Análisis de Empire of Sin – Los locos años veinte

Publicado el 11 diciembre 2020 por Jorge Farinós Ibáñez @Living_PS

Chicago, años veinte. La Ley Seca ha provocado que las distintas mafias amplíen su negocio. La prostitución y las armas, se ven acompañadas ahora del negocio más boyante: la venta ilegal de alcohol. ¿Quieres probar fortuna tú también? Adéntrate en Empire of Sin.

La ciudad del viento

Es de sobra conocido que a principios de siglo, tanto Nueva York (un poco más tarde) como Chicago, fueron núcleos ideales para la proliferación de mafias. Especialmente las italianas e irlandesas. Y en este contexto, tan salvaje y amoral, es en el que se basa el juego que hoy nos ocupa.

Nada más comenzar se nos ofrecerá encarnarnos en el líder de una de las muchas familias que poblarán la ciudad en sus comienzos. Cada una de ellas tendrá unas características específicas, no sólo las relativas a su nacionalidad, sino también a sus capacidades en los distintos negocios como familia o incluso, bonificaciones en alguna habilidad de combate para el propio capo.

No debemos tomar esta elección como una forma de “casarnos” con el personaje/familia que elijamos, ya que el juego está orientado precisamente a disfrutar de la historia que nos ofrece (bastante ajustada de tiempo, más adelante lo veremos), desde el punto de vista de varios de los grupos criminales que se nos presentan. Cada uno de ellos contará con su propio hilo argumental, cargado de misiones que nos llevarán hasta un desenlace único. En el caso de Al Capone podemos decir que su historia tiene relación directa con sucesos reales que sucedieron en su llegada a Chicago. Algo muy de agradecer para los que algo sabemos de esta materia.

Una buena mezcla de géneros

Lo que Empire of Sin nos ofrece no es algo habitual. Y es que juntar dos estilos de juego, en principio antagónicos, y lograr que la mezcla salga airosa, es algo poco común. En este caso, el juego se presenta como un sólido título de simulación, al estilo “tycoon” que hemos podido disfrutar recientemente en juegos como Planet Coaster, o hace algo más de tiempo Jurassic World, pero que siempre asociaremos a grandes clásicos como SimCity o Transport Tycoon.

Pues bien, en este caso la simulación nos lleva, con notable acierto, a gestionar los pormenores de una banda criminal: las cuentas de nuestros negocios, la producción de nuestras destilerías, la gestión de nuestros secuaces, la diplomacia con otras bandas,… Pero hay un punto en el que la simulación se quedaría corta para darnos una experiencia a la altura del contexto: los enfrentamientos.

Plomo a raudales

Y es aquí donde entre el segundo género: la estrategia por turnos. En pequeños escenarios (tanto interiores como exteriores) surgirán los combates entre nuestro capo y matones, contra los de otras familias o policía. Por turnos iremos decidiendo las acciones que llevarán a cabo cada uno de nuestros personajes, con todas las características estratégicas propias del género, permitiéndonos coberturas, ataques directos, esperar emboscando a nuestros rivales o utilizar habilidades propias que los personajes van aprendiendo con la experiencia.

A pesar de una decente aplicación del género, los combates se acaban sintiendo algo repetitivos. Quizá por la falta de variedad en las propuestas estratégicas de nuestros rivales, quizá también por las escasas posibilidades a la hora de enfrentarnos a nuestros combates.

En cualquier caso, y tratándose de una parte del juego que, ni mucho menos, supone el núcleo del mismo, es más que llevadero.

La rejugabilidad por bandera

Sin duda la rejugabilidad es una de las bazas que Empire of Sin juega sin complejos. Más pronto que tarde nos daremos cuenta que nuestra primera “campaña” jugada con el capo que más nos atrajo en principio, llegará a su fin antes de lo que nos hubiera gustado. La duración, dependiendo de lo que te centres en las misiones secundarias o te deleites en la gestión de tu imperio, suele ser de entre 7 y 12 horas.

¡Pero no te asustes! Tienes muchos capos para elegir. Y cada uno con su propia línea de misiones que harán que la experiencia no sea igual con cada uno de ellos. ¿Lo suficiente? Pues tristemente, y para ser sinceros, tenemos que decir que no lo suficiente. Si bien es cierto que terminar con la historia de uno de los capos nos dejará con ganas de más, quizá en el tercero comencemos a notar el peso de esa sensación de repetitividad que lastrará considerablemente la experiencia de juego.

Apartado gráfico

Como analista tengo que declararme con el corazón dividido en este apartado. Esto se debe a que, aunque debo reconocer que nos encontramos ante el apartado menos brillante del juego. En parte es porque durante buena parte del juego nos veremos inmersos en menús de estadísticas o utilizando una visión del mapa bastante austera (aunque cómoda) en la que se nos mostrarán los edificios sin texturas y los personajes como meros puntos.

Pero también porque cuando aplicamos el zoom para ver a los protagonistas avanzar por las calles o entrar en el combate táctico, lo que encontraremos serán modelados toscos, movimientos poco naturales, y efectos de combate menos llamativos de lo que esperaríamos al final de la actual generación (y de un juego con escenarios tan acotados que podrían sacar mucho más partido de la máquina).

Pero por otro lado hay que reconocer el mimo en cuanto a la ambientación que los desarrolladores han hecho de la época es delicioso. Los coches, la ropa (tanto de los personajes jugables como de los transeúntes), los edificios, y el cuidado estilo de la interfaz respetando el estilo art-decó que triunfaba en la época. Todo perfectamente coherente y armonioso.

Sonido

Aunque en cuento a efectos sonoros el juego no es ninguna virguería, hay que reconocer en este apartado que la música del juego te lleva en volandas hasta los años 20. Una absoluta delicia que, independientemente de tus gustos musicales, te ubicará en el contexto en cualquier momento de tu campaña, tanto en el apartado de menús como si visitas tus bares clandestinos y burdeles.

Lo único que nos interrumpirá el disfrute en este apartado, será la constante y estridente interrupción de las notificaciones que saltan con cada evento que requiere de tu atención durante la partida. Un “incordio” difícilmente evitable, ya que sin prestar rápida atención a esas notificaciones probablemente tu imperio del crimen se hundiría en algunos minutos.

Conclusión

Empire of Sin es un buen juego. Y es un juego que es capaz de hacerlo bien en dos géneros diferentes combinándolos con armonía y cierta profundidad, lo cual merece nuestra admiración. Pero es un juego que seguro que recibirá diferentes valoraciones entre aquellos jugadores a los que les atraiga el mundo de la mafia, y aquellos a los que esto no le diga nada.

Muy trabajado en cuanto a la ambientación –tanto en lo visual como en lo sonoro-, nos dejará algo frío si lo que buscamos es un juego con grandes gráficos. Pero no se asusten, cumple de sobra para lo que el título requiere.

NOTA SOBRE POSIBLES FALLOS

Al cierre de este análisis el juego presentaba errores que provocaban la salida abrupta del juego y por lo tanto podían provocar la pérdida de avances. Probablemente un parche inminente solucionará estos problemas, pero es nuestra obligación poner esto en conocimiento de nuestros lectores.

Jugabilidad - 70%
Gráficos - 65%
Sonido - 75%

70%

Empire of sin aúna la simulación y la estrategia por turnos en un divertido y exigente juego que pedirá lo mejor de ti a la hora de gestionar una familia mafiosa con todos sus negocios y gestiones diplomáticas.

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