Análisis Dragon Age Inquisition, vuelve la era del dragón

Publicado el 14 diciembre 2014 por Bebina @Games4u_es


Análisis Dragon Age Inquisition, vuelve la era del dragón

Author

Alfonso

Título

Dragon Age Inquisition

Distribuidor

Electronic Arts

Lanzamiento

21 de Noviembre del 2014

Plataforma

PC, Xbox 360, Xbox One, PS3, PS4

Ser fan de Bioware no siempre ha sido fácil, llevábamos unos años en los que su habitual manera de presentarnos sus títulos, dándonos una de cal y una de arena, se había tornado en un planteamiento algo más agridulce. Hablamos por supuesto de Dragon Age 2 y Mass Effect 3, juegos que aún siendo muy correctos suponían sendos pasos atrás en aquello que hacía grandes a sus predecesores. Pues bien, todo parece indicar que la época de las vacas flacas ha quedado atrás y volvemos a estar ante un dulce resurgir del RPG más auténtico y occidental, buena prueba de ello es este Dragon Age Inquisition, broche de oro a la querida trilogía, hija bastarda del aún mas legendario Baldurs Gate, que viene dispuesta a devolvernos la fe en este estudio. Pasamos a analizar el que ya ha sido catalogado en diversos medios internacionales como JUEGO DEL AÑO. Vuelve la era del dragón.



Primeros pasos

Uno no sabe muy bien cuando empieza a jugar a Dragon Age Inquisition lo que le espera. Si nos ceñimos a sus dos precedentes, podemos esperar una fuerte carga narrativa, cierta libertad de elección y sobre todo la marca de la serie (con permiso de los romances) la posibilidad de dejar nuestra huella en el mundo de Thedas, y más importante aún, que del mismo modo que ocurrió (en menor medida) en Dragon Age 2, el mundo que encontremos al iniciar el juego mantenga las consecuencias de nuestros actos en juegos anteriores.

Esta vez, no sólo vamos a poder importar algunas características, sino que vamos a tener en nuestras manos la habilidad de moldear el mundo a nuestro antojo, haciendo buen uso de nuestra memoria y amor por el lore de la saga, claro, creando una sensación de “Todo lo que hiciste hace 5 años no fue en vano” que le otorga muchos enteros al titulo. El cambio generacional en las versiones de PS4 y One no parecía facilitar esta importación, así que Bioware ha diseñado la herramienta Dragon Age Keep, la cual permite, previo login con nuestra cuenta de Origin hacer un atractivo cuestionario referido a nuestras elecciones en los anteriores juegos, que podremos cargar a la nube y que será el que moldee el mundo que nos encontraremos.

Esta vez, con la próxima entrega de Mass Effect aún muy verde, se nota y se siente que el equipo de Bioware se ha volcado con este juego en un desarrollo largo y muy costoso, dando lugar a un juego inmenso, más de lo que nos podíamos imaginar y que tiene armas de sobra para sentarse en la mesa de The Elder Scrolls (último gran referente desde hace unos años).

Las primeras horas en Dragon Age Inquisition se os grabarán a fuego por la sensación de vértigo que experimentareis, es tal la magnitud y densidad del mundo que presenta el juego, que literalmente no sabréis ni por donde empezar (y lo hagáis por donde lo hagáis, lo vais a disfrutar) presentando una narrativa lo suficientemente re-flexiva como para manteneros enganchados mientras os perdéis días enteros de juego explorando y realizando misiones secundarias que lejos de ser gratuitas, os resultaran vitales para obtener el éxito en la historia.

