Amor, ¿lo piensas o lo sientes?

Por Andrea Alanís @andrealanis

Hablar del amor es como cuando alguien te pregunta por tu película favorita o aquel album que te cambió la vida o ese libro que te capturó con una simple frase y que sigue persiguiéndote mientras te preguntas ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?

Hablar del amor es como hablar de ese unicornio que no existe pero que lo encuentras en infinidad de objetos y que hoy decora las casas de todos. Porque hablar del amor para ti es diferente que para mi y si no nos ponemos de acuerdo, entonces, ¿qué es el amor?

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En Estudios sobre el amor, Ortega y Gasset habla sobre el amor y lo distingue de los amores, que son esas historias que accidentadas o no, se complican y terminan siendo todo menos amor. Entonces, amar, desear y querer, ¿es lo mismo o no? Según el libro no. El deseo es pasajero, el deseo, es esa meta cumplida, aquello que anhelas, que sueñas y que de una u otra forma consigues. Y la gran diferencia entre amar y querer, la encuentras en la RAE, en El principito y hasta en la canción de José José.

Amar y querer no es igual y eso lo sabes.

El querer es un estado transitorio, te sientes atraído a una persona, lo quieres, lo necesitas. El amar, pero amar de verdad, va más allá de una simple emoción. – Paul Hudson.

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Fragmento de El principito.

—Te amo. —le dijo el Principito a la rosa.
—Te quiero demasiado. —le respondió ella.
Inmediatamente le contestó el Principito:

—No es lo mismo, querer significa tomar como una pertenencia a los demás o a algo en particular. Es encontrar en los otros lo que llenaría mis expectativas de compañía y sentimiento de afecto. Si la otra persona no me da esperanza, sufro. Debemos entender que cada uno de nosotros es un Universo. En cambio si amo a alguien, no tengo expectativas ni espero algo a cambio.

Y siguió diciendo:

—Amar es desear lo mejor el uno al otro, incluso si esta persona tiene motivaciones muy diferentes a las mías. El amor es para permitir que el otro sea feliz, aun cuando su camino sea diferente al mío. Es un sentimiento desinteresado que nace para darse y tiene que ser completamente desde el corazón.
Sólo podemos amar lo que sabemos, porque el amor significa saltar en el vacío, y es un acto en donde nos entregamos por completo con nuestra vida y el alma. Y nada puede compensar un alma entregada.

El amor es saber que no cambiará por ninguna razón lo que siento, ni el tiempo, las dificultades o mis propios tormentos pueden afectarlo.

Dar amor no agota el amor, muy al contrario, esto lo expande y aumenta ya que esa es su naturaleza. La única manera de devolver el amor, es abrir el corazón y dejarse amar.

—Ya entendí. —le respondió la rosa.
El amor no se puede entender, se debe vivir. —dijo el principito.

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Al final, se puede decir que el amor verdadero, pensado o sentido, es un hacer feliz a ese otro que está frente a ti. Es caminar en la misma acera tomados de la mano haciendo equipo para lo bueno y mucho más en lo malo. Es ese cosquilleo, ese no sé qué que te hace hacer locuras y que día a día cultivas para no dejarlo morir. Amar, no es sólo un sentimiento, es acción. Es echarle creatividad e innovación día a día. Amar es respetar, es no querer cambiar a tu pareja, amar es aprender del otro, es escuchar pero también es no callar. En la guerra y en el amor no todo vale y el lastimar, hacer menos y el no respetar a alguien, no es amar.

En El Arte de Amar, Fromm explica que el amor no es sólo una relación personal, sino un rasgo de madurez que se manifiesta en diversas formas: amor erótico, amor fraternal, amor filial, amor a uno mismo…

El amor es una actividad, no un afecto pasivo; es un “estar continuado”, no un “súbito arranque”