Todos sufrimos en mayor o menor medida un terrible sentimiento de incertidumbre, que empaña el de alegría, cuando oímos que alguna saga que nos cautivó en el pasado va a volver. Esto es lo que sentimos muchos de los jugadores durante la conferencia de prensa de Sony en el E3 de 2016, cuando descubrimos que el Fantasma de Esparta volvería a nuestras PlayStation 4 pero con toda una serie de cambios que nos parecieron de lo más cuestionables.
El pasado mes de abril fue el que vio nacer a este nuevo título de God of War, que los chicos de Santa Monica Studios han acertado a la hora de olvidar numerarlo. En efecto, Kratos ha vuelto rodeado de toda una serie de cambios tanto jugables como narrativos que han llegado para cambiar definitivamente una franquicia que llegó a convertirse en el pasado en toda una seña de identidad para la familia de consolas PlayStation.
Las principales preguntas, sin lugar a dudas, que nos ha dejado la llegada del griego reconvertido en nórdico son: ¿Los cambios han sido para bien?, ¿A pesar de ello los amantes más acérrimos de los anteriores God of War podrán disfrutar de este lavado de cara? Hoy, tras muchas y muy largas sesiones de juego con el hacha Leviatán entre nuestras manos desde LivingPlayStation nos sentimos preparados para compartir con vosotros nuestra opinión al respecto.
Un segundo plato de Dioses nórdicos
El primero de los cambios y uno de los más notorios, y agradecidos, que se ha llevado a cabo para esta nueva entrega de God of War ha sido a la hora de conferirle un papel en el mismo para el desarrollo de la narrativa. La trama que nos presentaban los anteriores lanzamientos de la franquicia hacía gala de un gran trasfondo propiciado por la mitología griega. Sin embargo, a la hora de exponer la propia historia del juego esta solía quedar en un segundo plano eclipsado por la acción hack and slash. Para este nuevo resurgir de la franquicia este formato ha sido cambiado por otro que no solamente trae consigo otro trasfondo increíblemente rico (que en esta ocasión ha sido brindado por los dioses nórdicos y todo lo que les rodea), sino que también añade a la ecuación una gran trama principal y se toma todas las libertades y pausas necesarias para narrarla de una manera espectacular.
Esta, por supuesto, vuelve a estar protagonizada por Kratos. Sin embargo, el Fantasma de Esparta ya no es aquel guerrero que antaño solamente luchaba en busca de la venganza (por más justificada que nos pareciera). El videojuego desde su mismo inicio nos deja comprobar cómo el ahora nórdico Kratos recuerda un pasado que le gustaría dejar atrás de una vez por todas, algo que parece imposible hasta para un Dios.
Su nueva y tranquila vida alejada de Grecia se verá interrumpida por la repentina muerte de Faye, la mujer con la que ha rehecho su vida y que le ha dado a su nuevo hijo Atreus. Este será el otro personaje que ocupe el co-protagonismo a lo largo de la aventura en la que ambos deberán enfrascarse hombro con hombro con el objetivo de dar sepultura a Faye. Por supuesto, el camino se verá interrumpido en numerosas ocasiones y la que a priori parece ser a todas luces una tarea sencilla se convertirá en todo un reto al que ambos deberán enfrentarse juntos mientras crean lazos paterno filiares (pues la relación que los personajes comparten desde el principio de la historia no es precisamente ejemplar).
Cabe destacar el gran trabajo realizado por parte de Santa Monica para caracterizar a ambos protagonistas (así como también, aunque en menor medida, al resto de personajes que encontraremos durante el viaje). Las personalidades de los mismos nos han parecido muy realistas y podremos comprobar cómo evolucionan a lo largo de la aventura de una forma muy notoria. Este cambio se puede ver reflejado incluso en la forma de actuar de Atreus (de manera más marcada al ser el más inexperto al inicio de la aventura y al ser el personaje que no controlamos directamente como jugadores), que se sentirá mucho más confiado a medida que supere retos, venza a enemigos y ayude a su padre.
Como ya hemos mencionado anteriormente, el trasfondo que acompañará a los dos protagonistas durante toda su aventura ha sido inspirado para esta nueva ocasión en la mitología nórdica, ofreciéndonos así un mundo repleto de draugrs, enormes trolls, elfos, enanos, gigantes y toda una serie de Aesir y Vanir (que son dos grupos de dioses nórdicos). Por primera vez en la franquicia el videojuego se toma su tiempo para desvelarnos de forma directa interesantes detalles e historias acerca de su nueva mitología, algo que es muy de agradecer ya que ayuda y mucho a crear una atmósfera espectacular en la que nos encanta zambullirnos.
Hack and slash aderezado en esta ocasión con una buena dosis de RPG
Anteriormente hemos mencionado cómo desde el primer momento del juego este nos deja muy claro el cambio frente a la forma de ser contada la narrativa que ha sufrido esta nueva entrega con respecto a sus antecesoras. No será hasta muy poco más adelante cuando el videojuego vuelva a demostrarnos la contraposición de este nuevo lavado de cara, y es que en el aspecto jugable es donde más continúa pareciéndose a los anteriores God of War aunque, por supuesto, con una fórmula mucho más refinada y adaptada a los tiempos actuales.
