[Análisis] Juego de Tronos 3×02: ‘Alas negras, palabras negras’

Publicado el 09 abril 2013 por Despiram @FrikArteWeb

El tiempo pasa rápido cuando de Juego de Tronos se trata y, una semana más, tenemos entre nuestras manos un nuevo episodio de la serie de HBO. Alas negras, palabras negras es el título de la segunda entrega de la tercera temporada. Un episodio que, como el anterior, todavía intenta ubicarnos en el mapa y darnos a conocer, poco a poco, los caminos y tramas por los que se desenvolverán los personajes de la Canción de Hielo y Fuego de George R.R. Martin durante las próximas semanas. Episodio lento, pero emocionante. ¿Queréis que repasemos lo ocurrido para no perdernos nada?

INVERNALIA

En este nuevo episodio, volvemos a ver a personajes que quizá echamos de menos en el anterior (o no). Es el caso de Bran Stark, quien acompañado de Osha Tonks, Hodor y el pequeño Rickon siguen ocultos en las inmediaciones de su arrasado hogar pero con un nuevo objetivo: huir de aquellos que desean la muerte del pequeño príncipe de Invernalia y llegar al Muro. Eso sí: no lo harán solos.

Dos nuevas caras se incorporan a nuestra expedición, los misteriosos hermanos Jojen y Meera Reed. Según los libros, debieron aparecer antes pero, para la que suscribe, los guionistas los han traído a nuestras pantallas en el momento exacto. En el momento exacto para que nosotros y Bran (que ahora sabemos que es un warg) comprendamos un poco mejor los sueños del joven Stark. Como suponíamos no eran sueños normales. Son visiones que permiten ver más de lo que verían nuestros ojos, en el pasado, en el presente, o en el futuro y a través de la mirada de cualquier otro ser vivo.

CAMPAMENTO DE ROBB

Mientras tanto, en el campamento de Robb, los cuervos de alas negras que dan nombre al episodio son portadores, como dice el refrán de Poniente, de malas noticias. No solo ha fallecido Lord Tully, el padre de Catelyn Stark, sino que, además, Invernalia ha sido completamente arrasada y en ella no hay ni rastro de los Stark más jóvenes. Afortunadamente, nosotros sí que conocemos el paradero de los chicos, pero imaginad por un momento la pena de esa madre, castigada por su primogénito, separada de sus hijas y temerosa por la muerte de los más pequeños. Una madre que además se culpa de los todos los males de su familia por no haber sido precisamente eso, una buena madre para el bastardo de su esposo.

FUERTE TERROR

Un nuevo escenario se suma a nuestro mapa de Westeros. Al Norte de Poniente, cerca de Invernalia, nos encontramos con la fortaleza de Fuerte Terror. Allí, en la oscuridad de sus mazmorras, un Theon Greyjoy es torturado y recibe el castigo que merece (y que más de un fan le aplicaría de buen gusto) tras su traición a la familia Stark. Un traición que cometió para ganarse el favor de su casa y de su padre. Y, parece ser, que lo consiguió. Y es que un esperadísimo Iwan Rheon entra en escena. Su identidad en la serie aún la desconocemos, pero hace aparición para prometer a Theon una salvación que viene, nada más y nada menos, que de manos de su hermana Asha Yara.

CAMINO REAL

Apartados del Camino Real pero destino Desembarco del Rey, volvemos a ver a esa extraña pareja formada por Jaime Lannister y por Lady Brienne de Tarth, doncella que, por cierto, y por mucha ira que le ponga, parece haber dejado atrás el luto guardado por su amado Renly para sustituirlo por una devoción inquebrantable hacia la Stark. Mientras, Jaime no ha cambiado. Sigue desafiante y con una lengua mordaz pero que, oigan, no le impide dejar de tener razón: nadie elige de quién se enamora y, señores, ya sabemos de sobra lo que haría el Matarreyes por amor.

La que no lo sabe es Brienne, quien en un momento de descuido, es desarmada por el Lannister para regalarle al espectador una hermosa danza de espadas de acaba sin ganadores ni vencidos. Justo cuando la de Tarth parecía a punto de poner punto y final al baile son interrumpidos y apresados por norteños. ¿Qué será ahora de la promesa de Brienne y del futuro del Matarreyes?

DESEMBARCO DEL REY

En la capital de los Siete Reinos, las tramas son tantas como los personajes que allí habitan. Por un lado, Cersei Lannister intenta avisar a su hijo, no con mucho éxito, de las intenciones ocultas de Margaery Tyrell. Como si de John Locke se tratase, le cuenta a Joffrey y a nosotros, por supuesto, que everything happens for a reason y que, cada paso que da la joven de la Casa Tyrell tiene un motivo de por medio.

Mientras tanto, Sansa, recibe una visita muy especial. O más bien la hace. Y es que acompañada precisamente de la viuda de Renly, nos lleva a conocer a Lady Olenna, interpretada por una magistral Diana Rigg. La reina de las espinas, que no tiene este apodo por casualidad, hace que Sansa, por fin, salga de ese mutismo al que nos tenía sometidos desde la pasada temporada. Joffrey es un monstruo. Pero ahora no solo lo sabe ella, sino también su futura esposa y la abuela de la misma.

Pero dejemos a Lady Olenna y centrémonos en Margaery que, al contrario que su abuela, capaz de de hacer hablar a cualquiera, es la única que, de momento, ha dejado sin palabras al niño rey. Una mirada, un roce de manos, y una ballesta frente a un espejo. Ingredientes al parecer suficientes, para domar a un león. ¿O no?

MÁS ALLÁ DEL MURO

Más allá del muro la acción no avanza tan rápido cómo gustaría al lector. Y es que Mance Rayder sigue sin convencer y la marcha de la Guardia de la Noche hacia el Muro no es para entretener. Alejémonos un poco, pues  de esas tierras invernales para irnos con alguien a quien hacía tiempo que no veíamos.

LAS TIERRAS DE LOS RÍOS

Aquí quiero poner un “por fin” grande, un “por fin” en mayúsculas. Y es que POR FIN, nos volvemos a encontrar con Arya Stark. Justo donde la dejamos, recién escapada de Harrenhal, pero un poco más crecidita (el comienzo de la adolescencia ya se nota para Maisie Williams) tiene la fortuna de encontrarse con la Hermandad sin Estandartes, un grupo de bandidos ajenos a la guerra dirigidos por el gran Thoros de Myr. Pero este en encuentro no es tan afortunado como inicialmente parece. El destino, o como lo queráis llamar, hacen que en el camino de la Hermandad se cruce otro personaje al que echábamos de menos: el Perro de Joffrey, Sandor Clegane, quien sin dudarlo un instante no tarda en reconocer a “esa puta Stark”.

Una “puta” que esperamos que tenga mucha suerte y que sea la que en los próximos episodios, levante la calma en la que nos encontramos y nos traiga muchos más movimientos en ese Juego de Tronos que nos tienes enamorados.

Valar Morghulis. Hasta la semana que viene, caballeros.