¡Anda Qué No!

Publicado el 14 diciembre 2014 por Siguelashuellas

Caseta de Observación sin los Bancos

¡Anda Qué No!

Lo dicho, aquí, en este Badajoz nuestro, en ciertas cuestiones sería fácil ganarse la vida como adivino con la certeza de no quedarse con el culo al aire, jamás.
La primera en la frente. Con lo bonito que estaba el paseo, con lo medianamente decente que se mantenía, zás, gamberros sueltos, sin bozales ni cadenas ni nada, sin maniatar, una pena porque aprovechando que por esas zonas del Guadiana de noche no pasa ni el Tato pues, a hacer de las suyas, a arrancar los bancos del observatorio de aves, a llevarse las maderas de un lateral, que esos muebles urbanos son demasiado finos para nosotros, y los malditos tan felices de haber concluido con bien otro objetivo. Tan contentos…y lo peor, que el Gran Paseo que parece estar ya a puntito de caramelo, esperándolos con los brazos abiertos, cuajaditos de objetivos a derribar.
En Badajoz los gamberros son un lacra capaces de arrasar con todo, no hacen ascos a nada, llámese caucho de parques infantiles, llámese tapaderas de imbornales y alcantarillas, que alguien, quiero pensar que algún Organismo, para evitar que los coches se metan de lleno en esas trampas, han sembrado un sinfín de neumáticos emergiendo de sus bocas destapadas, y que en el polígono industrial son tantos que parece un experimento de decoración futurista, aunque imagino que en el fondo tal despegue de medios conlleva menos bondades de las que las que en un principio, ingenuamente, presupuse. Ahora doy por seguro que tras ese despliegue de neumáticos avisando del peligro se oculta un fondo más prosaico: ahorrarse unos cuantos y bueno euros en posibles indemnizaciones.
Quizás los bancos de las casetas de madera se los han llevado las propias autoridades para prevenir, para evitar que los gamberros sigan desmantelándolas, o puede que esto solo sea un primer aviso. Ya pasó en los primitivos caminos que conducen al azud, que también una vez fueron nuevos y bonitos, cuajados de farolas que iluminaban, de papeleras y bancos que mas tarde acabarían como todos sabemos, formando parte de un paisaje más propio de una peli de zombis que de perderse en plan sereno en una tarde de recreo.
Espero que tomen nota, que se lo curren, que se den cuenta de lo que la gente corriente sabemos, que sale mejor pagar uno o dos o tres sueldos que confiar en la buena suerte, no vaya a ser que si por esas cosas tan de andar por estos lares la buena suerte falla, tengamos que volver a empezar gastando miles de euros en rehabilitaciones que podrían haberse evitado con un toquecito de clarividencia. Por decirlo finamente.
  • Maria Penís