subieron triunfantes lavanderas,
y todo ardió, y todo fue estrella:
el mar, la nave, el día se desterraron juntos.
Ven a ver juntos los cerezos de el agua constelada
y la clave redonda del rápido universo
ven a tocar el fuego del azul instantáneo,
ven antes de que sus pétalos se consuman.
No hay aquí si no luz, cantidades, racimos,
espacio abierto por las virtudes del viento
hasta entregar los últimos espacios de la espuma.
Y entre tantos azules celestes, sumergidos
se pierden nuestros ojos adivinando penas
los poderes del aire, llaves submarinas
.
PABLO NERUDA