Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte. A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar. Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.
Acabo de terminar de leer "Ampliación del campo de batalla" del polémico Michel Houellebecq. El escritor, en su primer libro, cuenta una historia casi paralela a la suya propia, hombre de treinta años, su edad aproximadamente cuando se publico el libro, 1994, azotado por la vida, por el signo de los tiempos, el cambio total y la ampliación del campo de batalla de la vida que representa la "liberalización" a ultranza de los usos y formas de la vida actual. El narrador, ingeniero informático, agotado y enclaustrado en un trabajo aburrido, en el ámbito agronómico como es la formación del propio Houellebecq, y con atisbos más que palpables de inutilidad no encuentra salida ni siquiera en la amistad con el frustrado y malhadado Raphäel Tisserand. En el trasfondo su relación con las mujeres, uno de los ejes sobre los que rota el texto, donde recupera una y otra vez una relación, ya lejana en el tiempo, con una malvada y omnipresente en todas las mujeres, Veronique. Su vida, como la de la mayoría de los protagonistas del autor, vive en una "sopa" de desconcierto, existencialismo nihilista "a la Cioran" y soledad concernida. Este "único" personaje de Houellebecq irá, luego, madurando y creciendo en otras novelas del autor Plataforma, Posibilidad de una Isla, El mapa y el territorio, (queda por leer Lanzarote y Partículas elementales) pero desde el descreimiento de una sociedad, la europea, en franco retroceso donde los valores, familia, política, multiculturalidad, progreso se van perdiendo y las identidades diluyendo en un conflicto finisecularSu vida se desliza por un tobogán de desconcierto, amargura, y descubrimientos de nuevas formas de ser y pensar que lindan, con mucho, con la angustia, la desesperanza, la depresión e incluso la locura.En la fase de la vida en la que me encuentro en la actualidad, con lo vivido y aceptado, nada de lo leído me ha parecido extraño ni exagerado, incluso ni siquiera los párrafos maximalistas que enarbola para, tremolando, poner de manifiesto el deterioro del narrador a lo largo de la novela.Literatura, personas, vidas. Recuerdos del día de mañana.
Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte. A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar. Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.
Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte. A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar. Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.