Entre sus hazañas estaba, la capacidad de elaborar hechizos y venenos de todo tipo, que podían afectar tanto a personas como a elementos de la naturaleza. También se las consideraba capaces de volar ( en palos, animales, demonios o con la ayuda de unguentos) y de transformarse en lobos, atacando a inocentes víctimas por los oscuros bosques. No todos los teólogos de la época creyeron en la realidad física de los vuelos y en la metamosfosis de brujas: algunos los atribuían a ilusiones o ensueños impulsados por el Diablo.
Vuelo de las brujas de Vaud. Miniatura en un manuscrito de Martin Le France, Le champion des dames, 1451.
Además, las brujas eran conocidas por utilizar afrodisíacos y por su excesiva lujúria. En la Inglaterra Medieval, varias damas de la nobleza habían sido acusadas por emplear sortilegios para incitar a los hombres a casarse con ellas. El caso más conocido fue el de la reina Elizabeth Woodville, que sedujo al joven rey Eduardo IV. Las brujas supuestamente también se involucraban en relaciones sexuales ilícitas, conducta que era considerada pervertida y anormal por sus contemporáneos. Los expertos alegaban que del resultado de su unión con el Diablo, daban a luz a bebes deformes, sacrificaban a niños, incluyendo a sus propios hijos, y cometían incesto. También era condenadas por atormentar a los hombres, incluso sus esposas, con impotencia.
El nacimiento de niños deformes era visto como un castigo que Dios enviaba por los pecados sexuales cometidos por sus progenitores. Los clérigos interpretaban la aparencia de estos bebés como un mal angúrio y al mismo tiempo como un óptimo ejemplo de la justícia divina. Las comadronas inspecionaban los recién nacidos, incluso los que eran resultado de un aborto, para averiguar si poseían algún defecto. Cualquier irregularidad era descrita como algo monstruoso: un mechón de pelo en el ombligo, la piel llena de pliegues en la espalda y especialmente gemelos siameses.
La sodomía y brujería eran asociados con el incesto. Aunque era prohibido, este último acto no escandalizaba a los ciudadanos de la era Tudor tanto como lo hace en el siglo XXI. Tal vez por desconocer las normas de la genética y de la herencia ,y por las habituales dispensas papales que permitían algunas uniones incestuosas entre la nobleza, no lo contemplaban como algo extraño, si bien que tales vínculos no eran autorizados entre hermanos de pura sangre. Sin embargo, antes que Enrique VIII desposara a Ana Bolena, de hecho, circularon rumores en la corte para zanjar el problema de la sucesión, y como solución proposieron que su hija María Tudor contrayera matrimonio con Henry Fitzroy, su medio hermano ilegítimo.
Basado en los estudios de la historiadora Retha Warnicke, a continuación, exponemos las razones por las que el pueblo creía que Ana Bolena era en realidad una bruja:
- Supuestamente abortó un feto monstruoso y deforme en enero de 1536.
- Enrique VIII empezó a sufrir impotencia, este hecho salió a la luz en el juício de George Bolena, cuando Lord Rochford fue acusado de discutir este asunto con Ana.
- Se dijo que sedujo a su hermano para que cometiera incesto con ella.
- Ana fue culpada de cometer adulterio con conocidos libertinos, hombres que eran considerados inmorales y sodomitas.
-El rey Enrique confesó ante uno de sus cortesanos que "fue seducido y forzado a un segundo matrimonio por medio de sortilegios y hechizos."
- Se cree que Ana practicó incesto con su hermano en el palacio de Westminster, pero en realidad se encontraba con el rey en Windsor. Eso prueba que las brujas podían volar.
- El testimonio de Lady Bridget Wingfield, supuesta amiga y dama de compañía de Ana, aseguraba que la reina había mantenido relaciones sexuales (mientras era amante del rey) antes de casarse. Incluso llegó a decir que era una dama "licenciosa".
-Enrique creía que Ana planeaba envenenar a su hijo bastardo, el duque de Richmond, y también a su hija, Lady María.
-El monarca no hizo ningún intento por salvar a su esposa de su inminente ejecución, en vez de eso, prefirió centrarse en los preparativos de su matrimonio con Jane Seymour.
Enrique VIII, según las supersticiones de la época, puede que realmente creyera que Ana fuera una bruja. Sin embargo, diría que todo este complot contra ella derivaba del disgusto del rey por no conseguir tener un hijo varón con ella. También podemos afirmar que Ana era un impedimiento en la política exterior de Inglaterra ,y cada vez más se adentraba en los asuntos de Estado que no eran de su incubencia. El monarca sentía rabia de ella por haberlo alejado de su estimada iglesia católica y por haber destruído su familia, todo ello hizo con que no sufriera ningún remorso a la hora de condenarla a muerte. Desgraciadamente, nunca sabremos la verdadera razón por la que Enrique dejó de amar a Ana Bolena, todo lo que se expone no son más que sugerencias y suposiciones. Es inconpreensible como la arroladora pasión que Enrique prodigaba hacía ella se convirtiera futuramente en desprecio e indiferencia.
Bibliografía:
Warnicke, Retha M.: The rise and fall of Anne Boleyn: family politics at court of Henry VIII, Canto, Cambrige University Press, 1996.
http://www.theanneboleynfiles.com/anne-boleyn-the-witch/1002/
http://es.wikipedia.org/wiki/Caza_de_brujas