Argumento
Un día, su amiga Prudence Mercer recurre a ella con una extraña petición. Christopher Phelan, capitán del ejército, ha sido destinado a la sangrienta guerra de Crimea en 1854. Desde allí le ha mandado una carta en la que, aparte de las terribles situaciones que enfrenta, le habla de Albert, un perro de un compañero caído al que no sabe cómo tratar por su irascibilidad. Prudence, sabiendo la mano de Beatrix con los animales, le pide que le responda ella a la carta pues no sólo no tiene ni idea de qué responderle respecto a lo del perro, sino a todo lo demás. Además, Christopher es para ella sólo un pretendiente más, uno de los hombres más apuestos en los bailes que se daban, pero esta versión tan amargada y seria no le interesa. Incluso le daría igual no responder a su aburrida carta. Sin embargo, Beatrix, leyendo el dolor por el que está pasando y queriendo ayudar aunque sea un poco, se decide a intercambiar cartas con él bajo el nombre de su amiga. La cuñada de éste, Audrey, también buena amiga de Beatrix, será quien se las haga llegar mientras cuida a John, su marido y hermano mayor de Christopher, enfermo de tuberculosis.
Cuando la guerra termina y Christopher vuelve convertido en héroe nacional pero con profundas heridas mentales, trastornado por lo que ha vivido, sólo confía en que la Prudence de las cartas le haga volver a la vida real.
Reseña
Me da pena decirlo, pero me despido de la saga con un sabor agridulce. Como incluso la tercera, Tentación al anochecer, que fue la más floja de todas, me ha gustado, pero esperaba mucho más de lo que ha dado. Vayamos por partes.Para empezar, la novela tiene una primera parte realmente buena. Toda la parte de las cartas es preciosa y, al regreso de él, está el punto de interés de ver cómo se acabará dando cuenta de la verdad, que Prudence no es la autora de las misivas y que quien realmente puso su corazón en ellas fue Beatrix.Otro punto muy positivo es que Beatrix es la más desinhibida de las mujeres que han pasado por la saga, salvo quizás por Win, con quien está a la par en lo que respecta a saber lo que quiere y a quién quiere. Beatrix tiene el punto extra de ser ella la que se lanza.También hay que decir que, en general, la situación de Christopher tras la guerra está muy bien tratada. Tiene, claramente, Trastorno de Estrés Postraumático, cuando por entonces esto ni tenía nombre, sólo era "locura". No estoy nada versada en cuestiones mentales pero el retrato de sus síntomas parecer coherente y seguro que la autora se informó en condiciones para escribir de ello. No es algo que se supere de un día para otro y seguramente, aunque mejore, durante toda su vida sufrirá las secuelas, lo que queda bien reflejado.