Análisis: Child of Light

Publicado el 11 mayo 2014 por Raúl Vázquez Santos @Generacionpixel

Los juegos entran en nuestros simples cerebros a través de muchos sentidos… pero si es cierto que a los aficionados a los videojuegos tenemos un sentido especialmente desarrollado y que controla a todo el resto de ellos para que nos hagan entrar en conciencia de que nos tenemos que comprar un productos, y ese es sin lugar a duda la mezcla de sentido de la vista con los apartados visuales preciosista. Y como Ubisoft sabe que muchos tenemos esa enfermedad, hay tirado de la gente de Ubisoft Montreal y de su maravilloso motor UbiArt, y nos ha puesto ante nosotros este Child of Light, donde el amor y el buen hacer artístico rezuma por todos los costados de la producción.

Como ya os decimos, Child of Light es capaz de trasmitir especialmente por su apartado técnico, pero no podemos dejar de lado el mimo que se ha puesto en otros muchos sentidos a esta producción.

Empezando por la historia de la joven Aurora y su forma de ser narrada. Una historia nos será contada de principio a fin en forma de poesía con rima consonante, con un toque de humor considerable, donde hasta los propios personajes se ríen de su forma de narrar.

Una historia de cuento de hadas, donde los malos son muy malos y los buenos muy buenos, y donde los momentos de puro amor y belleza no se echarán en falta. Todo en este Child of Light rezuma ternura, luz y oscuridad, simpatía y maldad… como ya os decimos…. un cuento clásico del que poco os queremos contar, pero que todos intuimos su final.

Desde el punto de vista jugable nos encontramos con que Child of Light nos propone una interesante mezcla entre un juego de plataformas, exploración y acción de scroll lateral, y unos combates por turnos clásicos de los juegos orientales de toda la vida, todo mezclado con ese tinte roleros que tanto nos gusta en cualquier juego por su posibilidad de personalización.

Desde el punto de vista de la aventura, nos encontramos ante amplios escenarios lleno de secretos, por donde nos moveremos con total libertad, y en los que diferentes zonas y puzles tendrán que ir siendo desbloqueada. Estos se dividen por zonas, y pasado un tiempo tendremos la posibilidad de tele-trasportarnos a diferentes zonas del mapa sin tener que recorrerlas enteras de nuevo.

Por otro lado está la parte rolera, en la que una misión principal junto a otras cuantas secundarias harán que vaguemos por el mapeado en busca de diferentes objetivos. Eso si, la cantidad de misiones no es mucha, y son bastante sencillas. Dentro del apartado rolero, además de las posibilidades de personalización que trataremos más adelante, también hay que destacar los ya nombrados combates. Estos, se realizan por turnos, en luchas de cómo mucho 2vs3, pudiendo intercambiar nuestros personajes en cada momentos según nos venga en gana, con el único matiz de una barra de acción y tiempo, la cual llevará todo el tempo del combate, sabiendo con ella cuando atacaremos y las posible bonificaciones o maldiciones que sufriremos. Un punto muy interesante del juego, que hace más dinámico y estratégica la experiencia de batalla, eso sí, en algún momento se vuelve algo descontrolado ya que hay que estar centrado en tantas cosas (ataque, defensa, interrupción, etc) en tan poco tiempo que puede agobiar.

Entrando en los personajes, cada uno de ellos posee un árbol de habilidades, el cual podremos ir evolucionados hacia diferentes ramas específicas de cada personaje con los puntos que nos den cada vez que subamos de nivel. Es cierto que es muy variado y nos da multitud de posibilidades, eso sí, cada personaje será muy diferente del otro, por lo que deberemos estar atentos que nos conviene más para nuestra estrategia de juego.

Hablando de personajes, encontraremos una buena cantidad de ellos, como ya os decimos con habilidades muy diferentes los unos de los otros. Por lo que realizar una buena elección de estos en cada momento será más que importante.

Al igual que los personajes, nos toparemos con un amplio número de enemigos de todas clases, tamaños y poderes. Siendo especialmente destacable que cada uno de ello tendrá además de unos poderes mágicos específicos unos elementos que será mejores para derrótalos, así que atención como personalismos nuestro armamento para cada enemigo. Porque eso es otra cosa, podremos personalizar nuestro ataque, nuestra defensa y alguna bonificación, y todo mediante unas gemas que iremos encontrando y que podremos mezclar para que sean más poderosas. Un concepto de gemas muy básico que funciona correctamente.

Un punto interesante es la posibilidad de jugar con un amigo al juego, controlando uno a Aurora y otro a la pequeña bola de luz que nos acompañará en la aventura y que será de total importancia para montones de acciones. Está será controlada mediante otro mando en modo local, así que perfecto para disfrutar dos personas de una aventura de este tipo. Eso sí, tampoco pasa nada si jugamos solo, ya que la luciérnaga no servirá más que para recoger objetos, y para ralentizar a los enemigos en la línea de tiempo de los combates.

Uno de los puntos que quizás sean más criticables es su dificultad. Esta es prácticamente nula, tanto como deciros que hemos completado el juego al cien por cien y nos hemos muerto ni una vez… y no porque seamos unos genios del los combates por turno, si no porque la verdad que la complejidad de los enemigos es ínfima. Incluido en el modo plus que desbloquearemos al terminar el juego esta sigue siendo muy normal.

Por último, dentro del apartado jugable, hablaros de la duración del juego. Este no nos llevará superarlo mucho más allá de diez horas, por lo que se puede antojar algo corto dentro de la temática rolera que posee el juego, y en la cual estamos acostumbrados a encontrarnos juegos de decenas de horas. Es cierto que es una experiencia agradable, pero entre la poca dificultad y estas pocas horas se nos puede quedar un producto algo escueto.

Como ya os decíamos al principio de este análisis, si hay algo por lo que nos han vendido este Child of Light, ha sido su espectacular apartado artístico. La utilización del motor UbiArt hace que todo tenga un aspecto muy cercano a los dibujos animados mezclado con un diseño de pintura al oleo verdaderamente increíble. Desde el primero hasta el último rincón de Lemuria es una preciosidad, y si hay juegos que te entran por los ojos este justamente es uno de ellos.

Todo fluye en Child of Light con suavidad y belleza, por lo que no nos queda otra que ensalzar con solo elogios un apartado visual increíble, que esperemos que Ubisoft siga desarrollando y mostrándonos en futuros juegos.

Por otro lado está el apartado sonoro, que también alcanza unas calidades increíbles. En la mayoría de situaciones nos encontramos con temas de piano que nos crean tranquilidad, pero no será raro encontrar alguno vocal e incluso con tintes más épicos que le darán una ambientación y un cambio de rumbo sonoro a la acción del juego muy destacable.

Child of light nos llega en castellano tanto a nivel de texto como de audio, así que la experiencia es mucho más gratificante desde ese punto.

En definitiva, Child of Light entra por los ojos y el oído, y se queda alojado en el corazón. Tiene ideas jugables muy interesantes y originales, pero se queda algo corto en otras como su duración o la dificultad. En general es un producto muy pulido y lleno de detalles que ni grandes producciones alcanza. Por lo que si queréis disfrutar de una experiencia jugable preciosista y bien llevada, pero sin comeros demasiado la cabeza esta nueva preciosidad de Ubisoft es vuestro juego.

LO MEJOR

-Preciosa historia narrada en rima

-Un apartado visual y sonoro espectacular

LO PEOR

-Es corto, unas 10 horas haciendo hasta las secundarias.

-Y fácil no… lo siguiente.

“Nuestra forma de valorar los juegos

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