Analizando la Banda Sonora de Bioshock Infinite

Publicado el 17 mayo 2013 por Deusexmachina @DeusMachinaEx

La sencillez de cuatro acordes de piano

Quien piense que la belleza en la sonoridad de un piano reside en piezas de extremo virtuosismo al más puro estilo de las fantasías de Chopin, se equivoca. Si bien es imposible rebatir que las piezas del compositor polaco son sublimes, en la banda sonora de BioShock Infinite Gary Schyman nos demuestra la cantidad de sensaciones que se pueden transmitir con unos pocos acordes simples.

El primer tema que tomaremos en consideración es Welcome to Columbia, la canción que suena en nuestra ascensión a la ciudad del cielo. Este es un tema breve que dura poco más de un minuto y, pese a su corta duración, se pueden identificar fácilmente dos partes muy diferenciadas.  En los primeros compases, cuando aún no somos conscientes de qué está pasando, veremos cómo las cuerdas nos evocan la tensión del momento tocando una melodía nerviosa, rápida, al más puro estilo de “El vuelo del moscardón” de Nicolai Rimsky-Korsakov.

Luego, 15 segundos más tarde, la melodía llega a su clímax y se produce el cambio. Columbia nos deslumbra por primera vez con su belleza y esto nos llega, musicalmente, a través de los sencillos acordes de piano a los que hacía referencia en el primer párrafo, con una interpretación casi torpe, desacompasada, que me recuerda cuando aprendía a tocar el piano. La genialidad de este fragmento reside en que logra cautivarte sin ser un tema extremadamente virtuoso.

Melodías con esencia americana

Tras aterrizar en la ciudad voladora, nuestro primer contacto con Columbia será en una iglesia. Nos encontramos en un santuario bañado en agua, iluminado a través de grandes cristaleras, nos cruzaremos con fieles vestidos de un blanco angelical. En definitiva, Irrational Games nos evoca un escenario tranquilo y espiritual en estos primeros instantes.

Para podernos sumergir plenamente en este entorno, el góspel parece una elección musical que resulta totalmente natural. Al fin y al cabo, este tipo de música reúne todos los elementos necesarios: primero, es puramente americano ya que es un género que desciende de la música negra que cantaban esclavos en las plantaciones de algodón en los estados sureños y segundo, toma la religión como referente.

Seguramente cuando escuchéis Will The Circle Be Unbroken tendréis la sensación de que esta canción ya la habíais escuchado antes. Pese a que la pieza es totalmente original, Gary Schyman ha tomado gran parte de la sonoridad de uno de los temas góspel más conocidos, Amazing Grace, y lo ha adaptado a la esencia de BioShock Infinite.

Más adelante, cuando nos paseemos por la feria, podremos oír las típicas melodías festivas americanas como, por ejemplo, Rory O’More. Divertidas, rítmicas y que casi te impulsan a bailar, interpretadas a violín y piano al más puro estilo de la típica taberna del far west que vemos en las películas.

También tenemos canciones como The Readiness is All que parecen salidas de la mente pensante del protagonista de Mad Men, evoca esas melodías traviesas de los anuncios de los años 70. Otra característica que le da a ciertas piezas este toque antiguo son esos chascarridos tan típicos del tocadiscos y esos cambios de velocidad de las cajas de música y Solace es la pieza ideal para fijarse en estas características.

Adaptar a los clásicos

Y probablemente no hay sinfonía clásica que evoque mejor esta esencia estadounidense que hablábamos en el punto anterior que la Sinfonía número 9 en mi menor de Antonin Dvorak, conocida popularmente como la Sinfonía del Nuevo Mundo.

Así, es fácil ver que Lighter Than Air es Dvorak hecho modernidad. En esta pieza Gary Schyman ha tomado prestado el motivo principal del Segundo movimiento de esta obra tan conocida del compositor ruso y lo ha adaptado a solamente violines para darle este toque de tensión al más puro estilo Hitchcock, aderezado con unas simples disonancias que ayudan a reforzar esta sensación de incomodidad.