La promesa del mundo abierto, se transformó rápidamente en zonas abiertas enormes con su propia ambientación. Esto a primera vista supuso cierta decepción a los que esperaban un mundo sin (al menos visibles) transiciones, como el citado Skyrim. Pero es que cada zona, cada lugar, no resulta grande sino gigantesco: un bosque no se queda en un mero bosque sino que contiene el bosque, varias montañas con sus valles, sus cuevas, sus ciudades y castillos, ríos y la posibilidad de perderte en ellos. Y el mismo esquema se aplica a las 12 zonas que encontrareis, todas inmensas, perfectamente ambientadas, con su propia fauna salvaje (a la que podréis cazar en busca de recursos), su propia vegetación (cuya recolección y mezcla proporcionara avances en pociones al equipo) y sus cientos y cientos de NPC con algo que contar.

La sensación de mundo vivo esta logradísima pues cada dos pasos encontrarás alguien con quien conversar, investigar o simplemente compartir batallitas, que además de abrir nuevas opciones de diálogo te brindara alguna que otra secundaria, con lo que no tardarás en tener el mapa lleno de misiones.

En Dragon Age Inquisition se premia a los que gustan de explorar y avanzar conquistando territorios vírgenes o conflictivos para su causa (a golpe de clavar la bandera). Proporciona notoriedad a tu persona y experiencia, además de abrir así nuevas vías de comercio y recursos. El planteamiento de mundo abierto resulta único y personal, diametralmente opuesto a otros títulos de similares características.

10 años después…

La historia de Dragon Age Inquisition no resulta original in extremis, pero cumple de sobra su cometido de mantenerte muy interesado en el destino de tu avatar y de sus compañeros. Diez años después de la ruina que asoló Thedas en la primera entrega, y con una guerra abierta entre magos y la capilla (producto del “Explosivo” final de Dragon Age 2), parece que existe un atisbo de paz, gracias al concilio que se va a celebrar entre ambas fuerzas bajo la presencia de la Divina, la mujer mas poderosa a nivel religioso de Thedas. Pero durante el encuentro se produce una explosión que sacude el reino entero, mata a todos los presentes y rasga el Velo, dejando la puerta abierta al mundo de los demonios. De esta grieta sin saber muy bien como has llegado aquí, caes inconsciente y con una marca en la mano de la que fluye magia del Velo. La buscadora Cassandra ve en ti a un responsable potencial de la catástrofe (único superviviente), pero tu firme intención de ayudar a averiguar que ha ocurrido os pondrá en marcha para intentar cerrar la grieta.

La historia consta de un trabajo exquisito a la hora de presentar más y más personajes secundarios entrañables y con una personalidad marcada, intenciones, aspiraciones y brindándote la posibilidad de ayudarlos, conocerlos mejor e incluso emparejarte y ser íntimo suyo. Los romances han dejado de ser una meta para servir de puente a nuevas posibilidades narrativas, resultando más cuidados y menos genéricos que en ocasiones anteriores. Creednos cuando os decimos que en las mas de 100 horas que os esperan en Dragon Age, nunca vais a sentir que un secundario o compañero de grupo, se ha quedado estancado en su rol. Ellos crecen contigo, evolucionan, forman opiniones de ti según tus actos y se van abriendo añadiendo ese toque de “viaje” a la aventura que le hace única.

Por supuesto no faltarán los romances con aquel compañero de viaje que os guste más, estos idilios traen misiones exclusivas y vídeos de caracter sexual, mucho menos rocambolescos de lo que se ha venido diciendo y que varían de lo romántico a lo meramente simpático.

JUGABILIDAD

La personalización es total como viene siendo marca de la casa y además de los parámetros físicos, podremos especializar a nuestro personaje (y a sus compañeros) en los diferentes árboles de habilidades dispuestos para tal fin. Cada clase en vez de conformarse con un árbol de habilidades cuenta con varios, así por ejemplo un guerrero a dos manos tiene un árbol si desea ser tanque y centrar el daño y la atención en su persona, o bien prefiere ser una torre defensiva. Un pícaro puede ser sigiloso y acuchillar a sus enemigos por la espalda, o puede ser un arquero capaz de alterar el combate gracias a efectos imbuidos en sus flechas. Un mago puede ser elemental, healer, nigromante, puede invocar armas de filo y daño mágico… dudamos y mucho que llegue a haber dos personajes iguales y eso sin contar las combinaciones de armaduras, cinturones anillos (todos con sus efectos) que presenta la aventura y que no sólo podemos conseguir como premio, sino que podemos fabricar de cero a base de materiales, y esquemas.

