Hace mucho tiempo ya desde que el estudio español Pyro Studios crease su primer videojuego, que se convertiría en una verdadera obra de arte y que sería recordada pese al inexorable paso de los años. Hablamos del título que afianzó la saga Commandos que creaba una mezcla única de estrategia y de acción táctica ofreciéndole una gran importancia a los muy pocos, pero útiles, protagonistas que controlábamos.
Desgraciadamente para todos los amantes del género creado por el título, en la actualidad nos encontramos con una auténtica escasez de juegos que, al menos, sigan por el mismo camino o continúen desarrollando la idea principal que dio forma a Commandos: Behind Enemy Lines, o al menos ha sido así hasta que a finales del pasado año Mimimi Productions sacó al mercado Shadow Tactics: Blades of the Shogun. Tras su exitoso paso por la plataforma del ratón y del teclado, el título ha dado el salto recientemente a consolas (también en formato físico, algo muy de agradecer a Daedalic Entertainment y a Meridiem Games), con todas las dudas y las esperanzas que ello conlleva. A lo largo de los próximos párrafos, trataremos de ofreceros la opinión que esta nueva versión de Shadow Tactics nos ha generado durante nuestras muchas horas de juego.
Sombras y shurikens serán nuestros aliados, pero la más importante de todas será la paciencia
No cabía otra manera de empezar este análisis si no era mediante la comparación (por muy fría que parezca en primera instancia) con la saga Commandos, de la que mucho se ha inspirado Shadow Tactics: Blades of the Shogun. Sin embargo, y aunque ello pueda parecer algo despectivo, no lo es, en absoluto. El título que nos atañe hoy vuelve a ofrecernos muchas de las mecánicas que convirtieron en inolvidable a la obra de Pyro Studios, sí, aunque el proyecto de Mimimi Productions cuenta con una personalidad realmente inconfundible muy marcada por la ambientación en el Japón feudal que éste trae consigo, aunque esta no es la única diferencia que nos ofrece con respecto a su predecesor.
El primer ejemplo de ello son los escenarios: éstos cuentan con un diseño simplemente espectacular gracias en gran medida a su gran tamaño y a las muchísimas posibilidades que éstos nos ofrecen, sin dejar atrás para ello una recreación muy realista de los lugares a los que representan (que irán desde un simple paso de montaña hasta una intrincada y muy defendida fortaleza enemiga). En el juego encontraremos una buena cantidad de escenarios muy diferenciados entre sí, todos ellos lo suficientemente amplios, y contarán con una muy respetable cantidad de detalles, rutas y opciones como para demostrarnos el gran trabajo realizado.
Sin embargo, la mejor cualidad del diseño de niveles creado por los desarrolladores alemanes es sin ningún lugar a dudas un tímido pero muy efectivo componente de verticalidad que encontraremos en los mismos. Esta cualidad limitará nuestras acciones o se convertirá en una estupenda aliada si aprendemos cómo utilizarla a nuestro favor, algo que otorgará a la jugabilidad un auténtico extra a la hora de planear y ejecutar nuestras estrategias. Esta característica, además, entra muy en concordancia con las diferentes posibilidades de nuestros cinco personajes protagonistas, pues éstos podrán o no, dependiendo de sus habilidades, escalar, o desplazarse más fácilmente entre distintos niveles.
Los protagonistas que conforman el plantel de Shadow Tactics: Blades of the Shogun son tan solo cinco, aunque sus diferentes habilidades convierten esta cifra en algo más que aceptable, otorgándole al título una gran variedad de posibilidades. Además, este número se verá reducido en la mayoría de las misiones a las que deberemos hacer frente, obligándonos a aprender a hacer un buen uso de todas y de cada una de sus diferentes técnicas para hacer frente a las dificultades a las que éstos se enfrentarán durante sus misiones.
Las personalidades de los personajes también están muy diferenciadas entre sí, adaptándose cada una de ellas a la perfección con el rol que estos cumplan. Algunos claros ejemplos de ello son: Hayato es un shinobi que solamente trabaja a cambio de una buena paga. Sus mejores cualidades son su agilidad, que le permite acceder rápida y furtivamente a tejados y a otras estructuras, y su sigilo gracias al cual puede desenvolverse con más facilidad entre las líneas enemigas; sus habilidades principales son el lanzamiento de un letal shuriken y la distracción de los enemigos lanzando piedras. Mugen, en cambio, es un fornido y muy leal samurái que resulta lento y que no puede escalar debido al peso que supone su gran armadura; sin embargo, resulta de lo más útil cuando hace uso de sus dos armas para eliminar de un solo movimiento a varios enemigos cercanos. Además, éste puede levantar más peso que los demás protagonistas y posee más resistencia frente a los ataques enemigos.
El buen uso de las diferencias entre los cinco protagonistas nos permitirá superar los retos que supondrán las trece misiones de las que se compone el juego de forma sigilosa. Llegados a este punto, nos vemos obligados a incidir en la necesidad del sigilo en los distintos escenarios que nos ofrece Shadow Tactics. Y es que, aunque sea posible encarar las misiones de forma temeraria y descuidada, la experiencia de juego gana muchísimo si optamos por planear y operar de forma cuidadosa y pausada. Los conos de visión y las sombras serán nuestros mejores aliados a la hora de trazar nuestra estrategia, sin olvidarnos de la paciencia y del ya mencionado conocimiento de las habilidades de nuestros personajes, claro.
