[Análisis] Juego de Tronos 4×09: ‘The Watchers on the Wall’
Marián Ariza 9 junio, 2014 0
Ya está aquí. Sin casi habernos dado cuenta, nos encontramos sumergidos de lleno en la recta final de la cuarta temporada de Juego de Tronos. Una recta final que se presenta prometedora. Aún más, si nos paramos a analizar un episodio en el que los guionistas dejan de lado la estructura narrativa a la que nos habían acostumbrado durante un total de 37 entregas para girar solamente en torno a uno de los diversos enclaves de Poniente. Algo que solo habíamos visto en la gran Batalla de Aguas Negras.
Y e sque… de batallas va la cosa. Como bien reza el 4×09 de Game of Thrones, The Watchers on the Wall se ha centrado de forma única en ese Muro que quizá ha quedado algo abandonado a lo largo de esta temporada pero que recupera todo su protagonismo a tan solo una semana de la Season Finale. ¿El resultado? Un episodio menos ágil y más lento que los anteriores y que, en ocasiones, ha resultado pesado. No obstante, dejemos a un lado los reproches, activemos la alerta spoilers y viajemos hasta el inmenso Norte para ver qué se ha cocido entre el Pueblo Libre y la Guardia de la Noche. Eso sí, al menos, doy las gracias a los guionistas por haber dejado fuera de esta lenta novedad a Bran y compañía. ¡Gracias!
El Norte
un ewok una sombra con lo que parece un bebé en brazos lo ha oído todo.
Y con la llegada de esa sombra a Castle Black, que por supuesto y como todos suponíamos resulta ser Gilly, da comienzo la esperada batalla. Hermanos negros y salvajes reciben la señal y se preparan el combate. Los primeros, sobre el Muro y lo segundos, a sus pies. Pocas decenas de hombres contra 100.000 almas en busca de sangre y venganza, que vienen acompañadas de las más increíbles criaturas: desde prehistóricos mamuts hasta enormes gigantes (valga la redundancia).
La batalla
Y así termina una escaramuza con aspiraciones de gran batalla en la que Ygritte no ha sido la única víctima. La Guardia de la Noche ha sufrido varias bajas. Tantas que ya ni si quiera queda nadie al mando. Consciente de la situación y de que al caer la noche los salvajes volverán a caer sobre ellos, Jon decide buscar una solución por su cuenta: acabar con la vida de Mance Rayder, el rey Más allá del Muro y elemento de unión de todos esas personas del Pueblo Libre que luchan a su lado.
Aparentemente, hemos asistido a uno de los capítulos que más ganas teníamos los espectadores y lectores de ver. Ése en el que, por fin, los dos mundos que separa el Muro confluían en una pelea más que deseada. Sin embargo, no ha terminado de enganchar. Quizá el causante haya sido una espera demasiado larga, el hecho de que no terminemos de conectar una Guardia de la Noche demasiado ausente esta temporada o que Kit Harrington reste más que aporte al personaje de Jon. ¡Si es que se trataba de uno de los puntos fuertes de su parte de la trama y nos ha dejado igual! La verdad es que el intento de réplica de Aguas Negras no les ha salido muy bien y, aunque las comparaciones son odiosas, también son inevitables y aquí parece que las estaban buscando.
Por primera vez, creo que podemos decir, que en Game of Thrones no se ha hecho algo bien. Esperemos que en el próximo capítulo, que se presume épico, la adaptación esté a la altura del libro y sepan representar en condiciones una escena que se merece un ¡Oh my god! Eso siempre que no decidan seguir estirando chicle y nos dejen sin ella una noche más.
[pinit]