Amor sin control. El estigma de la adicción al sexo.

Publicado el 28 mayo 2014 por Criticasen8mm @Criticasen8mm
Título original:
Thanks for sharing
Año:
2012
Fecha de estreno:
30 de mayo de 2014 
Duración:
112 min
País:
Estados Unidos
Director:
Stuart Blumberg
Reparto:
Mark Ruffalo, Tim Robbins, Gwyneth Paltrow, Pink, Josh Gad, Joely Richardson, Patrick Fugit
Distribuidora:
Karma Films
El guionista Sturart Blumberg (Los chicos están bien) se pasa a la dirección de la mano de Amor sin control, una ligera película dramática con elementos de comedia. En ella se narran tres historias simultáneas y complementarias sobre tres hombres con una enfermedad común: la adicción al sexo. Pero Blumberg le da un tono optimista a su historia sin profundizar en la degeneración, en el descenso a los infiernos que ya hemos visto tratado en otras películas sobre esta adicción como Shame o la reciente Welcome to New York. En Amor sin control lo importante son las relaciones humanas, el apoyo mutuo, y cómo nuestros protagonistas afrontan y se deshacen de los demonios del pasado.
Mark Ruffalo podría considerarse el personaje central. Lleva cinco años limpio de su adicción y su mentor, Tim Robbins, considera que ha llegado el momento de que inicie un romance con alguna chica. Entra en escena Gwyneth Paltrow, tocada también por su pasado reciente. Entre ambos se establecerá una conexión obstaculizada por las mentiras y el miedo a reincidir en los mismos errores. Robbins actúa como “padre” pues es el encargado de las sesiones terapeutas. No obstante, lidia con sus propios fantasmas y mantiene una difícil relación con su hijo, un ex ladrón. En las sesiones de terapia Ruffalo acabará como mentor de Josh Gad, un doctor que, tras ser denunciado por acoso en el metro, admitirá su problema.

A través de estos tres personajes, se va tejiendo una trama sin grandes pretensiones, más allá de aprender con ellos de sus fracasos y aciertos. El guion mesura el drama con el humor, aunque con el paso de los minutos se decante por el lado serio y, adrede, acabe tropezando en lugares comunes con el objetivo de emocionar al espectador (se lo perdonamos). Amor sin controles una feel-good movierealista que no juzga a sus personajes, la mayor baza de esta película. La elección del casting eleva la opera prima de Blumberg por encima de otras producciones de este calibre. Incluso la cantante Pink, en su primer papel dramático en cines, nos sorprende con su candidez y la sana relación de amistad que su personaje es capaz de mantener con el de Gad.
Ruffalo estremece y enternece, Robbins abruma y apena, Gad divierte y le compadecemos. Todos ellos se necesitan mutuamente -personajes y actores- para componer una película coral sencilla y cercana la cual nos regalará momentos de tensión, de impotencia (no, sexual precisamente, no), de conmoción y de satisfacción (no, sexual tampoco) bien medidos. El estigma de la adicción al sexo, como tema social tabú, revolotea durante todo el metraje pero es todo un acierto no haberlo convertido en algo sucio y utilizarlo sólo como macguffin para comprender la dificultad de las relaciones humanas. Tres personajes maravillosos que demuestran lo complicado que es caminar por las calles sin tropezar con los bordillos o sin chocarte con las personas. 
6/10