Ancares, final del Camino de La Vuelta 2014 de Ciclored

Por Rafael @merkabici

La Vuelta a España 2014 terminó para el Team Ciclored en la cima de Ancares. Nuestro final O Camino particular era en la cima Chava Jiménez, qué mejor sitio. Y para celebrarlo preparamos una etapa maratón para nuestros amigos australianos. La idea era sencilla. 135 kilómetros desde el Parador de Monforte de Lemos hasta Ancares por el mismo trazado de la Vuelta. Es decir… 3.600 metros de desnivel.

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Era una bella locura y una gran despedida tras 20 días en bicicleta, pero había que hacer grupos. Como suele pasar no todos los ciclistas tienen el mismo nivel y sólo elegimos a cinco para cumplir con el reto. Al resto les quedaba un recorrido nada sencillo. 50 kilómetros con Folgueira das Aigas y Ancares y 2.000 de desnivel.

Lo primero era la preparación psicológica y física. Buena cena en el Parador de Monforte, desayuno temprano y salida a las 08.00, para que ningún contratiempo pudiese dejarnos sin cumplir el objetivo. Mark, Ashley, Shannon, Tom y Ken eran los elegidos para el reto y por la mañana sonaba la banda sonora de Rocky… Se antojaba un día grande.

]Y para que el reto se pudiera cumplir había que contar con todo el Team Ciclored. Argoitz se iba a encargar de dirigir al resto del grupo por las carreteras de Ancares y Dani Azagra de pilotar la furgoneta de apoyo mecánico para que ninguna avería pudiese dejar a alguno de los aussies sin coronar su final del Camino. A mi, como he escrito, me tocaba pedalear, la parte más lúdica y que hubiese sido imposible sin el Team.

Primeros kilómetros de ‘falsos llanos’ españoles camino de Sarria en los que tuve que frenar las ansias de alguno. ‘Quiet, quiet’. El primer puerto real estaba camino de Becerreá. Suave, constante e ideal para ir cogiendo ritmo, porque desde allí no iba a haber ningún descanso.

En Becerreá traguito de agua y hacia el Alto de O Lago, primero puntuable. Buena carretera y en la cima nos encontramos con el Team Ciclored, que estaban preparando las bicis para el resto nuestros amigos australianos. Todavía nos quedaba uno de esos puertos no puntuables para entrar en el terreno verdadero de montaña, que empezaba en Navia de Suarna.

Hasta allí llevábamos 100 kilómetros y 1.200 metros de desnivel. Sólo un calentamiento para el inicio de la etapa real. Por delante, 38 kilómetros y más de 2.000… ciclismo en estado puro.Tocaba volver a dividir el grupo. Folgueira das Aigas era demasiado duro y por delante nos fuimos Ashley, Tom y yo. El resto tenía que ir más lento para ahorrar fuerzas camino de Ancares y avituallar en la furgoneta de Will, que ya les había alcanzado con el resto de ciclistas.

Subida fuerte a Folgueira en uno de esos puertos que se prestan a ir muy deprisa. Eso sí, con un repecho final al inicio de la bajada de esos que te dejan las piernas temblando. Era el último reto antes de Ancares. Traguito de agua en el descenso tres kilómetros llanos e inicio.

Ancares comenzaba con dos rampas del 12%, pero aceptables. Los problemas comenzaron a 10 kilómetros de meta. Giro a la derecha y arranca el infierno. Tres kilómetros brutales con carretera estrecha, rampas siempre por encima de los dos dígitos y asfalto rugoso. Sufrimiento extremo y todo el desarrollo metido. Psicología fuerte para no bajarse de la bicicleta.

El gran problema llegaba a siete kilómetros de meta. Un descansillo al 9%, las piernas vacías, el pulso a mil y todavía un largo trecho para terminar el puerto. Repaso mental rápido al libro de ruta… ¿seguro que había un llano? ¿Dónde? Imposible de encontrarlo. Sólo las voces de los aficionados en la cabeza y a continuar con el sufrimiento. Solo dos horas después, los ataques de Purito y Froome en ese trecho nos dejaban a las claras que estos ciclistas están hechos de otra pasta.

El ‘llano’ a tres de meta servía para respirar y afrontar el último kilómetro y medio al 12%. El depósito estaba ya en números rojos después de 20 días de bici y más de 1.400 kilómetros en las piernas… así que cabeza a abajo y en busca de la cima de Ancares. Arriba. Fiesta, Zona Vip y caras de felicidad conforme cada uno de los 20 australianos iban coronando su final de O Camino.