Hasta que hace bien poco me enteré que de la unión de varios "elementos" -siempre en el buen sentido- de ambas bandas surgió una banda bajo el nombre de Santi Campos y Amigos Imaginarios, que poco más tarde pasaría a llamarse Amigos Imaginarios, una de las propuestas españolas más interesantes de los últimos tiempos.
A partir de entonces voy de cabeza con ellos, y más de un amigo ya me ha dado un toque de atención por lo "pesao" que me he vuelto con ellos... ¡pero es que son muy buenos!
Entramos de los primeros, y como curioso que es uno, me acerqué al escenario a echar una ojeada a los instrumentos y vi que la guitarra solitaria -que más tarde se colgaría Santi Campos- estaba desgastada: una buena señal.
A grandes rasgos se marcaron el disco entero, que consta de 9 temas -desde aquí digo que si a alguien se le hace corto no quiero excusas, se le da al play cuantas veces sea necesario, que no pasa nada- e intercalaron piezas de pertenecientes a sus trabajos anteriores, como el caso de la intensa e imaginativa "Lobos e Insectos" y de "Disco del Mes", una de las más solicitadas por los seguidores, las dos de su álbum de 2007 El Maestro de Houdini.
Seguidamente se lanzaron con "El Hombre Menguante", un éxito en potencia y una de las canciones más accesibles del disco gracias, entre otras, cosas al gancho de su guitarra. A partir de entonces, con las miradas cómplices y las sonrisas que se dieron entre ellos, la soltura y seguridad de sentirse en su terreno, el pedirnos que nos acercáramos más al escenario -seguimos siendo demasiado respetuosos para algunas cosas ¿verdad?- y las conversaciones y bromas entre canciones con algunos asistentes, los Amigos Imaginarios lograron conectar y comunicarse con el público -el feedback que dicen algunos otros también por ahí- y transmitir toda una extensa gama de sensaciones que pasan de la cercanía a la calidez y que nos hicieron disfrutar a todos con la impresión de estar en casa.
Así que acerté, sorprendentemente, porque pese a que conocía que el sonido de esta banda en estudio es cuidado, delicado, suave,... no sabía que en directo Amigos Imaginarios tenían esos momentos en los que distintos elementos como la intensidad y agresividad eléctrica, los juegos guitarreros plagados de distorsión y de aristas, y la capacidad de interconexión e interacción de todos los miembros de la banda para desarrollar un tema de forma más orgánica, libre y más expansiva -una característica en peligro de extinción en esto de la música lo de ver en concierto algo distinto a lo que aparece en el álbum- se daban la mano para acabar desembocando sin desfallecer y de forma natural en "Un Poco Más Feliz", una sólida composición de abocetados aires psicodélicos en la que la banda entera, con la sección rítmica tan potente e inagotable de Sebastián Giudice, el dinámico y plástico bajo de Jesús Montero, la soberbia y clásica presencia de los teclados de Charli Bautista, el brillante color aportado en las segundas voces de Ester Rodríguez, así como las tremendas letras de Santi, actuó como un mismo ser con la única finalidad de crear esta maravilla de canción:
Hasta ahora mismo no habíamos hecho hincapié en el apartado lírico de Amigos Imaginarios. Un aspecto muy importante en esta banda que tiene como responsable a Santi Campos, creador de unas letras introspectivas, reflexivas, originales y personales -pero inteligibles y claras- que hacen que el que las escuche se pueda sentir tanto identificado como interesado o atraído por ellas. Son letras como las de "Cabos Sueltos" las que hacen que los periodistas ya tengan una pregunta para sus entrevistas, la típica ¿qué hay de autobiográfico en ellas? Y la verdad, personalmente me daría miedo que la gente creyera que me conoce... Quizá sea una mala persona y tenga algo oscuro que ocultar. Quién sabe.
La verdad es que no sé si lo decía en broma o no, pero lo cierto es que el silencio es un elemento básico e imprescindible para la música, últimamente menospreciado. Es el inicio, de él surge todo y por ello se debe respetar. De ahí que en los recitales de música clásica -que suelen mantener esos conocimientos y tradiciones- no se inicia la obra hasta que no haya un silencio absoluto y no se aplaude en el final hasta que no se haya extiguido el último acorde.
Pues con ese respeto y esa calma irrumpió, tras un falso arranque, de forma conmovedora la canción con la que se despidieron hasta la próxima los Amigos Imaginarios, "Canción del Frío", una muestra más de la increíble capacidad de crear atmósferas y ambientes, de evocar paisajes y mundos que tiene esta banda. Una fría belleza repleta de contrastes entre lo sutil y etéreo de los teclados y juegos de voz y lo majestuoso de los tensos requiebros de las guitarras.
Una canción que igual que vino, se nos fue apagando...:
Tras aplaudir y gritar unos cuantos ¡bravos! -no los grititos de indios que se están poniendo de moda por aquí- vi al salir que se habían puesto un mostrador con sus discos, así que sin dudar ni un segundo me hice con Muñecas Rusas, pues pese habérmelo bajado desde la página del grupo, las cosas hay que hacerlas bien.
Esperamos que esta personal visión sobre los Amigos Imaginarios y la presentación de su disco Muñecas Rusas cale entre la gente que nos lee y escucha. Así que ya saben, aunque encasillar a este grupo es complicado, si son amantes de los sonidos americanos de clásicos como Neil Young o The Band, de referentes internacionales actuales al estilo Wilco o The Jayhawks, o nacionales como Quique González, ¡este es vuestro grupo!.