Los Embajadores, Hans Holbein El Joven, 1533.
La respuesta es: Anamorfosis. La anamorfosis es un efecto perspectivo utilizado en el arte que obliga al espectador a posicionarse en determinado lugar para poder apreciar de forma proporcionada un determinado elemento pictórico. En algunas ocasiones la obra era concebida para situarse en un determinado lugar, como un hueco de escaleras o una terraza alta y entonces el artista añadía elementos anamórfosicos que se percibían al observar la obra desde determinado posición, ascendiendo las escaleras, mirando hacia arriba, etc...
La magia se crea por pura percepción visual y requiere un conocimiento matemático extraordinario. Actualmente los artistas que crean algún elemento con anamorfosis tienen el apoyo de programas informáticos que les guían a la hora de representar sus imágenes. Pero hace 500 años las cosas eran diferentes.
Quién quiera informarse sobre este interesante elemento artístico tiene toda cientos de webs a su disposición. Yo quiero centrarme sólo en colgar en el blog algunos de los ejemplos más interesantes de anarmofosis en el mundo de arte:
Bernhard Riemann. 1630. Anamorfosis circurlar
o proyección esterográfica
Dibujos anamorfósicos de Leonardo da Vinci.
1485. (rostro y ojo)
William Scrots, Retrato de Eduardo VI, 1546.
Testero principal de Santa Maria presso San Satiro, Milán. Bramante. 1488. La nave tras el altar no existe. La anamorfosis es utilizada en el Renacimiento y Barroco para la creación de trampantojos (trompe l'oeil).
Jean François Niceron, 1640. Anamorfosis.
Este matemático y pintor francés de dedicó parte de su vida al fenómeno de la anamorfosis. En este ejemplo la imagen sólo cobra sentido cuando se refleja en la superficie de un cilindro con las dimensiones del circulo central de color pardo.
Julian Beever. Pintura en pavimento, 1997
Felice Varini, Moulis en Medoc, Francia, 2012
Una obra de arte puede interpretarse desde muchas perspectivas, no sólo te hablo de psicológicas, sino también físicas. Levántate y contempla la obra, pregúntate, deja de ser un espectador pasivo.
Bernhard Schlemmer