Ejemplo claro de ello es la jugabilidad hack and slash que ha sido algo apartada un poco (aunque continúa estando muy presente) para añadir aspectos mucho más roleros sobre todo en cuanto al combate y a la mejora de los personajes se refiere. Debido a ello los primeros momentos del juego (más adelante conseguiremos habilidades que lo eviten) es fácil sentir que se ha perdido mucha agilidad en el cambio, no obstante, también se le ha añadido una profundidad que antes no poseía el título y que le añade nuevas virtudes y muchas posibilidades, como la de personalizar el equipo de Kratos o la necesidad de conseguir materiales para hacerlo posible.
También se ha conseguido conferir una gran contundencia a las acometidas de Kratos acuciadas sobre todo por el cambio de cámara; esta ahora se ha posado sobre el hombro del espartano acercando así al jugador mucho más a su punto de vista, a los combates, a las conversaciones y a la brutalidad inherente al personaje. Esta protagoniza también otro cambio muy comentado ya que fue fruto del empeño de Cory Barlog por crear una experiencia realista y sin cortes mediante la utilización de un continuo plano secuencia. Sobre ello debemos decir que funciona a la perfección; la cámara se comporta como debería en todo momento y los cambios de dirección han sido medidos al milímetro, aunque tampoco llega a ofrecernos las sensaciones que este método consigue en el cine (debido en gran medida a la posibilidad de pausar, a la posibilidad de morir o a la de suspender la partida o apagar la consola).
Para localizar todo ello el equipo de Santa Monica Studios ha desarrollado un tipo de mapa que también difiere a lo que encontrábamos en las anteriores entregas de la serie. Se ha mantenido la linealidad en pos de la ambientación, al igual que esos pequeños y muy característicos desvíos que podemos encontrar repartidos por todo el mapa y que se encontrarán llenos de cofres, secretos o enemigos a los que batir. Sin embargo, el mayor cambio en este aspecto sufrido por esta nueva visión de God of War reside en un escenario central mucho más amplio y en el que se nos instará continuamente a la exploración del mismo, ya sea para conseguir mejor equipo, plata (el dinero del juego), experiencia o para cumplir misiones secundarias u otros retos y coleccionables.
Todo este nuevo lavado de cara en el apartado jugable le ha sentado de maravilla a la fórmula, tal y como ya hemos señalado anteriormente, sin embargo, también ha servido para eliminar casi por completo uno de los elementos más característicos de los anteriores God of War como lo son los Quick Time Events. Somos muy conscientes de la polémica que este tipo de acontecimiento ha levantado ya, aunque continuamos pensando que han sido eliminados del juego a última hora y tan solo por falta de valentía por parte de sus responsables. A menudo encontraremos algunos de ellos, sí, pero en otras muchísimas ocasiones podremos ver cómo Kratos termina con el enemigo al que estamos combatiendo sin nuestra ayuda durante una escena impresionante que pide a gritos uno de estos QTE que tan bien funcionaban en sus predecesores.
Un viaje espectacular que se convierte en todo un deleite audiovisual
A estas alturas ya es prácticamente una redundancia hablar sobre el apartado técnico que han conseguido otorgarle a God of War. Sin embargo, no podemos dejar de ensalzar el gran trabajo llevado a cabo por Santa Monica Studios, con el que han conseguido obtener un resultado impecable que se convierte tanto sonora como gráficamente en un verdadero espectáculo para los sentidos.
El estilo artístico es simplemente redondo y encaja de maravilla con la ambientación que ha sido escogida para el juego. El nivel de detalle roza en la obsesión, el tratamiento de la luz, las texturas, la caracterización facial y las animaciones de los personajes convierten la experiencia en toda una gozada. En resumen, todos los aspectos gráficos del videojuego nos han dejado boquiabiertos a pesar de estar jugándolo en una PlayStation 4 estándar, en la cual el título rinde estupendamente salvo alguna que otra bajada de framerate muy puntual.
En cuanto al sonido debemos volvernos algo reiterativos, pero vuelve a demostrar que cuando a un proyecto de esta envergadura se le otorga el mimo que merece se obtiene un producto redondo. El doblaje al castellano (así como el del inglés) es excelente y la voz de Rafael Azcárraga termina de culminar el gran cambio sufrido por nuestro Dios de la Guerra favorito. La banda sonora es abrumadora, y ambienta a la perfección toda la aventura al igual que el resto de efectos de sonido.
En conclusión
God of War ha vuelto a nuestras vidas manteniendo todas las virtudes que la convirtieron en una franquicia inolvidable. Cory Barlog y su equipo han sabido mejorar una fórmula estupenda ya de por sí, añadiéndole mucha mayor importancia al componente narrativo, dándole más espacio y libertad para desarrollarse por sí mismo, con todas las pausas que necesite para ello. Esto, sin embargo, no ha significado dejar de lado la acción, la brutalidad y el trasfondo sino que los ha mejorado, y mucho.
Debido a todo ello pensamos que este nuevo God of War no solamente es un gran videojuego sino que también ha servido para demostrar que con el tiempo, los recursos y el mimo suficientes uno de los nombres que marcaron pasadas generaciones de videojuegos puede resurgir a lo grande y muy mejorado.
Historia - 97%
Jugabilidad - 93%
Gráficos - 98%
Sonido - 98%
97%
God of War ha vuelto a nuestras vidas manteniendo todas las virtudes que la convirtieron en una franquicia inolvidable. Cory Barlog y su equipo han sabido mejorar una fórmula estupenda ya de por sí, añadiéndole mucha mayor importancia al componente narrativo, dándole más espacio y libertad para desarrollarse por sí mismo, con todas las pausas que necesite para ello. Esto, sin embargo, no ha significado dejar de lado la acción, la brutalidad y el trasfondo sino que los ha mejorado, y mucho.
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