Análisis preelectoral: PSOE

Publicado el 23 noviembre 2015 por Polikracia @polikracia

Es interesante observar como cada partido se sitúa en la escala ideológica. Por la derecha el PP es el partido hegemónico, sin embargo Ciudadanos le ha comido bastante terreno en el 6 y logra situarse como el partido con mayor intención de voto en el 5. Precisamente en el centro es donde la situación está más disputada y que será esencial para ganar las elecciones. Por otra parte, el PSOE es el partido hegemónico en el 4, también cosechando buenos números en el 3, sin embargo la extrema izquierda es territorio de Podemos. Aunque curiosamente en el 1 el PSOE es el partido con mayor intención de voto.

Como podemos comprobar, durante el último año el PSOE ha mejorado su intención de voto en todos los segmentos de edad. Sobre todo entre las personas mayores (55-64 años) y los jóvenes (18-24 años), precisamente en estos tramos de edad es el partido con mayor intención de voto. En los demás tramos, el PSOE siempre es el segundo partido. Se le resisten los jóvenes-adultos (25-34 y 35-44 años), en los cuáles Podemos y Ciudadanos están cosechando más éxito. También se puede apreciar que a los nuevos partidos se les resisten especialmente las personas mayores, podemos hablar de brecha generacional entre las personas mayores y los jóvenes, los partidos viejos y los nuevos.

El PSOE también logra unos buenos números en intención de voto por tamaño de hábitat, si no esta en primera posición esta en segunda. Evidentemente en los pequeños pueblos el PP arrasa atrayendo a los votantes más ancianos y conservadores y ya sabemos que neustro sistema electoral sobrerepresenta las zonas rurales más conservadoras. Precisamente es en las ciudades y pueblos más pequeños donde más les cuesta a los partidos nuevos, mientras que cuanto más aumenta la población más se nivela la intención de voto entre los cuatro partidos. Es destacable el gran aumento en intención de voto hacía el PSOE en las ciudades medianas (400.001-1.000.000 habitantes), ya que en estas ciudades hay bastantes escaños en juego y el hecho de que el PSOE coseche buenos resultados en ellas puede favorecerles frenando el auge de los nuevos partidos.

El PSOE es el partido con mayor intención de voto entre las mujeres, situándose a una distancia de 5 puntos del PP y a 14 del último de los cuatro grandes, que es Podemos. Si bien un 26% de las mujeres todavía no sabe a que partido votaría, por lo tanto estamos ante un segmento que será muy disputado en las próximas semanas. Entre los hombres la situación es más estable, tanto PP como PSOE tienen una intención de voto del 18%, mientras que Ciudadanos y Podemos están a 4 y 6 puntos de distancia respectivamente.

Al igual que con las demás variables, el PSOE mejora sus números en todos los segmentos y se sitúa como primero o segundo en todos menos en aquellas personas con estudios superiores. Esto se explica porque la mayoría de personas mayores no pudieron acceder a una educación superior. Esta sería la brecha generacional del PSOE, le cuesta conectar con aquellas personas con estudios superiores, normalmente jóvenes universitarios. Sin embargo, es el partido con mayor intención de voto entre las personas con una FP.

Evaluando la intención de voto según el estatus socioeconómico, tanto entre partidos como en una perspectiva temporal, se pueden extraer una serie de conclusiones:

En lo que concierne a las clases obreras, es apreciable cómo el PSOE mantiene una hegemonía clara, que se revaloriza a expensas de la pérdida de fuelle que Podemos ha experimentado en estos segmentos, generalizada desde enero. La evolución temporal desde principios de año refleja esto, ilustrando un ascenso saludable de la intención de voto.

Por otro lado, las viejas clases medias siguen siendo el bastión de la antigua derecha, que prácticamente duplica al socialismo, enrocada en un segmento que se distribuye sobre todo en las capitales de provincias de las dos Castillas, Extremadura y Murcia. Su confianza impermeable en el PP lastra los resultados del PSOE, incapaz de marcar una línea ascendente de intención de voto.

En lo que concierne a las nuevas clases medias, no obstante, es especialmente meritoria la línea de mejora que presenta a lo largo del año el PSOE, teniendo en cuenta que es un segmento donde Ciudadanos ha sabido hacerse un hueco con notable firmeza (principalmente por el atractivo que su ideario ejerce sobre los cuadros medios, como se comprobará en gráficos posteriores). Sin embargo, cabe notar que el de las viejas clases medias es un segmento bastante más poblado que éste.

Por último, el segmento de las clases altas es uno que ofrece un análisis muy interesante, pues es un segmento en el que Ciudadanos se ha afianzado de manera sorprendente, quedando relegado el PP a una segunda posición cada vez más frágil. Teniendo el PSOE una tendencia temporal débilmente ascendente, y pudiendo aprovechar el descenso de Podemos, que había llegado a ser la opción preferida para este heterogéneo segmento (julio de 2015), y también la impotencia del PP ante el éxito de la nueva centroderecha, tal vez esté en condiciones de afrontar con mejores perspectivas que antes esta asignatura pendiente.

