¡¡OJO!!, ARTICULO INFESTADO DE SPOILERS.
La espera se hizo larga pero, como en todo, mereció la pena. De madrugada (3:00 hora española), se estrenaba el primer capítulo de la octava y última temporada de Juego de tronos, y, por tanto, daba comienzo el principio del fin. Después de más de un año expectantes, la serie que ya se ha consagrado como un fenómeno social pone broche final a su andadura, y lo hace con un comienzo que, a nosotros nos ha dejado fríos, tanto, si cabe, como el que hace en el lugar en que se desarrolla su primera entrega. “Invernalia”. Parece que el título nos estaba advirtiendo. El final se cocinará lento pero seguro. La única duda es que para relatar el final, la serie cuenta únicamente con seis cartuchos, y, uno de ellos ya ha sido gastado.
Un episodio de reencuentros. Los espectadores nos reencontramos con la serie, la serie, con nosotros, y los personajes, con todos de los que se han ido separando desde el inicio de la trama, hace ya 8 años. El tan ansiado comienzo de la octava temporada se convierte en un montaje sucesivo de reencuentros entre los personajes dejando entrever que lo hacen por algo transcendental y de urgencia imperial, algo que los seguidores ya sabemos desde el final de la temporada pasada.
La guerra entre los vivos ha mutado de forma obligada. Los muertos han traspasado el muro, y los vivos deben dejar de lado su orgullo, su honor y su poder, para unirse y enfrentarse por sobrevivir. Esto es algo que como decimos ya sabíamos, y el capítulo se esfuerza demasiado en recordárnoslo. Por ello, “Invernalia” resulta un episodio un tanto monótono, en el que los reencuentros entre personajes copan toda nuestra atención, dando la sensación de que la serie, por el momento, no pretende conseguir nada más que eso. Quieren que tengamos clara cual es la situación de poniente, y una vez situados, dar comienzo a la lucha por la vida, algo que, arroja dudas sobre si el final que tienen ya grabado, y que piensan brindarnos, puede estar a la altura de lo ofrecido en sus siete temporadas anteriores.
Poco más pasa en esta primera entrega. La trama se desarrolla casi de forma completa en Invernalia. Vemos como John Snow regresa a casa con Daenerys Targaryen, que viene escoltada por su ejército de inmaculados,dothrakis, más sus dragones, con la intención de ponerlos a disposición de la guerra final. Vemos como la química entre ambos personajes crece, y también como Sansa Stark no recibe a la reina con agrado, representando el sentimiento de la mayoría de norteños, que veían a John Nieve como el Rey en el Norte.
En Desembarco del Rey los Greyjoy llegan para unirse a Cercei Lannister. La reina reclama venganza contra sus hermanos por considerar que han traicionado a la familia. Parece que esta será la trama de fondo de los Lannister en este épico final que nos esperan. Y por último, de vuelta a Invernalia, ocurre lo más icónico de este primer episodio. Vemos como, en otro reencuentro, Sam Tarly, el hermano de la guardia de John Snow en el muro, le desvela a éste que en realidad no en John Nieve, y por tanto no es un bastardo, si no que es Aegon Targaryen, hijo de Lyanna Stark y de RhaegarTrgaryen, por lo que es el legítimo heredero del trono de hierro. Esto es algo que ya sabíamos, ya que la temporada anterior termina con esta revelación, y fue algo que suscitó muchas teorías entre los fans de la serie.
Por lo tanto, es algo que nos esperábamos que iba a ocurrir. Lo único importante es la reacción de John, que conoceremos en los siguientes episodios,y veremos si esta noticia hará que cambie su lealtad hacia Daenerys. Este momento es el más emotivo e interesante del capítulo, pero no deja de ser algo que el espectador ya conoce, por lo que parece quedarse un poco escaso para un inicio de temporada final.
Una vez visto este primer episodio, da la sensación de que la última temporada será una partida de ajedrez, como en parte lo ha sido toda la serie, y que en su primera entrega únicamente e ha producido una toma de contacto. Solo se han puesto las fichas sobre el tablero, y tendremos que seguir esperando, una semana más, para que alguien realice el primer movimiento.