Además de decirle a nuestro equipo con qué luchará, podremos indicarle cómo lo hará  y una vez más podremos otorgar actitudes a los personajes. ¿Quieres que tu mago gaste sus últimos segundos de vida en arrasar con críticos? ¿O prefieres que se aparte para curarse o que se sacrifique dejando un escudo protector a los demás del equipo?. ¿Prefieres que un compañero guerrero vaya a por los enemigos de mayor nivel? ¿O que barra la pantalla de los molestos enemigos pequeños dejándote despachar a gusto al boss?. Todo es editable.

El combate en tiempo real, goza de un ritmo supuestamente mas pausado que un Hack and Slash, pudiendo incluso detener la acción y dar ordenes personalizadas a nuestro equipo; esta “cámara táctica” resulta de gran utilidad en los niveles mas altos de dificultad, en los que “ir a saco” sólo garantiza la extinción del grupo.

Contamos con vigor y mana para guerreros / pícaros y para magos respectivamente. Estas barras se recuperan al atacar a enemigos y son el combustible de nuestras habilidades. Bioware ha hecho los deberes respecto a Dragon Age 2 y el combate a pesar de su esencia pausada no logra hacerse lento debido a la gran cantidad de flechas, hechizos y espadados que vuelan cuando arremetemos junto a nuestro equipo. Una vez más, podemos alternar el control entre los miembros de nuestra tropa y que de otro modo gozan de una buena IA personalizable como decíamos antes. Salvo alguna acción fuera de contexto decididamente suicida, no hemos encontrado fisuras en el sistema de combate que ofrece Dragon Age Inquisition.

El juego presenta además un alto grado de interactividad con los entornos, llenos de elementos destructibles en los que podremos encontrar secretos. Es precisamente esta búsqueda de objetos ocultos uno de los detalles en los que Bioware ha aprendido de sagas como “The Witcher” ya que del mismo modo que Geralt de Rivia  utilizaba su campanilla para detectar ítems, aquí utilizando el joystick izquierdo activamos un “sonar” que resalta objetos a nuestro alrededor.

El juego sin llegar a niveles tipo saga Souls no resulta fácil en su modo normal, exige un mínimo de gusto por la estrategia en el aspecto de “preparar” un grupo competente y equilibrado cosa que se va logrando paulatinamente. Una vez  nos hayamos acostumbrado a nuestra propia manera de afrontar los retos, tendremos escaramuzas rápidas sin apenas dificultad y encuentros con enemigos de rango elevado al nuestro a los que resulta imposible atacar sin un plan, o sin un farmeo previo (como los dragones , 12 en total, dos de ellos ocultos), pero que incluso sin ese nivel extra podremos afrontar si administramos bien las pociones y el equipo, en esos casos os espera un combate largo y duro pero muy gratificante. Hemos mencionado a los majestuosos dragones, pero un pequeño grupo de bandidos con un par de arqueros bien posicionados y un pícaro que se hace invisible, os pueden poner las cosas muy difíciles también.

Por último contamos con nuestro fuerte, el cual podemos personalizar y recorrer al completo interactuándo tanto con todos los secundarios que se hayan unido a nosotros, como con mercaderes y vendedores que nos visiten. Este fuerte es un mapa en si mismo bastante completo en el cual seremos señor y soberano. Podremos actuar de juez e impartir justicia desde el trono, atender peticiones y lo mas importante manejar unidades desde la sala de Guerra. En esta sala nos reuniremos con nuestros consejeros que representan: la fuerza del ejercito, la red de espías, y la diplomacia, para encomendárles misiones secundarias que una vez resueltas por ellos nos otorgaran poder y premios, ademas de abrir nuevas zonas del mundo a las que viajar, es con mucho el descubrimiento del juego y nos ha encantado lo bien implementado que está.

