Después de narrar esta historia de insectos, mi amiga escribió: «¿Cómo andan las cosas en tu trabajo?». A veces, necesitamos que se nos recuerde qué precisan aquellos que han dejado las comodidades y los beneficios del hogar. Dios llama a cada uno a diferentes sendas de servicio, y algunas son accidentadas. A nadie le agrada trabajar en una oficina invadida de hormigas, pero mi amiga no está allí para obtener ventajas.
Su corazón y el de muchos otros creyentes han sido capturados por Cristo, y consideran que abandonar las comodidades y los servicios «básicos» es poca cosa si se trata de honrar a Aquel que nos ama. Ellos necesitan nuestro respaldo tal como Pablo dependía de sus amigos filipenses: mediante la comunión (Filipenses 1:5), las finanzas (4:16) y el interés sincero (4:18). Cuando alentamos a nuestros amigos que han dejado el entorno familiar para servir a Dios en otras partes, mostramos nuestro amor al Señor, que los envió.
La gloria de la vida es amar, no ser amado; dar, no recibir; servir, no ser servido.
(Nuestro Pan Diario)