Días antes de salir de prisión, la mujer de Sombra, Laura, muere en un misterioso accidente de coche. Aturdido por el dolor, emprende el regreso a casa. En el avión, se encontrará con el enigmático señor Miércoles, que dice ser un refugiado de una guerra antigua, un dios y también el rey de América.
Juntos se embarcan en un viaje extraño a través de los Estados Unidos, mientras una tormenta de dimensiones épicas amenaza con desencadenarse.
Poco a poco descubriremos que Miércoles es una encarnación de Odín y que está reclutando viejos dioses, cuyos poderes han disminuido por el tiempo y la falta de creyentes, para participar en una guerra contra los nuevos dioses: aquellos que conforman la tecnología moderna.
Encuadernación: Tapa blanda
¿Qué pasa con los Dioses de un pueblo cuando éste migra? ¿Cómo cambian en función de los cambios en la cultura que los vio nacer? Sobre esta premisa se construye "American Gods".
Si bien la novela es de 2001, el título no ha ganado visibilidad hasta este año pasado, momento en que se estrenó "American Gods" en Amazon Prime (serie que recomiendo y que es una maravilla visual, podéis ver la intro aquí).
En "American Gods" acompañamos a Sombra durante su trabajo como guardaespaldas de Wednesday. Aunque Sombra tarda algunos capítulos en descubrir para quién está trabajando, al lector se lo indican nada más empezar: Wednesday ("Miercoles"), viene del inglés antiguo "Wōdnesdæg", que significa "el día de Woden". ¿Sabéis qué significa Woden? Es el nombre anglosajón del dios Odín, señor de la guerra, la muerte, la poesía, la magia... Un superdios, en resumidas cuentas.
Wednesday se dedica a viajar por Estados Unidos, lugar en el que se desarrolla esta historia, y a reclutar a viejos dioses olvidados, otrora venerados por miles. Todos estos dioses, de todas las culturas y creencias, han sido desplazados por dioses más contemporáneos: el dios de las autopistas, el dios de las tarjetas de crédito, del dinero, los dioses de los coches, la diosa de los medios de comunicación, el dios de Internet, etc.
El problema reside en que cuando un dios es olvidado, su muerte es permanente. El objetivo de Wednesday es reunir a todos los dioses venidos a menos y derrotar a los dioses nuevos para instaurar un orden más clásico basado en un intercambio: sacrificios y oraciones a cambio de milagros.
A título personal, esperaba algo más de la historia en términos mágicos. Si bien es cierto que tengo influencias de historias en las que, por el contrario, los dioses siguen en auge y son muy poderosos, esperaba ver algún despliegue de magia o de capacidades, cosa que se da en el libro, pero en una medida muy pequeña.
Una cosa que si me ha gustado mucho, y en la que sigo pensando semanas después de haber acabado el libro, es cómo se trata el tema de la globalización, el comercio y la frivolidad. Según Wednesday, antiguamente las cosas tenían valor, la gente luchaba por ellas, se las ganaba y las valoraba. No obstante, ahora todo el sistema de creencias es como una cadena de comida rápida: los dioses son grandes y fuertes pero duran muy poco. Las cosas se capitalizan, se vuelven comerciales y globales, pierden su valor y son olvidadas. Así hasta que algo nuevo vuelve a surgir. Me ha hecho pensar en cómo muchas cosas se desvirtualizan por adaptarlas al ritmo de vida moderno, en cómo se vuelven "algo más". Cada vez que veo alguna corriente o movimiento que algunas empresas han terminado convirtiendo en un negocio, me acuerdo de los dioses modernos de "American Gods".
En lo que respecta a su valor didáctico en términos de mitología, resulta muy interesante, pues se mencionan multitud de dioses y nombres que de normal no se escuchan, muchas veces en favor de mitologías más "mainstream". Si estás dispuesto a compaginar el libro con la Wikipedia, puedes pasar ratos muy agradables.
En general, me ha gustado mucho, y nada más acabar este libro empecé "Coraline" y "Mitos nórdicos", ambos del mismo autor, pero aun así se me hizo lento en algunos puntos, dado que empecé el libro atraído por cierta fantasía, y ha sido algo que se me ha quedado corto.