Un día, su confidente y mi mejor amiga, Cayetana, le propone embarcarse en una aventura, ir a visitar el país vecino de vacaciones y hacer una ruta por las kasbahs. Sin saber muy bien por qué, acepta.
Said Benjelloum es un hombre que también, en parte, se ha forjado a sí mismo. Es hijo de uno de los hombres más importantes de Marruecos, lleno de tradiciones arcaicas, que chocan radicalmente con las ideas de Said. Por ello, rehúye todo lo posible de ello y se dedica en cuerpo y alma a su empresa de turismo, que ha levantado desde los cimientos él solo.Dos o tres veces al año, Said decide volver a sus inicios. Sale de su despacho, por necesidad, por desconectar… y decide ser un simple guía, uno más.