https://editorialbarrett.org/tienda/narrativa/panza-de-burro/
El lenguaje como erupción de volcán, río de lava que avanza sin importar mucho adónde va a parar y que no deja nada como estaba, a nadie indiferente. Panza de burro es la historia de una niña que está enamorada de otra niña narrada con un estilo prodigioso y vivo, borboteante, barroco y neologismo (o naturalismo fonético-millennial, según se mire), como si conectara con aquella corriente latinoamericana (boom, indigenismo, costumbrismo) que apenas se desarrolló, me parece, de este lado del charco.
"Veía a Isora en todas partes. La veía colgada de las paredes, como a una virgen chiquitita tallada en tea, como a la Virgen de Candelaria la veía, desnuda, flotando, como la virgen sin ropa que no es más que un palo seco con una cabeza espichada. La veía como una alucinación de antes de dejarme dormir, era un fantasma arrastrándose por los cuartos, aullando canciones tristes de Aventura a las tres de la mañana. Tenía a Isora como metida en una pantallita de tele delante de los ojos a todas horas, como una foto brillante. La imaginaba estregándose contra los bordes de las puertas. Veía los Ranger de Texas y cada poco me giraba por si estaba detrás de mí, rozándose el pepe contra los cojines de los sillones. Oía ruidos, me asustaba. Isora era una perra escondida en los cuartos cerrados, la sentía jariada dentro de mi cabeza, la punta húmeda del jocico rozándome la columna vertebral, erizándome los pelitos rubios que crecen en los bordes de la espalda."