Movistar+ estrena la mítica serie del oeste Deadwood
Nos encontramos en unos días en los que el llamado "Far West" está de moda debido al estreno de Westworld la misteriosa nueva serie de HBO ambientada en el oeste, pero antes es importante destacar la presencia de Deadwood, la mítica serie también emitida por HBO y que revolucionó la forma de hacer series de televisión.
Y es que Deadwood vuelve a salir a la palestra gracias a que el canal " Series Xtra" perteneciente a Movistar+ recupera y vuelve a emitir las tres temporadas de una serie imprescindible. Nunca se había mostrado el "oeste" de una forma tan cruda y realista. Deadwood es a la tele, lo que Sin Perdón (Clint Eastwood, 1992) fue al cine.
WestWorld, la nueva serie de HBO y una de las emisiones más esperadas de los últimos años, es por su parte una serie que es una mezcla de western y ciencia ficción, adaptación del filme homónimo de los setenta y fruto del imaginario creativo de un visionario como Michael Crichton (Jurassic Parck, 1993).
Westworld es un continuo juego de espejos, nada es lo que parece. HBO está empeñada en que sea su nuevo buque insignia, sobre todo cuando Juego de Tronos comienza a ver su desenlace más cerca, pues sólo queda una última temporada por estrenar, dividida en dos tandas que se emitirán en el verano de 2017 y 2018. Así que se ha empeñado en demostrar al mundo que sigue en plena forma y de momento lo está consiguiendo.
El estreno de este pseudo-western tuvo unas cifras de audiencia espectaculares, pues unos 3.3 millones de espectadores decidieron elegir HBO la noche en la que se emitió el piloto, una cifra sólamente igualada al estreno de la primera temporada de True Detective
Westworld cuenta la historia de un parque de atracciones futurista en el que los acaudalados visitantes pueden vivir una experiencia real en lo que era el oeste de las pelis de su infancia. Para ello podrán interactuar con un pasiaje abrumador y unos robots que facilitan que la inmersión sea plena. El problema surge cuando algunos robots comienzan a tomar conciencia humana y se vengarán de las muchas vejaciones que el ser humano les ha provocado.
La serie tiene todos los ingredientes para ser un bombazo catódico, actores de renombre (encabezados por Ed Harris y Anthony Hopkins), producción exquisita (Jonathan Nolan) y un halo de misterio que engancha desde la primera escena. Todo ello con el sello inconfundible de HBO ¿Alguien da más?
Pero no podríamos estar hablando de Westworld si no hubiera existido una serie pionera como Deadwood, ganadora de ocho premios Emmy y un Globo de Oro, nada más y nada menos.
A Deadwood sencillamente le debemos, lo mismo que a series del calibre de Los Soprano, The Shield o The Wire. Y anteriormente a Canción triste de Hill Street o Doctor en Alaska, esto es, una nueva forma de hacer televisión. Actualmente vivimos la tercera edad de oro de las series gracias a que unos jóvenes y talentosos guionistas decidieron cambiar las reglas establecidas y cambiarlas a su antojo. Poniendo patas arriba los anquilosados sillones del cementerio de elefantes en que se estaba convirtiendo la televisión norteamericana.
Nunca antes se había mostrado el Oeste de esta forma en televisión. Calles embarradas, prostitutas descaradas, escupitajos y vómitos, es lo que el espectador podía ver en cada uno de los episodios, sintiéndose parte del atrezzo sin salir de la comodidad del salón de su casa. Todo ello con unas tramas brillantes que ya comenzaban a usar los actuales cliffhangers a los que ahora estamos acostumbrados.
El espectador de Deadwood se siente como parte de una peli del Oeste sin salir de casa.
Como curiosidad, Deadwood posee el récord de más tacos pronunciados por minuto en un programa de televisión. Todo ello mezclado sutilmente con un lenguaje anacrónico que enganchó a la crítica y a la audiencia. Era un western bien ambientado pero con un lavado de cara muy actual.
En Deadwood no se daba puntadas sin hilo, ni había sitio para las sutilezas estéticas, todo era fruto de una cuidada producción, nunca antes vista en televisión, cada episodio era costosísimo y todo un alarde creativo en lo que se refiere a la ambientación, vestuario o fotografía. Un guión exquisito depositado sobre los hombros de unos actores desconocidos en ese momento pero que ahora triunfan en la pequeña y gran pantalla a partes iguales. Timothy Oliphant (Justified), Ian McShane (American Horror Story), Molly Parker (House of Cards), Kim Dickens (Fear the Walking Dead), Dayton Callie (Sons of Anarhy) o Anna Gun (Breaking Bad) por citar algunos.
Si el estreno de Westworld ha estado lleno de misterio, no sólo por el atractivo de la trama, sino también por los continuos retrasos en el estreno, con Deadwood ocurrió algo parecido pero con su enigmático final. Posiblemente una de las mejores series de la historia, fue cancelada por HBO tras tres temporadas en antena, dándole una muerte sucia y por la espalda, con un final que no terminó de cerrar algunas tramas, algo poco habitual en un canal que sabe tratar muy bien a sus productos. Problemas con el coste de la serie y los contratos de sus actores parece que fueron la causa más probable de la cancelación. Resultado: Deadwood acabó colgada en el cadalso de la series de televisión ante la sorpresa de la crítica que miraba hacia otro lado.
Mientras que los rumores siguen surgiendo sobre si HBO hará algo para concluir la serie, (casi doce años después de su última emisión) pues se habla de que se haría una secuela o incluso una película para dejar satisfechos a todos los seguidores, lo cierto es que Movistar+ nos brinda una oportunidad única de adentrarnos en el Oeste más cruento y desgarrador, y en una calidad envidiable, algo difícil de encontrar en los oscuros rincones de Internet en los que los seriéfilos tienen que buscar para encontrar la serie. Una auténtica búsqueda del tesoro con final feliz, pues Deadwood es oro puro.