La sección de cuerda como gran fuente de expresión

Hemos visto cómo Gary Schyman es un hombre de fuerte influencia clásica y no es de extrañar que podamos reconocer un patrón muy claro a lo largo de toda la banda sonora. El compositor americano trabaja muy bien con toda la sección de cuerda y los eleva a elemento principal en la mayoría de piezas.

Quizás, una de las piezas más hermosas en este sentido sea la pieza dedicada a Elisabeth, donde encontramos una armonía bellísima entre los distintos timbres. Resulta muy interesante ver cómo el peso principal de la melodía va pasando entre los distintos grupos de instrumentos. Es decir, fijaros cómo, por ejemplo, los cellos empiezan tocando la melodía y luego pasan a ser acompañamiento o cómo hay ocasiones en los que los violines hacen unos adornos traviesos en la franja más aguda y hay instantes en los que llevan la batuta musical de esta canción.

Otro ejemplo, un poco más corto, de esta fijación de Schyman por este juego díscolo entre las cuerdas, lo podéis encontrar en  The Girl in the Tower.

Pero no solo sirve para momentos relajados, Schyman también nos muestra cómo usar violines, violas, violoncellos y contrabajos en temas de esencia mucho más oscura como en Lions Walk With Lions o en Unintended Consequences.

Música rítmica y disonante para acompañar las batallas

Cuando llegamos a los combates, la música sufre un cambio drástico. Pasamos de estas armonías ricas que hemos visto hasta ahora a motivos mucho más simples, más rápidos y mucho más rítmicos. Este fenómeno no es exclusivo de este título, es algo muy común. Si pensáis en vuestro JRPG favorito (digo JRPG por que es un género donde la división entre momentos “tranquilos” y batallas es muy marcado), pensad en la melodía principal del juego y la música de batalla y entenderéis mi punto. Piezas mucho más rápidas, con más fuerza de la percusión para mantener la atención del jugador en el reto que tiene delante y darle ese plus extra de energía.

Así, The Battle For Columbia I , como su nombre indica, es uno de los temas que suenan durante nuestros enfrentamientos con los enemigos que nos esperan en la ciudad voladora y veremos que estamos ante una música más cercana a un “ruido rítmico” que nos mantiene alerta.

Quizás, el punto más interesante a analizar llegados a este punto, es cómo Schyman escribe un tema que toma elementos de la música disonante que recuerda a ciertas vanguardias musicales de los años 70. Un buen ejemplo sería la “anti-opera”  titulada Le Grand Macabre de György Ligeti; una obra que incluye, entre otros fragmentos, un preludio compuesto para timbres.

Usando estos elementos, Schyman logra que la pieza, en su conjunto, suene muy metálica usando unos violines que se distorsionan a sí mismos gracias a la rigidez de la interpretación e incorpora una percusión poco convencional.

The Battle For Columbia II, en cambio, deja un poco de lado el protagonismo de los violines y se centra puramente en la percusión

Más ejemplos de esta apuesta por la disonancia: los violines distorsionados y el juego con las percusiones lo podremos encontrar en The Songbird, el tema que introduce a esa especie de pájaro gigante mecánico que se encarga de custodiar la torre donde está encerrada Elisabeth.  Este es un tema que, desde mi punto de vista, ilustra muy bien lo que es un tema que evoca tensión, al más puro estilo de película de terror: empezamos con un sonido rítmico de percusión que nos indica que algo no anda bien, luego entran los violines y, a medida que va subiendo la inquietud, aumentamos la instrumentación para darle fuerza. De manual.

Conclusión

Si analizamos detenidamente la banda sonora de BioShock Infinite, veremos cómo Gary Schyman ha apostado por dar un gran papel al violín. Pensándolo bien es un instrumento cuya sonoridad y el estilo de composición evocan, en cierta medida, a los westerns más clásicos. De esta manera, encontraremos a este pequeño instrumento de cuerda en piezas que van desde la armonía más clásica a los temas más rítmicos de las batallas y desde los temas más tranquilos a los temas más oscuros.

La otra gran clave es, quizás, el buen uso que hace de la simplicidad. Consigue expresar lo que necesita sin usar una nota de más.

La entrada Analizando la Banda Sonora de Bioshock Infinite es 100% producto Deus Ex Machina.