Desde febrero de 2014 las manifestaciones violentas, limitadas a los barrios ricos de algunas ciudades, entre ellas Caracas, sacuden Venezuela. El sector golpista de la oposición - que acaba de sufrir cuatro reveses electorales en un año y 18 sobre 19 elecciones desde 1998, en escrutinios alabados por todas las instituciones mundiales, desde la Organización de Estados Americanos (OEA) hasta la Unión Europea- orquestó esos actos que costaron la vida a más de 30 personas, entre ellas varios miembros de las fuerzas del orden. (1)
Incapaz de tomar el poder por la vía legal y democrática, la oposición ha decidido volver a los métodos violentos que usó en 2002 y que desembocaron en un golpe de Estado contra el presidente legítimamente electo Hugo Chávez. La comunidad internacional condenó esos nuevos ataques contra el orden constitucional y brindó su apoyo al gobierno de Nicolás Maduro.
Así, la OEA expresó, por unanimidad de sus 35 miembros -menos tres voces (Estados Unidos, Canadá y Panamá)- su “pleno respaldo […] [al] Gobierno democráticamente electo de Venezuela”. (2) Del mismo modo, los 12 países de la Unión de Naciones Suramericanas declararon de forma unánime su “solidaridad” con el “Gobierno democráticamente electo de esa nación” y condenaron “los recientes actos de violencia” de la oposición. (3)
Amnistía Internacional es una organización que defiende los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho en el mundo. Habría parecido natural y lógico que denunciara los atentados contra la democracia venezolana orquestados por la extrema derecha del país y que brindara su apoyo a las autoridades legítimas de la nación. No fue el caso.
Peor aún, el 12 de marzo de 2014, Amnistía Internacional publicó un comunicado sobre Venezuela en el que pide al Gobierno y a la oposición que “garanticen el respeto de los derechos humanos”. (4) Ubicó así en un mismo plano a las autoridades legítimas, que sufren violencias y que intentan restaurar el orden en el marco definido por la ley, y a la extrema derecha golpista, cuyos actos causaron la muerte de 31 personas y daños materiales de varias decenas de millones de dólares (tiendas de alimentos destinadas a las capas populares incendiadas, oficinas del canal de televisión público VTV saqueadas, sedes ministeriales atacadas, etc.). (5)
Para ilustrar su comunicado, Amnistía Internacional publicó una foto de un joven estudiante arrestado por la Guardia Nacional. La organización podría haber elegido publicar también una de las numerosas fotos que muestran a esos mismos estudiantes, con bombas incendiarias en mano, destruyendo edificios públicos o armados de pistolas y desfilando encapuchados por las calles sembrando el terror entre los habitantes, con el fin de brindar una imagen equilibrada de la situación en Venezuela. No fue el caso y esa elección partidista arroja una sombra sobre la imparcialidad de AI, y por consiguiente sobre su credibilidad. (6)
Amnistía Internacional a través de Guadalupe Marengo, directora adjunta del programa Américas, incluso fue más lejos. Denunció “las proclamas cada vez más violentas de las autoridades”, las cuales “amenazan con acabar con el respeto de los derechos humanos y el Estado de derecho”. En ningún momento AI citó las palabras mencionadas ni designó con nombres a esas autoridades. Hay una razón para ello: la realidad es opuesta a la imagen que presenta la organización de defensa de los derechos humanos. (7)
En efecto, todos los dirigentes venezolanos, sin excepción alguna, desde el presidente Nicolás Maduro, pasando por los ministros y parlamentarios, lanzaron llamados al diálogo y a la calma y convidaron a la oposición a que expresara sus desacuerdos mediante la vía democrática. Así, Maduro multiplicó los llamados a la concordia y expresó su rechazo de todas las violencias: “Nuestra victoria será la paz y consolidaremos la justicia. Debemos mantenernos unidos y vencer con la paz”. (8)
La OEA no cometió semejante error y expresó, contrariamente a Amnistía Internacional, su “pleno respaldo y aliento a las iniciativas y los esfuerzos del Gobierno democráticamente electo de Venezuela […] para que continúe […] avanzando en el proceso de diálogo nacional”. (9) La UNASUR, por su parte, expresó su apoyo y decidió “respaldar los esfuerzos del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela para propiciar un diálogo”. (10)
Amnistía Internacional decidió ignorar todas las declaraciones del Gobierno legítimo a favor del diálogo y del respeto de las instituciones y exigió “de las autoridades que indicaran de modo absolutamente claro que su prioridad era el respeto de los derechos humanos y del Estado de derecho” (11), trastocando los papeles entre los autores de los actos de violencia y el presidente Maduro quien intenta restablecer el orden en el marco previsto por la ley, cumpliendo así su deber ejecutivo. No obstante, además de los llamados a la resolución pacífica de los diferendos políticos, el poder bolivariano repitió varias veces -desde el inicio de las manifestaciones- que prevalecería la Constitución. “Nada nos apartará del camino de la Patria y de la vía de la democracia”, expresó Nicolás Maduro. (12) Amnistía Internacional decidió ocultar deliberadamente esas declaraciones.
