésped de una cárcel condenado por asesinato si no es capaz de probar su inocencia frente a las numerosas pruebas que lo señalan como culpable. Creo que hay una serie basada en esta película. Sería interesante ver que han hecho a partir de este muy estimable producto.