Para la sorpresa de Natasha su nuevo amigo era mucho más sencillo, más humano, más persona por resumir que los anteriores guaperas. No tenía reparos en presentarla a su gente, sus amigos, hablar delante de ella por teléfono. No la criticaba ni la ponía en evidencia ni le hacía comentarios hirientes delante de las terceras personas, ni siquiera a solas. La aceptaba con su cara lavada, con y sin tacones, no insistía mucho en tener sexo a diario; en fin, era sospechosamente muy normal.Un Domingo Fran organizó en su casa en las afueras de Madrid la barbacoa e invitó a mucha gente. Eran más de veinte. Entre los invitados había un hombre que desde que entró por la puerta, no le quitaba el ojo a Natasha. Al final de la comida que se convirtió en cena, Natasha se le acercó a Ignacio y se sentó a su lado. Así charlaron animadamente el resto de la noche. Ella, haciéndole todas aquellas preguntas que tenía preparadas para Fran. Sin duda Ignacio le encajaba mucho mejor. Soltero a los 45, dos relaciones muy cortas, algo tímido, pasó su vida buscando una princesa. Era evidente que Natasha era lo que más se acercaba al ideal de aquella princesa que Ignacio había dibujado en su imaginación.- ¿Debo preocuparme por algo? – preguntó Fran cuando los invitados se fueron cada uno a su casa mientras rellenaba el lavaplatos. Natasha algo despistada y ausente encendió un nuevo cigarillo.- Te lo diré mañana, - contestó Natasha después de una larga y silenciosa pausa y se fue a dormir a la habitación de invitados en la planta baja del enorme chalet en Somosaguas.Al día siguiente desayunaron sin intercambiar ni una sola palabra. Por la noche, cuando Fran volvió de trabajo, encontró una nota que le esperaba en la encimera de la cocina: IGNACIO ES EL HOMBRE DE MI VIDA. SUERTE EN LA TUYA. NATASHA ...La conocí un año después de estos acontecimientos.
Llevaba casada con Ignacio casi ocho meses y nada más sentarse a mi mesa en una popular cafetería del Barrio Salamanca, se quejó: sepas que no hay nada peor que casarse con un hombre que llega soltero a los 45!
- ¿Y eso? - pregunté como si no supiera la respuesta.
- Solo hace caso a su madre, que es muy mandona. Mi matrimonio es un suplicio!Por eso, después de una discusión, cuando Ignacio se fue con su madre al apartamento de la playa, Natasha me pidió que nos reuniésemos y que le ayudase a buscar trabajo.- Se me puede tachar de lo que sea: de fría, calculadora, poco sensible, pero mi vida es mía y quiero vivirla cometiendo un mínimo de errores. - empezó su exposición Natasha.- No te imagino preocuparte de repente lo que los demás piensan de ti, - repliqué.- Me preocupa que después de un año de relación Ignacio sigue haciéndole más caso a su madre! Y cuando discutimos utiliza el mismo argumento: me recuerda la forma de abandonar a Fran, sin importarme sus sentimientos . ¿Crees que es justo? - me preguntó indignada.- No, no lo es, Natasha, pero me imagino que cuando te alteras, también le dirás cosas desagradables…- Nunca cruzo esa línea de falta de respeto, y ojalá que no la cruce nunca. En cualquier tipo de relación hay un límite, y es sagrado, y que debes saber si lo cruzas, no hay marcha atrás. Invertí mucho en esta relación, me lo he jugado todo por él, y le quiero, le quiero muchísimo, pero no soporto a su madre y la influencia que tiene sobre su hijo, - se quejaba mi interlocutora.- Se dice en el Oriente que si no puedes vencer a tu enemigo, pacta con él. No me creo que una chica tan inteligente y tan pragmática como tú, Natasha, no seas capaz de conseguir la llave secreta al corazón de tu suegra.- sonreí para bajar un poco la tensión acumulada.- Hay una llave, - respondió Natasha, - y se llama "nietos". Ignacio es su único hijo y ella es viuda desde hace 20 años. Su hijo es su vida y solo un nuevo miembro de la familia, alguien muy pequeño y que no le conteste a todas sus tonterías, será capaz de ablandar el corazón de esa bruja…- y sonrió. Parecía que Natasha verdaderamente sabía mucho. Esta chica era muy sabia.- Pues si lo sabes, ¿por qué no? - pregunté para concluir nuestra charla.
- Sí, pero antes que suceda quiero trabajar, ser útil y verles menos tiempo posible.A los ocho meses de esta conversación Natasha dejó la oficina donde trabajó por mi recomendación, y esperó el nacimiento de su primera hija, Kseniya Margarita.El segundo nombre de la pequeña le fue puesto por la abuela paterna que se desvive por su pequeña, adora a su nuera y no se mete más en la vida de su hijo. Ignacio no ha cambiado mucho en sus manías y hábitos obtenidos en 45 años de su soltería. La que ha cambiado y mucho es Natasha. Aquella chica fría y pragmática, que medía cada su paso; que dejó atrás sin contemplaciones a más de un corazón partido hoy es una buena esposa y una madre y nuera ejemplar, y lo ha conseguido sin cruzar ni una sola vez aquella línea invisible de respeto en relaciones personales.