La Anatomía de una caída del título hace referencia a la premisa de la película: la investigación de la muerte del marido de la protagonista, con la duda permanente que mantiene el espectador acerca de si se trató de un asesinato o un suicidio. Lo más interesante del juicio posterior es dilucidar la verdadera naturaleza de la relación entre los dos miembros de este matrimonio. A él le embargaba un sentimiento de culpa desde que el accidente que dejó a su hijo con serios problemas visuales. Desde entonces la convivencia parece cimentarse en continuas discusiones derivadas, entre otras cosas, de la falta de inspiración de él como novelista. La disección detallada de esta relación matrimonial es posible porque él se dedicaba a grabar audios de las peleas (con le excusa de conseguir material de inspiración literaria) y este material sale a la luz en el juicio. Aunque dichos audios dejan claro que la relación entre ambos se había convertido en un infierno, dejan en un callejón sin salida la decisión acerca de la inocencia o culpabilidad de ella. Mientras tanto, al espectador se le muestra el proceso judicial francés, que difiere notablemente del norteamericano que estamos acostumbrados a contemplar en tantas producciones de Hollywood. Una película muy bien rodada, pero que sufre un lastre notable por su extensa duración.