Así es como el 28 de febrero se convierte en una fecha festiva en el calendario regional, aunque este año se presente como una oportunidad más reivindicativa que conmemorativa. Tanto el PSOE (partido socialista que gobierna la Comunidaddesde siempre en democracia) como Izquierda Unidad (los socios comunistas en la Junta), acudirán unidos a las manifestaciones convocadas en todas las capitales andaluzas junto a los sindicatos. Una piña de la que se quedan aislados los representantes del Partido Popular, los conservadores en el Poder central que implementan medidas reformistas y de recortes que serán objeto del rechazo de los manifestantes.
Para unos, este día recupera aquel espíritu reivindicativo primigenio que exigía para Andalucía la misma consideración que el resto de nacionalidades y que hoy sirve para denunciar el agravio con que la trata el Gobierno de Rajoy, al que se acusa de intentar doblegar la voluntad de una tierra que se resiste a ser gobernada por la derecha.
Y para otros, la jornada está siendo utilizada para confrontar con las políticas que emanan de Madrid y ejercer oposición desde la Junta de Andalucía, único reducto, además del Principado de Asturias, en el que la izquierda conserva cierto poder.
En cualquier caso, el Día de Andalucía continúa siendo una efemérides que impulsan y celebran los intereses políticos regionales, tanto en la oposición como en el Gobierno, sin que constituya, afortunadamente, la expresión de un verdadero sentimiento nacionalista de la población, ajena a diseños territoriales y al reparto de parcelas de Poder. Lo que no quita que se agradezca que se pueda disfrutar de un día festivo más en el calendario