[Análisis] Juego de Tronos 3×06: ‘La escalada’

Publicado el 07 mayo 2013 por Despiram @FrikArteWeb

Ya se puede decir que estamos prácticamente en la recta final de la tercera temporada de Juego de Tronos. Después de que la semana pasada llegáramos a la midseason con un episodio con mucho desnudo y alguna que otra lección de Jon Nieve, con The climb nos volvemos a encontrar con un capítulo en el que el bastardo de los Stark es el protagonista, pizca más pizca menos, pero en el que el resto de personajes también tiene mucho que decir y que hacer. Vayámonos, pues, al Norte, muy al Norte, y veamos esa escalada que da título a esta entrega de Game of Thrones.

MÁS ALLÁ DEL MURO

Más allá del muro, nos encontramos con grupos de personajes separados pero con un mismo destino: El Muro. Por un lado Sam y Gilly (la salvaje a la que rescató del Torreón del malvado Craster) y a Romeo y Julieta. Más bien debería decir Jon e Ygritte, pero la comparación es inevitable. Dos jóvenes amantes de procedencias y clases diferentes unidos por un amor salvaje (y nunca mejor dicho) que les hace olvidar su origen y destino y les lleva a desafiar aquello en lo que creen. Él, miembro de una hermandad en la que prima la castidad y la entrega de por vida. Ella, una mujer sin leyes y dueña de sí misma, perteneciente a una comunidad que no busca otra cosa ahora mismo que acabar con los hermanos de Jon.

Pero a la salvaje besada por el fuego le da igual todo eso. Y así se lo hace saber a Jon. Ni a los cuervos ni a Mance Rayder les importa su destino ni qué sea de sus vidas. Y solo basta un cuchillo cortando una cuerda para simbolizar esta gran verdad. Ygritte es ahora la mujer de Snow y eso es lo único que importa. Aunque eso de tener que escalar el Muro para asaltar el Castillo Negro tampoco se queda atrás.

Los sentimientos no son los únicos ingredientes de la trama dedicada a estos enamorados. La escalada del Muro y la impresionante fotografía que ésta nos regala en cada escena es capaz de dejar sin aliento un espectador que, si tiene la desgracia de padecer vértigo, bien que se ve recompensado con la llegada a la cima y una de las imágenes más bellas que hasta ahora nos ha ofrecido Game of Thrones.

DESEMBARCO DEL REY

Sin embargo, esta escalada no es la única que vemos en The climb. A buen entendedor, pocas palabras bastan. Y hoy los guionistas nos han dejado muy claras las intenciones de Petyr. Meñique, Lord Baelish, el putero de GoT, o como lo queramos llamar, ha empezado a tejer los hilos que le preparan un rápido (o no) camino hacia la cima. Miembro de una familia poco influyente y con pocas posesiones, el hasta hace poco Consejero de la Moneda sabe que ahora ha llegado su momento. Y él también está listo para escalar. Para escalar y sentarse en el Trono de Hierro. O, al menos, ésos son sus planes. Y si para eso hace falta entregarle al rey Joffrey una de sus chicas para que acabe con su vida (ya ha llegado el final de Ros), pues se hace, oye.

El caos es una escalera. Muchos que intentan escalarla no lo consiguen y no lo vuelven a intentar. La caída los rompe. A algunos se les da la posibilidad de escalar pero la rechazan y se aferran al reino, o a los dioses, o al amor. Ilusiones. Solo la escalera es real. La escalada es lo único que hay.

Y para muestra, todo lo que ocurre en Desembarco del Rey. Por un lado, asistimos a otra maravillosa escena protagonizada por Lady Olenna y Lord Tywin. Cabe decir que cada vez que ambos aparecen en pantalla, el mundo tiembla. El mundo y ese juego de tronos en el que todos mueven ficha. Aunque esta vez, el Lannister lo hace mejor que la Reina de las Espinas.