Por otro lado, por supuesto, también encontramos a nuestra peor enemiga (con permiso de la algo forzada colocación de los guardias y demás NPCs) a la hora de completar los distintos escenarios en la IA. Este aspecto del juego también denota un gran trabajo, siendo ello más evidente en los enemigos más avanzados, que en lugar de dejarse distraer por las habilidades de los protagonistas se molestarán e investigarán de forma muy insistente y concienzuda. Esto también pasará (y es algo que nos ha sorprendido muy gratamente) en otras situaciones como, por ejemplo, cuando desaparezca “misteriosamente” un personaje que deba encontrarse en cierto punto, algo que, de nuevo, llamará la atención de cualquier enemigo que descubra que no está, lo cual hará que comience a investigar.
No podemos cerrar este apartado dedicado a la jugabilidad de Shadow Tactics: Blades of the Shogun sin hacer una especial mención al que muy probablemente sea el apartado más delicado, jugablemente hablando, a la hora de adaptar al control de las consolas un título de estrategia como lo es el que nos atañe. Encargados del port han realizado un estupendo trabajo en cuanto a desplazamiento y utilización de habilidades de nuestros personajes se refiere; sin embargo, todo ello queda muy empañado en otras acciones que sí que nos darán algún que otro dolor de cabeza (claro ejemplo de ello es la necesidad de pulsar una combinación de botones para mover la cámara). Nada de ello, por supesto, es demasiado complicado para que no podamos hacernos con el control de una manera muy natural tras unas cuantas partidas, aunque las primeras resultarán algo incómodas dado lo poco intuitivas que estas acciones concretas resultan al principio.
Distintos motivos, pero un objetivo en común
La trama del título nos transporta al Japón feudal de 1615, una época en la que el Shogun (lo que podríamos equiparar al rey) inicia su reinado no sin ciertas dificultades. Mugen, el fiel samurái cuyo objetivo en la vida solamente es el de servir lo mejor posible a su Shogun, será enviado a toda una retahíla de misiones cuyo objetivo final siempre será el de afianzar el reinado del gobernante. Este fiel guerrero irá conociendo al resto de los personajes y reclutándolos de distintas maneras para que sirvan también a su causa, llegando a obtener éstos el mismo peso en la trama que el primero.
La historia de Shadow Tactics: Blades of the Shogun, sin embargo, se presenta de una manera demasiado tímida debido en gran parte a que no posee un peso suficiente como para llegar siquiera a llamarnos la atención. La trama nos ha resultado más que correcta, incluso cuenta con algún que otro giro interesante aunque, desgraciadamente, no se encuentra a la altura de la estupenda ambientación que posee el título. Se podría haber presentado de otra forma la trama puesto que en la mayoría de las ocasiones se desarrolla con la misma vista cenital tan representativa del juego y con los mismos modelos de personajes que podemos ver durante las misiones (aunque, eso sí, con más diálogo) lo que convierte esta suerte de cinemáticas en algo tedioso y muy lejano.
El Japón feudal brilla con luz propia en Shadow Tactics: Blades of the Shogun
El apartado gráfico del juego nos regala algunas imágenes realmente enmarcables debido en gran parte a su estilo artístico, que se asemeja más al cell shading que al fotorrealismo. Una paleta de colores que puede parecer muy básica al principio llega a enamorarnos cuando le damos la oportunidad, y llega a brillar al mostrarnos los diferentes escenarios y con ellos las posibilidades del motor Unity.
Los efectos sonoros repiten opinión con respecto al apartado artístico: los diferentes sonidos del título nos harán sentir dentro del juego, así como también lo hará el excelente doblaje, que podemos disfrutar tanto en un muy correcto inglés como un recomendadísimo japonés (los textos sí que están disponibles en nuestro idioma). La nota discordante, sin embargo, la pone una banda sonora que pese a ambientar a las mil maravillas al juego (todas sus melodías nos invitarán a sumergirnos de lleno en el folklore japonés), no llega a estar a la altura del resto de los apartados en ningún momento.
Conclusión
Shadow Tactics: Blades of the Shogun es una excelente propuesta que nos invita a retrotraernos a un género que ya considerábamos tristemente extinto. Una adictiva jugabilidad muy pausada enganchará a todos los amantes del sigilo táctico que busquen un verdadero reto. Su ambientación y el apartado técnico del juego también nos resultan de lo más satisfactorios, con alguna excepción de lo más puntual, convirtiendo esta obra de Mimimi Productions en una propuesta muy a tener en cuenta para, eso sí, no todos los jugadores.
Jugabilidad - 85%
Historia - 63%
Gráficos - 82%
Sonido - 81%
78%
Shadow Tactics: Blades of the Shogun es una excelente propuesta que nos invitará a retrotraernos a un género que ya considerábamos tristemente extinto. Una adictiva jugabilidad muy pausada enganchará a todos los amantes del sigilo táctico que busquen un verdadero reto. Su ambientación y el apartado técnico del juego también nos resultan de lo más satisfactorios, con alguna excepción de lo más puntual, convirtiendo esta obra de Mimimi Productions en una propuesta muy a tener en cuenta para, eso sí, no todos los jugadores.
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