Si Clara de Offreduccio es en el relato ejemplo de amor divino, el amor profano lo soporta su amiga íntima Bona di Guelfulccio, quien desde su más tierna niñez ansiaba realizarse como mujer y madre. Este deseo no fue obstáculo para que en todo ayudase a su amiga Clara sufriendo por ello el desprecio de Rainiero, si bien la monja santa moverá hilos de manera sabia para que las ansias de Bona culminen adecuadamente.
El estilo. Sandra Ferrer construye una historia lineal que se lee con gusto y rapidez. Distribuye el relato en diez capítulos a los que añade un Epílogo y, posteriormente, una Nota de la Autora en la que aclara cuánto de realidad -mucho- e invención -lo justo y necesario- contiene esta novela histórica.
La documentación y fidelidad histórica se perciben como extraordinarias. Gracias a ellas nos adentramos en la atmósfera de la época y al leer nos encontramos a gusto en las situaciones que se nos muestran. Se ve, además, cómo a Sandra Ferrer le mueven las personalidades femeninas fuertes que culminan en historias relevantes, como ésta de la fundadora de las Madres Clarisas. La escritora reivindica en sus blogs y en sus publicaciones la figura de la mujer tantas veces ninguneada a lo largo de la historia. Su libro "Mujeres silenciadas en la Historia" es, como parece anunciar el propio título, buen ejemplo de ello.