Y es que Lord Tywin siempre consigue lo que quiere, en este caso: la unión en matrimonio entre Ser Loras con su hija Cersei. Nada importa que el chico sea homosexual o que la reina madre quizá ya no pueda darle hijos. La Tyrell no tiene más remedio que ceder bajo la amenaza de convertir al ex de Renly Baratheon en miembro de la Guardia Real (aunque, oye ¿en los libros no era ese su premio por su actuación en la Batalla del Aguas Negras?).

Se trata éste de un hecho que no solo encolerizará a Cersei sino que afecta directamente a Sansa Stark. A esa Sansa que ya se veía feliz y contenta en Altojardín, dándole hijos a un hombre que no lo daría todo en la cama. Esa Sansa que ahora tendrá que desposarse con un tullido y al que culpa, en parte, de la muerte de su padre. Aunque, bueno, chica… Al menos a Tyrion le gustan mujeres.

LAS TIERRAS DE LOS RÍOS

Mientras tanto, en la Tierra de los Ríos, la Hermandad sin Estandartes recibe una visita muy especial. Melisandre hace su aparición, lejos de la compañía de Stannis Baratheon, pero cumplidora de los deseos de ese Señor de la Luz al que también sirve Thoros de Myr.

El objetivo de su visita no es otro que el joven Gendry. Recordemos que el hasta ahora compañero de aventuras de Arya es el único hijo bastardo superviviente del fallecido rey Robert y, por tanto, por sus venas corre la misma sangre que por las de Stannis. Motivo más que suficiente para que la Mujer Roja lo arranque de su nuevo hogar y parta con el chico para seguir luchando por su causa. ¿Qué destino aguardará al herrero? Sospecho que pronto lo sabremos.

También en la Tierra de los Ríos nos encontramos a Robb y su corte quienes, desesperados en busca de alianzas, presentan una disculpa formal a los Frey después de que el Rey en el Norte rompiera la promesa de casarse con una de sus hijas. ¿Y qué mejor solución que un nuevo matrimonio? (Y ya van tres en este episodio). Eso sí, como el chico ya está cogido, será su tío Edmure el que pague la culpa y el que tenga que casarse con una de las hijas de Lord Walder. Otra boda is coming, my friends.

Y para acabar con este lado de Poniente, pasemos de puntillas por Harrenhal, donde Roose Bolton mantiene prisioneros a Jaime y Brienne. Aunque no por mucho tiempo. El banderizo de Robb está dispuesto a traicionarlo y a entregar a Jaime a los Lannister por una buena suma de dinero. Lo que ocurra con la Doncella de Tarth ya es otro cantar. A ella no la piensa soltar… Que para algo la ha vestido de mujer. ¿Nos quedaremos, pues, sin la extraordinaria pareja? ¡Por los Siete! ¡Esperemos que no!

EL NORTE

Bran y sus acompañantes (bostezo), continúan dirección al Muro y, en una parada del camino, aprovechan los guionistas para enseñarnos que el joven Jojen Reed tiene visiones (del presente o del futuro) que son la mar de acertadas.

También por aquellas tierras, nos encontramos al traidor de Theon sufriendo en sus propias carnes lo que es la crueldad y la falta de compasión. El que creíamos hasta hace poco el salvador del hijo de las Islas del Hierro ha resultado ser su peor pesadilla: un torturador con cara de psicópata (¡Bravo, Iwan Rheon!) que le hace sufrir sin más motivo que el puro divertimento. “Si creías que esto iba a acabar bien, es que no estabas prestando atención”. Le dice. Le dice a él y a nosotros.

O sino que se lo pregunten a Ned, a Sansa o a Ros.

Recapitulemos: tres marchas al Muro y tres bodas. Si la semana que viene nos anunciaran una cuarta, me atrevería a decir que pronto tendremos un funeral. O quizá ya lo tuvimos con el de Eddard Stark. Qui lo sa? Ah, sí. Los lectores de los libros… Valar morghulis para todos.