· Título: Ana, la de Tejas Verdes
· Título original: Anne of Green Gables
· Saga: Ana Shirley
- Ana, la de Tejas Verdes
- Ana, la de Avonlea
- Ana, la de la Isla
- Ana, la de Álamos Ventosos
- Ana y la casa de sus sueños
- Ana, la de Ingleside
- El valle del Arco Iris
- Rilla, la de Ingleside
· Traductor: Elena Casares Landauro
· Editorial: Toromítico
· Fecha de publicación: mayo 2013 (originalmente en 1908)
· Páginas: 312
· Precio: 15 €
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· Sinopsis:
Cuando en lugar del chico huérfano que querían adoptar es una niña pelirroja de once años, Ana Shirley, la que entra en las vidas de Marilla y Matthew Cuthbert -dos hermanos solteros que residen en su casa de Tejas Verdes-, todo cuanto les rodea cambiará para siempre. Con su vivacidad, sus risas y también sus lágrimas, y sobre todo gracias a su desbordante alegría e imaginación, Ana conseguirá formar parte de una familia por primera vez y tener un lugar al que, al fin, podrá llamar hogar.
Ambientada a principios del siglo XX en un lugar tan mágico como la Isla del Príncipe Eduardo, en Canadá, Ana, la de Tejas Verdes nos llevará a través de los ojos de esta despierta e inocente niña a sentir el mundo como algo totalmente nuevo, a emocionarnos y reírnos con sus aventuras y peripecias, y, en definitiva, a ver la vida desde un prisma más positivo y estimulante.
Esta obra, al igual que toda la serie de Ana Shirley, conjuga los valores de la vida rural y la familia con las cuestiones universales que todos nos planteamos en algún momento, como la pertenencia a una tierra, el valor de la amistad o la esencia del amor.
Nunca he visto ninguna serie o película inspirada en los famosos libros de Lucy Maud Montgomery, pero cuando descubrí que la Editorial Toromítico iba a reeditar la saga de Ana Shirley supe que había llegado el momento de leerla. Me obsesioné con el libro de tal modo que no paré hasta que mi novio se vio en la "obligación" de regalármelo. Lo cierto es que no tenía claro qué iba a encontrar en sus páginas, pero imaginaba que la historia que tenía ante mí iba a ser especial. Y así fue.
Ana, la de Tejas Verdes fue originalmente publicado en 1908 y es el primer título de una saga de ocho libros que recorre la vida de su protagonista, Ana Shirley. Todo empieza cuando los hermanos Marilla y Matthew Cuthbert deciden adoptar a un chico huérfano para que les ayude con las tareas del campo. Sin embargo, a causa de un malentendido lo que llega a ellos no es un chico, sino una niña. Y menuda niña.
La historia de Ana Shirley desprende encanto, optimismo y ternura; es una de esas lecturas que te mantiene con una sonrisa en los labios de principio a fin. Y eso es, en gran parte, gracias a su
Ana, la de Tejas Verdes recorre los primeros años de la adolescencia de Ana: su llegada a Avonlea, sus primeras amistades, su relación con los Cuthbert, sus estudios en el colegio, su amistad con Diana Barry y otras compañeras, sus interminables travesuras, etc. Veremos cómo va creciendo y madurando, a la par que seremos testigos de cómo afecta la llegada del 'torbellino Ana Shirley' al hasta ahora tranquilo pueblo de Avonlea. De hecho, el entusiasmo de esta simpática pelirroja incluso consigue traspasar la frontera del papel e impregna al lector con el optimismo y la alegría con los que Ana ve el mundo.
Quiero hacer una mención especial a la preciosísima edición con la que la Editorial Toromítico ha engalanado esta obra. La historia de Ana Shirley ahora va acompañada de ilustraciones de José Gabriel Espinosa y Antonio Cuesta, además de ofrecernos un mapa de Avonlea y fotos de la autora y de Evelyn Nesbit, modelo en la que Montgomery se inspiró a la hora de dar vida a su protagonista. En definitiva, una edición preciosa para una historia preciosa.
Por si a alguien le queda aún alguna pizca de duda: sí, recomiendo encarecidamente la lectura de Ana, la de Tejas Verdes. Es una historia sencilla y encantadora que acaba enamorando. Ya estoy deseando hacerme con el segundo libro, Ana, la de Avonlea, que, si no recuerdo mal, saldrá a la venta este noviembre. ¡Ya queda poquito!
-[...] Pero voy a imaginarme que soy el viento que está soplando entre las copas de esos árboles. Cuando me canse de los árboles me imaginaré que mezo suavemente los helechos de más abajo, y luego volaré hasta el jardín de la señora Lynde y haré que las flores bailen, y luego iré de un gran salto al campo de los tréboles y después soplaré sobre el Lago de las Aguas Refulgentes y lo quebraré en pequeñas olas rizadas. Oh, ¡hay tanto campo para la imaginación en el viento! Así que ya no hablaré más por ahora, Marilla.
-Gracias al cielo por eso -susurró Marilla con devoto alivio.