Análisis: Bioshock 2

Publicado el 15 febrero 2011 por Portalgameover

Bioshock 2/2K Games/PC-PS3-Xbox360

¡Efectivamente! Tal y como nos anunciaban las mil y una previews de Bioshock 2, ¡hemos vuelto a Rapture! Y, precisamente, ahí está la gran virtud y el gran defecto de esta secuela: Rapture es la misma que en la primera parte, con el mismo estilo de juego, los mismos giros de guión absurdos y la misma sensación de chico de los recados. Los pequeños cambios introducidos no son suficiente y nos encontramos, como quien no quiere la cosa, jugando a una segunda parte que no para de recordarnos, una y otra vez, a la primera.

Sí, aquí interpretaremos a un Big Daddy que, tornillo en mano, empezará a cargarse no solo a todos los Big Daddys que se encuentre por el camino, sino también a los splicers (que cuentan con un nuevo tipo) y a las Big Sisters, monstruos hechos para matar que, en realidad, no son tan difíciles como aparentan al principio. Nuestro deber será rescatar (o cosechar) Little Sisters para conseguir salvar a nuestra hija, una antigua Little Sister apresada por su verdadera madre

Si bien la historia es ligeramente más inmersiva de lo que era en Bioshock, el hecho de contarte la mitad de ella con grabadoras que la gente va tirando por Rapture es un recurso que funcionaba en la primera parte y aquí termina por hacerse cansino. Y es que, aunque jugar Bioshock 2 es como jugar Bioshock1, aún tenemos un par de momentos que valen su precio en oro, especialmente el prólogo y una onírica y genial escena cerca del final. ¿Merece la pena? Juzgad vosotros mismos.

La ambientación, como en la primera parte, supone, sin duda alguna, el punto fuerte de Bioshock 2: Unos escenarios catastrofistas pulidos hasta el último detalle en el que podremos ver desde escalofriantes pintadas hasta retazos de un ayer lujoso venido a menos. Ayer, por cierto, que podremos visitar en dos impactantes momentos del juego: Su prólogo y una pequeña escena cerca del final.

Así de guapos seremos en nuestro retorno a Rapture

No es su único punto positivo: Y es que las novedades son más o menos interesantes, como su sistema de pirateo (mucho más eficaz, mucho menos aburrido que en el primer Bioshock), los nuevos plásmidos (especialmente Espía, ideal para no ser visto y piratear sin problemas, e Hipnotizar, para que los splicers se unan a ti durante un tiempo) y los enemigos con la dificultad aumentada (los splicers gordos y las tremendas Big Sisters), aunque tristemente son lo único que separa a Bioshock 2 del primero. Poco, pero eficaz.

Si a estos nuevos detalles sumamos a las Big Sisters, que se comen el juego, la variedad de finales (seis, para ser más exactos, aunque es demasiado sencillo saber cuándo se hace el bien y cuándo el mal, repitiendo lo mismo que hicimos en el primer juego) y un multijugador sin tacha, excepto para los novatos y los que tenemos dedos de mantequilla, podría salirnos una secuela impecable, pero Bioshock 2 dista mucho de serlo.

Y la culpa principal es de un continuísmo terrible. Que un juego sea continuísta no tiene por qué ser algo negativo o no funcionar, pero Bioshock 2 no deja de tener esos defectos de los que tantos nos quejamos en juegos como FIFA. Es el mismo juego de la primera parte pero con un par de tonterías nuevas y una historia original. El gameplay es el mismo, los plásmidos son prácticamente iguales, los lugares de Rapture nos sonarán, los Big Daddys apenas si tienen nuevos movimientos… Si buscabáis un punto y aparte en la saga, habrá que esperar a Bioshock Infinite, que, tras el final de este juego, se presenta calentito.

Y hablando del final, también resulta insuficiente y falto de carisma. Sí, el juego va de menos a más. Cuando menos te lo esperas, ya estás metido en la historia, machacando malos a diestro y siniestro y esperando que, de un momento a otro, aparezca el malo final con el que acabar para siempre. ¿Será ese Sinclair con el que no paramos de hablar? ¿Será nuestra propia hija? Al final, ni chicha ni limonada. Simplemente no hay un malo final, rompiendo así el clímax ascendente que el juego tiene hasta ese momento. Un coitus interruptus que empaña mucho la preciosa cinemática final.

La culpa es de los padres, que las visten como Little Sisters.

Por otro lado, Bioshock 2 ya no es ese juego original que fue su primera parte, y se nota un gran cansancio en la manera de contar la historia: Las cinemáticas cumplen, el inicio es impresionante y la parte final tiene momentos de infarto, pero volvemos otra vez a algo que en el primer juego era necesario y aquí termina por ser pesado: Las cintas de audio que nos encontramos por el camino y que nos dan nuevos datos sobre Rapture. Si bien algunas nos dan información vital, otras aburren al más pintado. Una selección para el próximo Bioshock no sería mala idea.

No diremos tonterías como que se trata más de una expansión que de un juego (porque no lo es: Hay suficientes novedades, zonas e historia como para considerarlo un juego nuevo) o que los gráficos no han mejorado (ya que se ve mucho mejor, especialmente en las cinemáticas), pero sí es cierto que Bioshock 2 deja la sensación de que podría haber dado mucho más, de que podría haber dado un paso de gigante y en lugar de eso se ha quedado en un juego decente, pero no notable.

Su estructura repetitiva, algo que funcionaba en la primera parte por la novedad y que se enmascaraba con una perfecta ambientación, aquí se hace más patente y podemos terminar bastante aburridos tras jugarlo durante largas horas. Esperemos que en su tercera parte nos vuelvan a sorprender como en la primera mostrándonos, quizá, un Rapture antes de la Guerra Civil, en su perfecto estado de apogeo, tal y como podemos ver en esa secuencia de antes del final que no os quiero spoilear pero que resulta, de calle, el punto más original de todo el juego.

Puntuación: Del montón