Hoy ofrecemos un trabajo sobre una carmelita descalza, la venerable Ana de San Agustín (1555-1624), concretamente, este estudio se centra en la relación de esta religiosa con el Niño Jesús como provisor del Carmelo. Esta investigación acaba de publicarse en las Actas del V Congreso Internacional de Barroco Iberoamericano, que lleva por título Identidades y redes culturales.
En esta investigación, el autor, Ángel Peña, historiador del Arte, parte de un cuadro conservado en el Museo de Arte Virreinal Santa Teresa de Arequipa (Perú), catalogado hasta ahora como Santa Teresa dialogando con el Niño Jesús. Sin embargo, al leer la vida de Ana de San Agustín, descubrió que el suceso milagroso representado en dicho cuadro corresponde a un episodio vivido por esta carmelita descalza, y no por Teresa de Jesús. A ello se añaden los testimonios recogidos en los Procesos, que vienen a reafirmar y corroborar lo contenido en la autobiografía.
Ana de San Agustín
Nacida en Valladolid el 11 de diciembre de 1555, ingresó en 1575, antes de cumplir los 20 años, en el convento de carmelitas descalzas de Malagón, en el que profesó el 4 de mayo de 1578. En febrero de 1580 acompañó a santa Teresa de Jesús a la fundación de un nuevo convento en Villanueva de la Jara (Cuenca). En 1596, Ana de San Agustín fue elegida priora del convento, encargándose de la construcción de un nuevo edificio conventual con su iglesia. En 1600 fundó un nuevo convento en Valera de Abajo, en la misma provincia de Cuenca. Finalmente, en 1616 regresaría a su convento de Villanueva de la Jara, en el que falleció y está sepultada.
El proceso de beatificación comenzó en 1628, siendo entregada su causa en Roma en 1750. Años después, en 1776, el papa Pío VI aprobó la heroicidad de sus virtudes.
Puedes leer el artículo en este enlace. También se puede acceder gratuitamente a las Actas completas del Congreso en este enlace.
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