Mazmorras en compañia

Antes de ir al apartado técnico, merece la pena detenerse en el curioso modo multijugador que presenta Dragon Age Inquisition. Bajo un planteamiento de lucha cooperativa contra oleadas (heredero del multi coop de Mass Effect 3) contamos con un modo completamente independiente de la historia principal enfocado en recorrer mazmorras junto a otros jugadores, con personajes predefinidos (y con su pequeño trasfondo) creados por el juego. La mecánica, similar a la de la saga DIABLO, se centra en el loot y es sorprendentemente adictiva y rejugable. Cuanto más juguemos más botín recibiremos, armas poderosas o dinero para comprar cofres que pueden contener pociones o armas únicas. Además vamos subiendo de nivel los personajes que utilicemos haciéndolos mas poderosos.

Con los premios también podemos crear materiales que sirven para crear nuevas armas y para desbloquear otros personajes. Un añadido que gusta tanto, porque no le resta ni un ápice de contenido a la historia principal y deja claro desde el inicio su intención de ofrecer una evasión breve y divertida del modo single player. Cuenta con la posibilidad de utilizar micropagos pero únicamente sirven para comprar cofres de objetos aleatorios, todo absolutamente todo se puede conseguir jugando.

Apartado Técnico

Llegamos pues al apartado Técnico, el videojuego ofrece idéntica ración de luces y sombras tanto en las consolas Next Gen como en sus predecesoras. Por un lado tenemos unos modelados muy detallados, ropas con diferentes texturas, reflejos según el material, los rostros han ganado movilidad y matices, miradas de reojo, incredulidad… todo se refleja. Sin embargo las ropas, pelo, tela ect. siguen teniendo un aspecto inanimado, acartonado podríamos decir, que de haberse cuidado hubiera sido un broche de oro.

Los escenarios, tienen una línea de dibujado sorprendente y estos si que parecen completamente vivos. Que un enemigo como un dragón se acerque provoca que los animales salvajes que pueblan el lugar huyan despavoridos, los árboles se agiten a su paso y las rocas se desprendan, un espectáculo para la vista. El punto negativo de los escenarios es la generación de enemigos que a veces tarda demasiado en producirse y aparecen por arte de magia pillándonos absolutamente desprevenidos. Otras veces se generan enemigos de gran tamaño como los gigantes a muchos metros de distancia y el efecto de verlos ahorrando animaciones  queda bastante mal a la vista, cosa que se soluciona acercándonos. Unas gotas de popping (aunque muy poco y sólo en elementos aleatorios) terminan de rellenar el cupo de fallos habituales en juegos de mundo abierto pero repetimos que la balanza esta muy equilibrada y goza de detalles como efectos de pura next gen, humo, luz agua, la representación del hielo, etc. Hemos encontrado algunos bugs, nunca fatales, que han afectado a la sincronización de los diálogos, pero a día de hoy Bioware ya ha lanzado dos parches que se ocupan de este problema.

El apartado sonoro marca de la casa es simplemente una gozada: banda sonora de Trevor Morris, que nos hace olvidar de un plumazo a Inon Zur y que en vez de centrarse en la rotunda majestuosidad coral de por ejemplo Elder scrolls, se mantiene en la línea más íntima y emocional que siempre ha caracterizado a la saga Dragon Age. Deja de lado los coros pero añade masa orquestal y redondea con un tema principal para el recuerdo. Las voces llegan una vez más en perfecto inglés, manteniendo los actores de todos los personajes aparecidos previamente y el resto de efectos gozan de un nivel bastante alto. Si que es cierto que una opción para agrandar el tamaño de los subtítulos habría sido acertada, pues realmente puede llegar a cansar la vista debido a las toneladas de texto que encierra el juego.