En lo que respecta a la intención de voto según la condición socioeconómica, de nuevo tanto entre partidos como en una perspectiva temporal, se pueden extraer las siguientes conclusiones:

El PSOE mantiene un claro liderazgo entre parados y obreros cualificados, cuya preferencia por Pedro Sánchez ha ido incrementándose de manera muy sólida y regular a lo largo del año. El radicalismo podemita no es una alternativa que haya sabido calar entre ellos, máxime habida cuenta de la sombra de desgracia proyectada por Syriza.

Por otro lado, el PP se mantiene firme en sus feudos históricos, como son los empresarios y los profesionales de alto rango y, por otro lado, también los pequeños empresarios, agricultores y jubilados (pues éstos últimos coinciden en gran media con el sector de las viejas clases medias que tan leales son ideológicamente, conformando ese poso sociológico de la España de la Transición que tanto han sabido exprimir). Es en el segmento de la agricultura en el que el PSOE ha experimentado un descenso más notorio a lo largo del año: la vieja España de modestos propietarios no confían en un PSOE cuya renovación tal vez no ha sabido convencer. No obstante, sí que gana terreno en el segmento de empresarios y altos cargos, aunque de forma excesivamente fluctuante. Finalmente, también es notable apreciar cómo sobrevive magníficamente el bipartidismo entre las preferencias de los jubilados, para quienes el PSOE también es un valor de popularidad paulatinamente ascendente (un dato que puede ser crucial, dado el peso demográfico de este sector).

Ciudadanos, como se ha dicho anteriormente, ha sabido asentar su popularidad entre las nuevas clases medias, y se ve reflejado aquí en la preferencia por parte de cuadros medios y también personal del sector servicios, al tiempo que gana presencia significativa en otros segmentos, como es el caso de las élites directivas y los obreros cualificados (en este último es una clara amenaza al PSOE, aunque el ascenso que ha tenido la popularidad de los socialistas a lo largo del año invita a creer que mantendrá la superioridad).

Un sector muy trascendente es el de los estudiantes, en el que el PSOE muestra una tendencia clara de reconexión y, en la antesala electoral, una diferencia cada vez más estrecha con Podemos, que se ve resentido también por el crecimiento de la popularidad de Ciudadanos, y cuyo espacio en este caso está sabiendo rellenar el socialismo.

En definitiva, la evaluación de los datos del barómetro del CIS de octubre, contrastados con datos anteriores de este mismo año, permite proyectar una imagen general de la situación del PSOE a las puertas de la campaña electoral. Una mera contemplación induce a la conclusión de que la situación es objetivamente favorable: unos datos lastrados aún desde la etapa de Rodríguez Zapatero y Rubalcaba que marcan un cambio de rasante desde comienzos de año, a expensas de la aparición de los llamados emergentes.

De manera preliminar y sin entrar en gran detalle aún, se pueden extraer de este primer artículo analítico dos reflexiones que sirvan para comprender mejor la situación de la que parte el PSOE: la primera, que no es casualidad que el ascenso y posterior debacle mediática de Podemos haya marcado el preludio de este proceso de recuperación esperanzadora, sobre todo a partir de dos bruscos giros meteorológicos: uno, en julio, a raíz del huracán griego, previsiblemente desviado hacia España; y otro, en septiembre, con el terremoto del cambio sensato, Ciudadanos, a raíz de los buenos resultados en las autonómicas catalanas. El desencanto y la alternativa encorbatada azotan a Podemos. Es posible que el PSOE ya esté capitalizando el espacio cedido por Podemos (y no parece que IU vaya a poder resurgir de sus cenizas), pero afianzarlo dependerá de encarar con inteligencia esta campaña.

La segunda reflexión, un apunte territorial: y es que, a pesar de haber recuperado este año de manos del PP autonomías clave, como Extremadura, Castilla-La Mancha y Baleares, estos y otros territorios feudales del PP siguen siendo un reto mal enfocado por la nueva cara del socialismo: la mayoría son hoy del PSOE gracias al apoyo de Podemos u otras formaciones de la izquierda, y el PP sigue ganando invariablemente. No es casualidad que estas comunidades concentren un porcentajemuy significativo de aquellos segmentos de población entre los que el PP sigue invicto: agricultores, jubilados, obreros no cualificados… asociados primordialmente al espectro de las viejas clases medias. Se ha ganado terreno, pero no se ha ganado la batalla que pueda decidir las generales. Conectando con la primera reflexión, es evidente que el voto de las generales va a ser especialmente clave en estas comunidades a raíz del bajón de Podemos. Veremos si la recuperación se confirma.