[HABÍA UN PLACER FRENÉTICO]
Había un placer frenéticoen tirarlo todo por la borda:
cuando veía salir del bañoa sus amantes, cubiertospor los albornoces de mis novios.
Cuando era la graciosa de las fiestassegando dignidad y cosechando resacas.De cada droga pedía ración doble.
Yo sólo quería bailar con el caosdejar de temer las regañinasmás terribles en mi voz que en la de otros.
Quería venganza por haber comprendidoal fin que ningún libro de instruccionesiba a guiarme por los atajos.
Y lo quemaba todo, y disfrutaba al verlo arder;sólo comprendía que seguía habiendo un juiciocuando el fuego llegaba a los bajos de mi falda
y me condenaba a bailar con pasos ridículos.Todos reían convencidos de que aquelera el momento culminante de mi gran actuación.
Ahora, de vez en cuando, visito en mi asiloa la suicida que fui. Le llevo fotos de mi hijay me da recuerdos para amigos que ya no veo.
Gracias a aquella, soy esta:la que conoce el precio de los peajes.
Ana Pérez Cañamares.