Ancestros personales, un estudio de mi ADN personal

Por Daniel Paniagua Díez

Descubriendo a mis ancestros familiares.

En semanas pasadas contraté un test de A.D.N. con una empresa británica, LivingDNA; ya me llegaron los resultados y los comparto con ustedes. En antecedentes les expongo que soy el típico español rubio y de ojos azules, con ocho apellidos leoneses, así que nunca tuve dudas sobre mi procedencia. Pero estos modernos test rastrean tus genes miles y miles de años atrás.

Básicamente: soy lo que de niño nos decían Los Celtíberos, esto es: español, español, español; pero con unas notas añadidas, muy curiosas. Vean

Su firma de línea materna pertenece al grupo J1c.

Este haplogrupo surgió en una mujer hace aproximadamente 16.500 años. Aunque no es muy claro, se cree que su línea materna surgió por primera vez en el Mediterráneo oriental y partes del sur de los Balcanes durante el final de la Edad del Hielo.

Es posible que las migraciones se hayan visto limitadas en este momento por el clima severo. Se cree que los portadores de su haplogrupo permanecieron en gran parte cerca de la ubicación de origen hasta el Neolítico (Nueva Edad de Piedra). Para entonces, las poblaciones portadoras de J1c comenzaron a extenderse por el resto de Europa (Hay, 2016). La línea materna J1c se ha asociado con la línea paterna E-V13 y J2b. Es posible que los grupos se mezclaran durante las expansiones neolíticas.


Hoy en día, J1c se encuentra en gran parte de Europa y en bajas frecuencias en el Cercano Oriente. Es más común en Eslovenia, Ucrania, Hungría y Grecia. No se encuentra en ninguna parte en frecuencias extremadamente altas, pero es detectable en un vasto radio en toda Europa.

J1c se ha descubierto en los restos de agricultores neolíticos hasta Anatolia (Mathieson et al., 2015). Esto proporciona evidencia de migraciones de J1c fuera de Europa y muestra la conexión de su línea madre con la expansión de la agricultura.

La Era Neolítica marcó un cambio en la forma de vida de la humanidad de forma indefinida. La agricultura no solo significó un nuevo patrón dietético, sino que formó la base para apoyar a más personas en menos tierra. La gente ya no tenía que buscar y cazar únicamente para sobrevivir.

Estos pueblos migraron milenios más tarde hacia Los Países Bajos y después se dividieron en dos grupos, uno pasó a La Gran Bretaña y el otro hacia La Península Ibérica. Es lo que generalmente llamamos Los Celtas.

Esto es por parte de mi familia materna; entre ellos se llamaban Los rubios del Torío, pues básicamente eran un grupo de familias que vivían, desde siempre, en la cuenca de ese río leonés.

Su firma de línea paterna pertenece al grupo R-P312.

R-P312 a veces también se denomina R-S116 o R1b1a1a2a1a2. Es una subrama de la línea paterna R1b, que en sí misma es la línea paterna más frecuente que se encuentra en Europa Occidental (ISOGG 2018). Sin embargo, R1b y muchos de sus subclados (incluida su línea paterna R-P312) no se originaron en Europa occidental, sino más al este. R1b probablemente se propagó desde Asia occidental (Myres et al. 2011) en algún momento después de la invención de la agricultura en el Cercano Oriente hace aproximadamente 10000 años (Balaresque et al. 2010).

Desde Anatolia, es probable que lo llevaran los pastores itinerantes (personas que pastoreaban y se trasladaban con el ganado) hasta la estepa póntica, en las actuales Rusia y Ucrania. Aquí, se formó una cultura protoindoeuropea, que luego ingresó a Europa a través de los Balcanes (Balaresque et al.2010) y alrededor de las costas del Mar Negro (Hay 2018).

Así, R1b fue trasladado a Europa durante las primeras etapas de la Edad del Bronce. Una rama de la migración indoeuropea se extendió por Europa occidental, razón por la cual esta línea paterna es tan frecuente aquí hoy. Otras ramas de las migraciones indoeuropeas se extendieron a Europa del Este, y algunas, a través de la meseta iraní, y luego al subcontinente indio. Es por eso que personas de todos estos países comparten la misma familia lingüística hoy.

Una de las principales tendencias en la última década de la arqueología es un enfoque renovado en la importancia de la estepa euroasiática. Una enorme extensión de tierra que se extiende desde Europa del Este hasta Xinjiang, la estepa ha sido durante mucho tiempo pasada por alto como un lugar importante para la prehistoria de la humanidad hasta ahora.

Los recientes avances genéticos, lingüísticos y arqueológicos han revelado que la patria de un pueblo ahora conocido como indoeuropeosse encuentra en los bordes occidentales de la estepa, en la actual Ucrania (Haak et al. 2015). Si te metieras en una máquina del tiempo y viajaras a los primeros días de los indoeuropeos, probablemente no pensarías que están destinados a mucho. Pasaron la mayor parte de sus días siguiendo y cuidando rebaños de ovejas, ganado y caballos a través de los pastizales, y aparentemente no estaban organizados a través de ninguna autoridad central (Bouckaert et al. 2012).

Sin embargo, estas personas, con su inclinación por los carros con ruedas, la poesía heroica y la adoración de un dios celestial paternal divino, se extendieron por Europa y Asia occidental, llevando su idioma y costumbres hasta las costas atlánticas de Francia en el oeste, y el Montañas del Himalaya y de la India en el este (Bouckaert et al. 2015). Se debate mucho sobre cómo y por qué los indoeuropeos tuvieron tanto éxito, pero su legado hoy se puede encontrar en las muchas personas con una línea paterna R1b en Europa occidental (Myres et al. 2011).

Por parte de padre soy también celtíbero, con un 1,4 por ciento de íbero, de ahí que muchos de mis familiares sean de pelo castaño e incluso negro, y también el color de los ojos. Pero tengo un casi un 5 por ciento de genes arios (ya sé que nombrarles así a mucha gente esto le repatea después de las monstruosidades que cometieron los nazis, que de arios tenían cero patatero) En fín indoeuropeos, que de las estepas del sur de Rusia y Ucrania unos marcharon hacia El Tibet y La India; otros hacia la Península Ibérica, y después dieron el salto a Irlanda y después a Escocia.

De aquí provienen los mitos irlandeses como Los Hijos de Mil y otros.

Efectivamente, la misma gente en el noroeste español que en la verde Irlanda y las maravillosas montañas de Escocia.

Ahora entiendo el por qué Sean Connery me parecía genial haciendo de caballero español en la película Los Inmortales. Parecía talmente mi abuelo Manuel El Español. 

Resumiendo: para encontrar a mi mamá ancestral tendría que viajar al norte de Los Balcanes, sur de Los Alpes, y dar con un bellezón similar al de la foto.

No pierdan de vista este detalle: esa gente J1c construyeron las misteriosas Pirámides de Bosnia, ¡mucho antes del Diluvio Universal! Milenios más tarde, ya en la península ibérica serían los que construirían la Cultura Megalítica local.

Que tenía yo mucho de antediluviano era una sospecha que me perseguía. Ya no sospecho, estoy seguro.

¿Qué les ha parecido mi rastreo por los ancestros? ¿Por qué no se anima usted a hacer el suyo? Puede haber sorpresas muy interesantes.


Daniel Paniagua Díez