El primer Houellebecq, aunque como a todo yo haya llegado tarde. Indicios suficientes de sus deseos de tocar las pelotas al establishment, rasgo que no ha perdido en todo este tiempo, aunque puntualmente sí haya mejorado sus maneras en novelas subsiguientes.
Su radiografía del individuo urbano de hoy sigue siendo básicamente la misma e igual de certera: un informático desengañado, infeliz y sexualmente frustrado pasea por Francia tratando de vender las ventajas de los nuevos programas informáticos a empresarios igual de desganados e infelices. Un tanto previsible si ya te las has visto con el enfant terrible de las letras francesas.
Novela profundamente depresiva. Pero hubiese estado bien empezar por el principio.
Las partículas elementalesPlataformaSumisiónEl mapa y el territorioSerotoninaLa posibilidad de una islaAmpliación del campo de batalla