El frío ha llegado a Lima y la humedad de Magdalena se hace notar; sábado, siete y media de la noche, y Ana Correa llega de su maestría para recién almorzar y dedicarme unos minutos antes de su próximo ensayo. Su mirada es fija y abierta, como si sus ojos también contaran la historia. Ana Correa forma parte del Grupo Yuyachkani, que cumple ahora 45 años y lo celebra ofreciendo al público limeño un repertorio de su trabajo escénico. En este contexto, Ana Correa presenta este fin de semana Confesiones, un recorrido de la actriz sobre su proceso personal de dar vida a tantos distintos junto a Los Yuyas. La actriz comparte así los hilos invisibles que unen al actor, al personaje y al espectador.
P. Grupo Yuyachkani ha cumplido 45 años. ¿Qué significa este aniversario para ti?
R. Significa entrar a una nueva etapa, la de la entrega. Y lo celebramos con lo que creemos es una recopilación de las obras que representan estos 45 años de trabajo. Es como dejar una herencia ordenada a nuestro público, mientras a su vez seguimos creando nuevas obras. Es un cierre para luego empezar de nuevo y como nunca sabes si habrá un próximo año, entonces siempre hay que celebrarlo.
P. ¿Cómo llegas a ser parte del Grupo Yuyachkani?
R. Tenía 24 años y en ese momento me encontraba buscando. Ya sabía que quería hacer teatro, pero me preguntaba qué clase de teatro. Conocía el teatro tradicional y estaba bien, pero quería más. Luego conocí el teatro popular, pero también quería más. Es ahí donde llego a Yuyachkani y se me abre un universo de posibilidades, el poder usar elementos como máscaras, disfraces, tocar instrumentos. Los Yuyas tocaban temas de mi realidad, el trabajo era colectivo, integraban los principios del teatro europeo y asiáticos y los mezclaban con la teatralidad de nuestras fiestas populares. Me di cuenta enseguida del poder que tenía, el poder de la mezcla, del mestizaje. Es ahí que me reafirmo y me digo: ¡Esto es lo que quiero hacer! Y desde entonces lo he venido haciendo toda mi vida.
P. ¿Qué público buscáis con vuestro teatro?
R. Buscamos un espectador interlocutor, no buscamos un público. Queremos llegar al individuo, en un país donde no se ha llegado al individuo. Durante mucho tiempo han habido ciudadanos invisibles. En la época de la violencia interna, por ejemplo, muchos no tenían siquiera un nombre. El DNI valida la identidad del ciudadano y sin él, no existimos. Es por eso que en Yuyachkani queremos llegar al espectador, buscamos personalizarlo. El individuo es vital para una sociedad donde los vínculos están rotos. Sin una identidad te conviertes en una cifra, eres parte de un porcentaje. Al decir público lo masificamos; en cambio, al llamarlo espectador lo personalizas, le das un nombre propio.
P. ¿Cuál crees que es el papel del teatro dentro de la sociedad?
R. El teatro es un creador de vínculos que puede llegar a sanar heridas. Creo que el teatro abre una puerta al autoconocimiento y a la aceptación, y nuestro país necesita eso. Perú necesita que su gente se acepte, que nos volvamos a reconectar con lo que fuimos para llegar finalmente a lo que podemos ser. No sólo siendo espectador sino partícipe desde la creación del teatro.
Confesiones va del 8 al 10 de julio 2016, con funciones a las 8:30 pm en la Casa-Teatro Yuyachkani. Precio de entrada: General S/.40; Estudiantes, artistas y tercera edad S/.30.
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