Han pasado sesenta y cinco años juntos y ahora que Zoya, la esposa del protagonista, va a dejar este mundo, Georgi, él, hace balance de su vida y relata al lector cómo conoció a su mujer y todo lo que han pasado ambos que es, créeme devorador@, mucho.
Y es que, la obra de Boyne es un drama sí, pero sobre todo es miedo y también lágrimas. Georgi vive en un pueblo de Rusia. Digamos que su ambiente familiar no es el mejor aunque sus hermanas lo son todo para él, en especial una de ellas, Asya. Un día, casi sin darse cuenta, salva la vida a un primo del zar Nicolás II y el destino quiere que él sea el elegido para proteger al hijo de éste, Alexis Romanov. Atrás deja a sus seres queridos y a un mundo de miserias.
He tardado varias semanas en acabar la novela pero no porque no me haya gustado, todo lo contrario, me ha entretenido, lo que ha pasado es que cuando tenía tiempo para leer no tenía ganas y cuando me apetecía no tenía tiempo. Días "raros", como véis.
El estilo de Boyne me ha atrapado y aunque hay múltiples saltos temporales, pues construimos la vida de los dos protagonistas muy poco a poco, trozo a trozo, no me ha resultado complicado seguir la historia, una historia cuyos protagonistas guardan un secreto muy grande que el lector intuye pero que no puede confirmar hasta el final.
Si os digo la verdad, pienso, como el escritor, que Anastasia pudo no ser asesinada a manos de los bolcheviques como le ocurrió a sus hermanos y a sus padres a pesar de que parece ser que se demostró mediante pruebas de ADN que Anna Anderson, la mujer que decía ser ella, no lo era pero, pregunto, si no era la Gran Duquesa, ¿cómo sabía tanto sobre la familia, cosas que nadie más podía conocer a no ser que hubiese vivido con ellos?
¡Saludos devorador@s!