Cuando nuestro éxito dependa de la aplicación de violencia, el fracaso de nuestra empresa por haber renunciado a ella, nos proveerá el mayor de nuestros éxitos: la paz espiritual que nos brinda el amor, el que se purificará más con cada renunciamiento que practiquemos por tales motivos.
Vivimos tiempos en que se nos hace cada vez más necesario expresarnos, diciendo con todas las palabras lo que sentimos y pensamos. Retrotraigámonos un tiempo en la historia. ¿Dónde están los "San Martín" de los países sudamericanos, los "Lincoln" de los E.U.A., los "Gandhi" de la India, los "Ben Gurión" de Israel? Y así podríamos continuar indefinidamente nombrando gentes, países, situaciones... remembranzas de un pasado no tan lejano. Pero que ha quedado atrás. Nos abraza cada vez con más fuerza, la sensación de que esos tiempos no volverán.
La tierra se ha podrido. Ya no crece nada sano y pareciera a veces, que no quedase lo qué cultivar en ella. No hablamos aquí de política. Los personajes históricos mencionados son personas y los personajes de historieta de hoy día intentan serlo. La política la hacen las personas y sólo a ellas me refiero.
Dos palabras que nos han acompañado durante largos años de historia, hoy subsisten tan solo en nuestro vocabulario y nuestra memoria: interés común. Un mal que no reconoce fronteras se ha apoderado de nosotros. Amenaza con extenderse como una plaga hasta abarcarlo todo.
La inusitada expresión de la violencia con sus llamativos matices es sólo un síntoma del germen que nos ataca.
Debiéramos saber unirnos amén de los límites territoriales. Debiéramos saber recordar las sabias palabras de Jean-Jacques Rousseau, en su libro El Contrato Social: "El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado". Debiéramos poder advertir finalmente, que sólo cediendo de nuestras libertades individuales podremos recuperar como un todo, atesorando bienestar y seguridad.
Sepamos matar el germen y habremos eliminado la enfermedad.
Transcribo a continuación, y a propósito del precedente artículo, un fragmento extraído de mi libro: "Recopilando Reflexiones ¿Hacia dónde nos dirigimos?"
La Violencia
Es sabido que desde hace millones de años el hombre viene evolucionando como todos los seres vivos. Difícil resulta precisar cual es el momento exacto en que el germen de la violencia se instala con las características propias que lo hace en la especie. Es probable que sea con la aparición del homo sapiens, cuyo cerebro muestra características definitivamente diferenciales. Tanto el hombre de Cromagnon como el de Nederthal desarrollan la habilidad de producir fuego, mejoran notablemente la fabricación de herramientas inicialmente utilizadas para la caza, reuniéndose en grupos que encuentran la forma de comunicarse, aun sin idioma pero sí a través de ideas abstractas. No es éste el espacio adecuado donde analizar los motivos por los cuales la violencia se instala en el ser humano con parámetros de crueldad que exceden todo lo imaginable. Pero pensemos que no existe ser vivo aparte del hombre, capaz de ejercer su agresividad hasta el punto de torturar y disfrutar observando el daño causado a sus congéneres.
Pero aun así, hasta hace 20 o 30 años, la violencia en el hombre no había llegado a los niveles de intensidad y proliferación a los que nos hemos debido ir acostumbrando. Basta reparar en las muertes por enfrentamientos, ocurridas en las canchas de futbol, el excesivo y desproporcionado crecimiento de la violencia casera (entre familiares y amigos), destacándose la violencia de género, la que hoy cobra un asombroso número de víctimas entre las llamadas "mujeres golpeadas" o la violencia callejera en manos de la adolescencia, representada por jóvenes cuyas edades nos producen escalofrío; para advertir que en los últimos tiempos algo ha cambiado mucho entre nosotros y en nuestro propio detrimento.
Dejando a un lado los crímenes, la delincuencia, las guerras y otros factores de violencia que siempre han existido, no podemos dejar de mencionar el fenómeno de la aparición masiva en todo el mundo del método "kamikaze" o "bomba humana", que si bien ha existido anteriormente, nunca se había manifestado en las proporciones a las que llega en nuestros días.
La carrera armamentista, el desarrollo y evolución del poder nuclear, químico y biológico nos utiliza a todos los seres humanos de títeres, dependiendo de la salud mental de algunos pocos líderes que decidirán si continuamos con vida o no, según se les ocurra mover los piolines de los cuales nos sujetan, en un sentido o en otro.
* Miembro de la Asociación Israelí de Escritores en Lengua Castellana (AIELC). * Miembro de Escritores Club (Agrupación de Escritores Independientes de Habla Hispana). * Asesor de la Academia Filosófica Hebrea "Sinaí".
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