Para los que no conozcáis la saga Animal Crossing es un simulador de jubilado. A pesar de que el juego te presente como un joven recién independizado lo cierto es que llevas la vida de cualquier abuelete en un Benidorm rural. Las prisas o las obligaciones que tengas te las marcas tu mismo, sin ningún tipo de presión. Es cierto que estás permanentemente endeudado por la posibilidad de ampliar mucho tu casa pero la prisa por pagar o el número de ampliaciones depende únicamente de lo ambicioso que seas. En Animal Crossing no hay un objetivo real, no hay una meta impuesta por el juego, las metas te las impones tu solo, completar el museo, decorar tu casa de tal o cual manera... tu te lo guisas tu te lo comes.
Vivir en Animal Crossing es vivir para ti mismo, no es que haya un montón de cosas que hacer pero las que hay consiguen que prácticamente visites todos los días el juego. Pescar, buscar fósiles y cazar bichos para completar el museo y para conseguir bayas (el dinero del juego) son las actividades principales. Hay un montón de bichos, peces, y fósiles distintos que luego podemos observar en el genial museo del pueblo, pero en el fondo no es lo mas importante. Lo mas importante es interactuar con tus vecinos, con los que llegarás a empatizar un montón, todos tienen una personalidad (inocente como un algodón de azucar) muy marcada que hará que rápidamente tengas tus preferidos.
La mayoría de las veces solo intercambiarás un par de palabras con los compañeros de aldea pero otras te pedirán que les ayudes a conseguir algo, te intentarán vender o comprar cosas, te invitarán a su casa (o te pedirán que les invites a la tuya) e incluso te propondrán jugar al escondite. No es que sean un ejemplo de inteligencia artificial, ni lo pretenden, pero son muy simpáticos y consiguen su objetivo, que te caigan mejor o peor, como si fueran personitas de verdad. Por ejemplo mi preferido en mi aldea es Rayo, un aprendiz de Ninja, pero no aguanto a Parches, una oso de peluche demasiado ñoña. De hecho cuando el juego piensa que pasas mucho de un personaje hace que el mismo se mude, puedes impedirlo (te avisa con bastante antelación) pero es un detalle (también puedes proponer que se vaya desde el ayuntamiento).
Como veis la interactividad con los habitantes tiene mucho peso en el juego, pero también la personalización. En Animal Crossing puedes personalizar tu ropa o la bandera y la melodía del pueblo pero lo mas importante es como personalizas tu casa. El juego tiene miles de objetos para que tu hogar sea único, muchos objetos van por libre pero muchos otros combinan entre ellos para crear una ambientación homogénea en tu hogar, o por lo menos en una misma habitación. Esto es norma de todos los Animal Crossing (todavía recuerdo lo que me costó completar mi habitación lunar en el de DS) pero para esta ocasión se ha incluido un montón de fan service para los amantes de Nintendo en forma de muebles, trajes y complementos para tu personaje.
Poder vestir a tu personaje como a Mario, Link o Samus Aran no tiene precio, pero mola mas incluso poder hacer que el salón de tu casa sea como el World 1-1 o como el Lost Wood (con espada maestra incluida). La verdad es que se agradece bastante que Nintendo sea haya preocupado de que los nintenderos tengamos estos detalles que ya se echaban en falta en el de DS. Por cierto, gracias al Street Pass podremos visitar las casas de la gente con la que nos crucemos y darnos cuenta como hay gente que se toma muy en serio la decoración de su hogar (sobretodo chicas curiosamente, para que luego hablen de tópicos). Al final es difícil jugar a Animal Crossing sin perder muchas horas decorando tu casa, aunque el juego en ningún momento te fuerza a ello tiene su encanto y lo cierto es que sientes cierto orgullo al dejar una habitación como realmente querías dejarla (marica).
Aunque la mayor novedad de esta entrega es que tu personaje es el alcalde de la aldea. Ser alcalde de permite impulsar proyectos municipales (construir un puente, una zona de acampada, una hamaca... ¡¿?!) y legislar un puñado de tonterías. Pero como suele pasar en Animal Crossing el juego te deja ignorar totalmente tus obligaciones como regente, hasta tal punto que a veces te preguntarán los vecinos si piensas hacer algo de una vez con tu cargo. El principal motivo por el que esta novedad es profundamente ignorada por muchos jugadores es que los proyectos municipales requieren bayas, bayas que realmente quieres gastar en tu casa. Es cierto que teóricamente los vecinos contribuyen a sacar adelante los proyectos pero o tienes una paciencia infinita o acabaras sufragando tu mismo el 95% del importe de la obra y eso desmoraliza.
Para mi el gran paso adelante con respecto a la versión de DS (la de Wii la estoy ignorando vilmente no se por que) es la vuelta de la isla tropical. La isla es un lugar donde podremos jugar a varios minijuegos ligeros, pero sobretodo es el sitio en el que mas fácil podremos conseguir bayas gracias a la gran variedad (y precio) de los bichos y peces que encontramos en ella. Darte un viaje de escarabajos al día te garantiza unas decenas de miles de bayas para tus caprichines. También hay que destacar que el simple ir y volver a la isla es una auténtica gozada gracias al capitán de la lancha que te lleva, todas sus canciones te sacarán una sonrisa, sin excepción, es un puto genio. Lo cierto es que toda la traducción al castellano de Animal Crossing New Leaf merece un aplauso de los fuertes.
También hace acto de presencia la zona comercial, en la que encontraremos el museo, la tienda T&N, la de jardinería, la de Las Hermanas Manitas (donde podremos personalizar nuestros diseños) e incluso una discoteca donde podremos ir a bailar. Animal Crossing es un compendio de pequeñas cosas que por si mismas no te dicen nada pero que juntas logran que todos los días le metas esos 20/30 minutos al juego durante años, literalmente. Por que el contador de horas de la 3DS te deja en evidencia con este título, yo voy por 45 horas y os prometo que no tengo la sensación de haber jugado tanto. Pero es que claro, me regalaron el Luigi's Mansion al poco de salir este juego y todavía ni lo he probado, la dictadura de Animal Crossing es cruel. Si a encima a esto le añadimos el sencillo pero efectivo modo online para visitar los pueblos de tus amigos...
La saga Animal Crossing es como es, simple como el mecanismo de un chupete, sin objetivo y con una obsesión por el dinero que ni en el Partido Popular... pero es que también es encantadora, adictiva y divertida. Quizás a mucha gente no le acabe de llamar la atención, no lo entienda, o se aburra dedicando 20 minutos todos los días a hacer poca cosa... pero a millones de personas en todo el mundo nos tiene totalmente enganchados, quizás sea la sensación de tranquilidad que te da durante esas cortas sesiones, no lo se, pero algo tendrá (como la farlopa).
NOTA: 9
@FastETC