Analizamos la 1ª temporada de Alcatraz

Publicado el 14 abril 2012 por Lapalomitamecanica
La ciencia-ficción tendrá que seguir esperando su nuevo referente

Desde el final de Perdidos, la televisión norteamericana anda como loca en busca de un nuevo buque insignia de la ciencia-ficción que recoja toda esa audiencia desamparada que la serie de JJ. Abrams consiguió reunir a lo largo de sus seis temporadas. Y es que desde el decepcionante final de Lost, hemos visto unos cuantos ejemplos que han intentado jugar con las mismas cartas que hicieron de la serie de la ABC un póquer ganador. The Event es quizás el ejemplo más claro, con esos flashbacks que tanto recuerdan a la serie de Locke y compañía, pero que naufragó estrepitosamente al no mantener la tensión de un piloto al menos curioso. Otro ejemplo fue el batacazo de Flashforward (que no dudaron en bautizarla sus propios creadores como la heredera de Lost), cuyo piloto dejó buenas sensaciones en contraste con el resto de los capítulos, en los que no ocurría absolutamente nada. Ahora con Alcatraz viene a suceder algo semejante, una buena premisa con piloto aceptable,  pero que una vez más los guionistas no han sabido manejar la tensión durante 13 capítulos, llegando en ocasiones al sopor más absoluto.
El análisis, tras el salto.
De la mano del vendedor de humo JJ. Abrams llegaba desde la FOX Alcatraz, una serie con un resultado sobre el que, ya desde antes del estreno televisivo, se rumoreaba que no había sido todo lo satisfactorio que se había pretendido, por lo que a pesar de la agradable sorpresa que supuso el piloto, nadie se fiaba un pelo de lo que vendría detrás. Una vez más nos situamos en una isla -¿Os suena?-, salvo que en esta ocasión, es bien conocida por todos y ha sido llevada a la gran pantalla innumerables veces (ya sé que todos pensamos en La Roca). La premisa de que la famosa penitenciaría no clausuró sus puertas, sino que sus presos y funcionarios desaparecieron en 1963 para volver en la actualidad, recordaba también en exceso a la fallida Los 4400. Una vez más, nos encontrábamos ante el misterio con la forma del acertijo de dónde habían estado los  desaparecidos durante estos últimos 50 años, y, sobre todo, por qué habían vuelto; sin embargo, la serie no ha jugado en absoluto con dichas incógnitas, limitándose en su mayor parte a ser un clásico procedimental.

En la mayor parte de los capítulos se ha repetido el guión base, girando en torno a la captura del presidiario de turno y dejando pocos minutos al misterio o la intriga sobre la que parte Alcatraz. Esta es la razón por las que la serie de la FOX se debate aún entre la renovación o cancelación, un mal común del que deberían aprender de algunas como la magnífica The Shield, con capítulos vertebrados en una trama principal, pero con innumerables historias alternativas que ayudan a no quemar tempranamente los buques antes del final de temporada. Con esto no digo, ni mucho menos, que como procedimental Alcatraz no funcione, pero sí existe una llamativa diferencia en el interés que suscitan sus recurrentes flashbacks y la actualidad, siendo siempre muchísimo más excitante todo lo ocurrido allá en 1963.
Uno de los puntos positivos que encontramos en Alcatraz es un cásting aceptable en lo que respecta a los viejos inquilinos de la clausurada cárcel. Si bien cada uno de ellos tiene una historia en general adecuadamente elaborada dentro de la vieja prisión que nos ayuda a crear cierto vinculo con el personaje, al avanzar a la actualidad se pierde un poco dicha conexión por el comportamiento psicótico de todos ellos, simple por reducirse sus acciones al mero disfrute del dolor ajeno en lugar de cuestionarse qué carajos hacen ahí 50 años en el futuro. Además, según pasan los episodios y el factor sorpresa, que supone un eje argumental nuevo de una serie de estreno, se va desgastando, la somnolencia empieza hacer acto de presencia pidiendo a gritos alguna explicación o, al menos, una pizca de intriga que nos mantenga atrapados ante el televisor.

En cuanto al trío protagonista, naufraga se mire por donde se mire. Rebecca vuelve a ser un intento de calco de Olivia Dunham de Fringe, al igual que el amago de Erica Evans en V 2009. Lamentablemente, tanto a Rebecca como a Erica les faltaba ese plus de fuerza que el personaje de Olivia siempre ha transmitido a todos los fans de Fringe. Pero si hablamos del personaje interpretado por Jorge García, la cosa se pone aún peor, ya que sigo sin entender qué puede proporcionar un experto de Alcatraz que Internet o el mejor equipo formado por el FBI (con ex trabajadores de la prisión como la doctora) no pueda. Vale, ya sé que es un cerebrín, pero estoy seguro de que una agencia gubernamental secreta a lo Men In Black dispone de ellos a cascoporro. Su único propósito parece ser tan solo servir de reclamo de su legión de seguidores de Perdidos y para, en ocasiones, marcar la pauta más amable de Alcatraz. Sam Neil, en cambio, se pasa los trece capítulos con la misma cara de estreñido que tan bien se le da, llegando a ser un personaje cansino, lejos de aquel Hauser que parecía no ser del todo trigo limpio.
Finalmente, tuvimos que esperar al último capítulo (La persecución por San Francisco lo más entretenido de la temporada, con eso lo digo todo) para volver a lo que realmente importa, y la verdad es que supo a poco. SPOILER El alcaide James , quien por cierto es de los más rescatables de Alcatraz, parece estar detrás de todo FIN SPOILER, aunque seguimos sin saber cómo y por qué desaparecieron los presos. ¿Criogenización?¿Agujero de Gusano?¿Máquina del tiempo? Sea como fuere, Alcatraz no ha sabido explotar sus virtudes y sí sus defectos, y dado que la FOX no anda sobrada de éxitos, quizás Alcatraz logre redimirse con una segunda temporada. ¿Le darás otra oportunidad?