El comunicado de Amnistía Internacional dedica una frase a la oposición con un tono diplomático que contrasta con la virulencia usada hacia las autoridades legítimas: “Exhortamos por otra parte a los dirigentes de la oposición a lanzar un llamado a sus partidarios para recomendarles que no usen la violencia, particularmente contra las personas cuyas opiniones políticas difieren de las suyas”. En ningún momento Amnistía Internacional mencionó o condenó las declaraciones de los principales dirigentes de esta misma oposición que públicamente llamaron a romper el orden constitucional. (13)
Así, la Organización de defensa de los derechos humanos habría podido citar las palabras de Leopoldo López, líder del partido Voluntad Popular, que participó en el golpe de Estado de abril de 2002, y que lanzó una llamada a la insurrección en enero de 2014. “Queremos lanzar un llamado a los venezolanos […] a que nos alcemos. Convocamos al pueblo venezolano a decir ‘basta ya’. […] Con una meta a discutir: ‘la salida’. ¿Cuál es la salida de este desastre?”. (14) Mientras los actos de violencia causaron la muerte de 31 personas, el 19 de marzo de 2014, López volvió a alentar a sus partidarios a perpetrar nuevas violencias: “Hago un llamado a todo el país a mantener y aumentar la presión hasta quebrar la dictadura”. (15) Amnistía Internacional habría podido condenar este llamado público a derrocar a un Gobierno democráticamente electo. No fue el caso.
También Amnistía Internacional habría podido mencionar las declaraciones de la diputada de la oposición María Corina Machado, quien exhortó a los Venezolanos a la revuelta: “El pueblo de Venezuela tiene una respuesta: ‘Rebeldía, rebeldía’. Hay algunos que dicen que debemos esperar a unas elecciones en unos cuantos años. ¿Pueden esperar los que no consiguen alimentos para sus hijos? ¿Pueden esperar los empleados públicos, los campesinos, los comerciantes, a quienes les arrebatan su derecho al trabajo y a la propiedad? Venezuela no puede esperar más”. (16) ¿Acaso condenó Amnistía esas declaraciones? De ningún modo.
Al apoyar a la oposición golpista venezolana, al silenciar los crímenes que cometió la extrema derecha, al manipular la realidad factual, al pronunciarse abiertamente contra el gobierno legítimo de Nicolás Maduro, contra le democracia venezolana y contra la voluntad mayoritaria del pueblo venezolano expresada en las urnas, Amnistía Internacional se mofa de sus principios y de su razón de ser, a saber la lucha por los derechos humanos. La organización internacional engaña deliberadamente a la opinión pública y traiciona los valores a los cuales se adhirieron cientos de miles de militantes de la emancipación humana de todo el mundo.
Notas:
1) Agencia Venezolana de Noticias, «Fallece otro efectivo de la GNB por violencia fascista en Táchira», 19 de marzo de 2014.
2) Organisation des Etats américains, «Consejo permanente aprobó declaración sobre la situación en Venezuela», 7 de marzo de 2014. http://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=C-084/14 (sitio consultado el 18 de marzo de 2014).
3) Union des nations sud-américaines, «Resolución», 12 de marzo de 2014. http://cancilleria.gob.ec/wp-content/uploads/2014/03/RESOLUCI%C3%93N-UNASUR-MARZO-2014.pdf (sitio consultado el 18 de marzo de 2014).
4) Amnesty International, «Climat de violence au Venezuela : le gouvernement et l’opposition doivent garantir le respect des droits humains», 12 de marzo de 2014. http://www.amnesty.fr/AI-en-action/Violences/Armes-et-conflits-armes/Actualites/Venezuela-les-droits-humains-etouffes-11151 (sitio consultado el 18 de marzo de 2014).
5) Agencia Venezolana de Noticias, «Grupo fascista encapuchado atacó sede del Ministerio del Ambiente en Táchira», 20 de marzo de 2014.
6) Amnesty International, «Climat de violence au Venezuela : le gouvernement et l’opposition doivent garantir le respect des droits humains», op. cit.
7) Ibid.
8) Agencia Venezolana de Noticias, «Maduro: Nuestra victoria será la paz», 19 de marzo de 2014.
9) Organisation des Etats américains, «Consejo permanente aprobó declaración sobre la situación en Venezuela», op. cit.
10) Union des nations sud-américaines, «Resolución», op. cit.
11) Amnesty International, «Climat de violence au Venezuela: le gouvernement et l’opposition doivent garantir le respect des droits humains», op. cit.
12) Salim Lamrani, «25 verdades sobre las manifestaciones en Venezuela», Opera Mundi, 23 de febrero de 2014.
13) Amnesty International, «Climat de violence au Venezuela: le gouvernement et l’opposition doivent garantir le respect des droits humains», op. cit.
14) Salim Lamrani, «25 verdades sobre las manifestaciones en Venezuela», Opera Mundi, op. cit.
15) EFE, «Opositor Leopoldo López pide a venezolanos aumentar presión ‘hasta quebrar la dictadura’», 19 de marzo de 2014.
16) Salim Lamrani, «25 verdades sobre las manifestaciones en Venezuela», Opera Mundi, op. cit.
Salim Lamrani es Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba. Les médias face au défi de l’impartialité, Paris, Editions Estrella, 2013, con un prólogo de Eduardo Galeano.
OPERA MUNDI