El año pasado, después que su madre fue hospitalizada durante un par de días, Isabel le escribió estas palabras a algunos de sus amigos: «Aunque parezca raro, estoy muy agradecida por la travesía que estoy viviendo con mi madre. Detrás de la pérdida de la memoria, la confusión y la total impotencia, hay una persona hermosa que ama la vida y está en completa paz. Estoy aprendiendo muchísimo sobre lo que significa el amor verdadero, y aunque probablemente no hubiera pedido atravesar esta situación ni las lágrimas y el dolor de corazón que la acompañan, no lo cambiaría por nada».
La Biblia nos recuerda que el amor es paciente y bondadoso. No busca lo suyo ni se enardece con facilidad. «Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (1 Corintios 13:4-7).
El amor verdadero se originó con nuestro Padre, quien nos dio el regalo de su Hijo. Al procurar mostrar su amor a los demás, podemos seguir el ejemplo de Cristo, quien entregó su vida por nosotros (1 Juan 3:16-18).
Amar de verdad es ayudar a otros en nombre de Jesús aunque no puedan devolver el favor.
(Nuestro Pan Diario)