Un equipo de investigación dirigido por el Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS-CSIC) ha analizado diez años de trabajos de exhumaciones de cadáveres en 40 fosas de la guerra civil española, así como su el impacto sociológico, antropológico, jurídico, político y mediático. El estudio se ha presentado hoy.
El proyecto Políticas de la memoria da asesoría técnica en las exhumaciones previa petición de las asociaciones implicadas. Foto: CSIC.
“La cifra de exhumaciones no se sabe con seguridad, porque no existen datos de todas las comunidades autónomas ni un registro central, pero se calcula que más de 200 fosas han sido abiertas desde el año 2000, casi todas ellas del bando republicano, aunque hay excepciones, como la fosa de Camuñas, en cuya excavación también participamos. Aunque oficialmente el proyecto ha comenzado este año, algunos de nosotros hemos estado presentes en las exhumaciones desde hace diez años, por lo que tenemos acceso a mucha documentación”, señala a SINC Francisco Ferrándiz, investigador del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS-CSIC).
El proyecto Políticas de la memoria que hoy ha sido presentado en el CCHS-CSIC da asesoría técnica en las exhumaciones previa petición de las asociaciones implicadas. Forenses, arqueólogos y biólogos se encargan de localizar fosas, exhumar cuerpos, recoger documentación, elaborar informes y entregar los restos a las personas familiares. Además, psicólogos y antropólogos recogen los testimonios de la familia y registran los rituales y homenajes que se llevan a cabo al finalizar las exhumaciones y devolver los restos a sus descendientes
“Somos conscientes de que el tema es muy complejo y puede levantar muchas susceptibilidades. Pero como científicos tenemos la obligación de contribuir a un debate social sosegado, basado en argumentos científicos”, destaca el experto.
Memoria y ‘justicia transicional’
A partir de ahí, comienza la fase de investigación: ver cómo esos fenómenos se reflejan en la sociedad española, en su discurso político, su legislación o en las industrias culturales. De hecho, el proyecto cuenta con un especialista en crítica literaria que estudia la figura del desaparecido en la literatura española del siglo XX.
“Se trata de estudiar, en el contexto de la llamada ‘justicia transicional’, es decir, los diversos mecanismos que pone en marcha una sociedad determinada para enfrentarse a un pasado traumático”, afirma Ferrandiz.
Estos mecanismos pueden canalizarse a través de leyes, museos, monumentos, homenajes, exhumaciones, oficinas de la memoria o, en algunas sociedades, comisiones de la verdad.
“Son procesos muy complejos y polémicos, que polarizan a las sociedades. Queremos registrar qué está pasando e intentar comprender por qué. Además, intentamos hacerlo desde un punto de vista comparativo, estableciendo diferencias y semejanzas con otros países que han vivido procesos similares, como Argentina, Chile, Irak o la antigua Yugoslavia”, concluye el experto.
Entre los miembros del grupo de investigación se encuentra Luis Fondebrieder, presidente del Equipo Argentino de Antropología Forense.
Una larga historia de exhumaciones
“Los historiadores estiman que, desde el inicio del conflicto y hasta la postguerra hubo unos 50.000 civiles muertos en la retaguardia republicana y unos 150.000 en la nacional”, apunta Ferrándiz. Estudiar las fosas permite también extraer conclusiones sobre la naturaleza de esa violencia y su grado de organización.
En octubre de 2000 se realizaba en Priaranza del Bierzo (Castilla y León) la primera exhumación de una fosa común de la guerra civil. Desde entonces, otras muchas fosas se han ido abriendo con métodos modernos y protocolos científicos, en un proceso público del que la sociedad española es testigo y parte.
Pero el fenómeno de las exhumaciones no es nuevo. “Recién terminada la guerra civil, en los años ‘40, ya hubo exhumaciones de fosas, algunas de ellas documentadas incluso de forma oficial. Las exhumaciones para el traslado de cuerpos al Valle de los Caídos, también documentadas en su mayoría, comienzan en 1958”, añade el investigador.
A finales de los años ‘70, hubo un gran movimiento de familiares republicanas que exhumaron a sus muertos: “eran exhumaciones caseras, sin medios, llevadas a cabo por familiares con escaso apoyo institucional”, explica Ferrándiz.
Estas exhumaciones no están documentadas de modo oficial, aunque hay numerosas fotografías y testimonios que están apareciendo ahora.
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Más información:
Articulo publicado en Servicio de Información y Noticias Cientificas (SINC).