ANÁLISIS: Dogchild

Publicado el 23 enero 2016 por Raúl Vázquez Santos @Generacionpixel

Nos gusta defender los productos de nuestra tierra y por suerte hoy tenemos la oportunidad de ofrecer un análisis de un videojuego español. Su título es Dogchild, de un pequeño estudio de diez trabajadores con sita en la Comunidad de Madrid llamada Animatoon Studio.

Lo último, antes de meternos en faena, hay que destacar que Dogchild ha sido el galardonado de la primera edición de lo PlayStation Awards y por ello ha recibido gran apoyo de la compañía nipona y una pequeña inyección económica.

ANÁLISIS

 

VERSIÓN DISPONIBLE

PS4

VERSIÓN ANALIZADA

PS4

DESARROLLADOR

ANIMATOON STUDIO

DISTRIBUIDOR

SONY

VALORACIÓN

6

NUESTRA FORMA DE VALORAR LOS JUEGOS

Aunque Dogchild tiene una historia, vamos a destacar que en realidad va a más de lo que a simple vista podemos apreciar. Y lo que intentan transmitir, y consigue todo hay que decirlo, es ese sentimiento que tienen todas esas personas con mascota, en concreto, un perro. Desde principio a fin, una historia cien por cien ficticia y sin querer mostrar más de lo que muestra. El protagonista se llama Tarpax, y su mejor amigo, es el perro del que hemos hablado y que se llama Tarao. Siempre juntos, comenzamos el juego en un día aparentemente normal y corriente, con la salvedad de que notamos un ambiente un poco vacío. Algo pasa y se percatan los dos protagonistas. Es por eso por lo que Tarpax, amante del parkour, decide subir a la superficie más alta del lugar en donde nos encontramos, y lo que se encuentra es que una organización tiene marcado como objetivo raptar el mayor número de perros posible para hacer algo que si os pica la curiosidad, os recomendamos que pilléis el juego y lo descubráis por vosotros mismo.

Si decidimos jugar algún día a Dogchild es porque nos apetece jugar a un juego de aventuras con toques plataformeros que da una de cal y otra de arena. La idea del juego, que ahora las iréis viendo en las novedades, es digna de destacar, ya que el juego gusta y tiene unas ideas interesante. Pero a la hora de funcionar no es lo que se espera, ya que tiene ciertas deficiencias que estamos obligados a contar. Pero vamos por parte y hablaremos de lo bueno y de lo malo.

Empecemos con la mecánica, la parte buena e interesante. Manejamos a los dos personajes con plena libertad, con la notación de que ambos son vitales para avanzar, gracias a las habilidades tan opuestas pero tan bien complementadas que tienen. Como ambos protagonistas son animales, vamos a comenzar explicando las habilidades con el ser humano, que con como ya hemos dicho el parkour, y además, una pelota con la que puede jugar con Tarao, en donde en el juego no podremos verlo. Os estáis preguntando entonces para qué nos molestamos en mencionar esta pelota, y es que es vital para noquear a nuestros enemigos antes de inmovilizarlos. Tarao tiene ese olfato canino capaz de localizar lo que el ojo humano no ve, distraer a los guardias, y en muchos momentos, acompañarnos. Además de esto, nuestro mejor amigo tiene también la capacidad de llegar a unas localizaciones que nosotros no podamos llegar. El nos ayudará y nosotros le ayudaremos, ya que todo será un trabajo de equipo.

El control, al igual que la mecánica, sencillo, fácil, adaptable al jugador y muy cómodo, ya que tanto pasar de un personaje a otro como realizar las funciones específicas de cada uno de ello, al igual que sus movimientos, están recreados de una manera accesible.

Algo que nos ha gustado muy poco y con la que se entorpece un poco la jugabilidad, la inteligencia artificial de los enemigos. Desafortunadamente estamos ante una IA lineal, que a veces, incluso estando muy cerca de la misma, nos hemos encontrado con que nuestro enemigo no nos atacaba, y la verdad que eso empeora la jugabilidad. No ocurre siempre, no es un fallo garrafal, y pasa en enemigos contados, pero pasa y tenemos que decirlo.

La duración nos ocupará en torno a unas seis horas, en donde salvo que tengamos suerte (y es mejor que no) cada escenario hay que recorrerlo casi en su totalidad porque el juego (y esto que vamos a decir ahora no es una crítica) no deja nada de intuición en cuanto a señalizaciones en el camino o pistas. Nos mandan un objetivo, nos dicen a dónde tenemos que ir pero no ni cómo ni dónde está ese sitio en concreto. No son escenarios amplios, son pequeños pero hay que dar las vueltas y demás para encontrar lo que estamos buscando. Entonces, ¿es difícil Dogchild? No, simplemente, hay que echarle interés, ganas, e investigar las zonas, además de repetir las cosas ya que no nos va a salir todo a la primera.

Y por último el apartado técnico, en el que os vamos a hablar del apartado gráfico y del sonoro. Gráficamente, el juego está hecho mediante Unity y aunque no explotan al máximo el motor, luce bien y tiene un colorido que gusta ver. Pero el problema es a la hora de interactuar la física de algunos lugares, paredes que traspasaremos y salientes inexistentes a los que nos agarraremos. Como ocurre con la IA de los enemigos, momentos puntuales pero que están presente en la partida.

El sonido en cambio, no es variable pero al menos han sabido encajar las melodías con las situaciones del juego, y por lo tanto, no tendremos problema en jugar con volumen. A destacar también que el personaje no tiene voz pero al menos, Tarao sí.

NUESTRA OPINIÓN FINAL

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Punto y final a un producto español que se ha quedado en el camino de lo que podría haber sido. No es que esperásemos un triple A, pero quizás la falta de experiencia o los pequeños problemas a nivel técnico han sido el principal inconveniente de todo. Sí recomendamos jugar a Dogchild, no tengan duda, pero cójanlo como lo que es y no como lo que os gustaría que fuera. Y si amáis a vuestra mascota, sea o no un perro (si lo es, mejor aún), viviréis algo especial. Ahora, la gente de Animatoon Studio, deben recargar las pilas para traernos otra aventura mejorada pero con el mismo cariño y empeño.

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